Sarah Mancini
Mis ojos se abren por la luz que entra de la ventana de la habitación de Zayn. Me despierto con una sonrisa.
Anoche fue... wow, fue increíble.
Justo ahora estoy con mi ropa interior y una remera de Zayn, me giro en mi lugar en la cama para ver el rostro de mi novio. Parece muy sereno y tranquilo, sus pestañas son ligeramente encrespadas y sus labios carnosos se ven muy bien como para posar mis labios en ellos.
Inconscientemente mi mano sube y se posa sobre su mejilla, acariciándolo un poco, pero me aparto de inmediato cuando comienza a despertar, finalmente no lo hace.
Me pongo en pies y voy a la cocina, busco algunas cosas en la estantería y comienzo a preparar el desayuno.
No puedo creer todo lo que sucedió anoche. Zayn fue increíblemente tierno y nunca creí que podría disfrutarlo tanto, realmente me sentí feliz. Compartir aquel momento tan íntimo y luego dormir juntos, despertar a su lado... ha sido realmente maravilloso. Aún mientras preparo el desayuno siento las mariposas en mi estómago, ¿Es normal eso? No tengo idea, pero me gusta. Me gusta sentirme así y en serio me gustaría tener mas tiempo para poder disfrutar momentos como este.
De pronto comienzo a sentirme un poco mal, aunque no demasiado. Siento frío y calor al mismo tiempo... maldita leucemia. Mi respiración se acelera, pero lo ignoro.
Camino al lavaplatos para limpiar unas frutas, pero entonces tengo que detenerme en seco, llevo mi mano a mi frente y mis manos pierden fuerza, por lo que el plato con frutas se me cae al suelo. Me tambaleo un poco y me sostengo de la isla de la cocina para no caer. Tengo frío y me siento mareada... quiero vomitar.
Siento el líquido derramándose por mi nariz.
—¿Sarah?
Mis ojos se vuelven llorosos. No... no, ¡No ahora!
Duele. Duele todo, duele mucho... no lo soporto.
—Sarah, ¿Qué te ocurre?
Casi caigo una vez más, pero Zayn se acerca rápidamente a mi y me sostiene.
Se lo que va a suceder.
Me voy a desmayar, me llevará al hospital y lo sabrá todo... y ya no tengo fuerzas para decirle nada antes de que eso suceda.
—Lo lamento tanto— susurro sin fuerzas, su semblante confundido me rompe el corazón.
Mis ojos comienzan a cerrarse lentamente.
Zayn Sanderson
Mierda.
Una alarma en mi cerebro se enciende inmediatamente.
Me apresuro a tomar a la italiana en mis brazos y camino al dormitorio, solo le pongo sus jeans que llevaba puestos ayer y luego corro fuera del departamento después de pedir un taxi, que menos mal no tarda en llegar. Le pido ir al hospital y el señor acelera.
Miro a Sarah en mis brazos, dormida y con sangre saliendo de su nariz, intento secársela con la manga de mi sudadera.
Mi corazón palpita exageradamente rápido... estoy preocupado. Muy preocupado y siento como el calor sube a mi cabeza.
"Lo lamento tanto"
¿Por qué siento que esa disculpa se refiere a algo realmente serio?
Veo sus manos y entrelazo sus dedos con los míos. Su piel está muy helada y sus brazos llenos de hematomas... trago grueso.
Sarah tiene que estar bien. Tiene que estarlo.
¿Por qué estoy tan preocupado? Ella estará bien.
Cuando llegamos al hospital, le pago rápidamente al señor y este dice "Espero que todo esté bien". Me apresuro a llevar a Sarah a urgencias y gracias al cielo no tardan en atenderla, me quedo en sala de espera un par de minutos. Eternos minutos en los que no dejo de caminar de un lado a otro.
Esto ya ha pasado antes. Es porque tiene anemia, ¿No? Eso es todo, ¿Por qué mierda estoy tan asustado?
Sarah tiene que arreglar el asunto de la anemia rápido. Muy rápido.
Entonces, veo que sacan a Sarah de la habitación en una camilla y la mueven rápidamente. El doctor sale después y me acerco rápidamente a él.
—¿Qué pasa? ¿A dónde la llevan?— pregunto rápidamente.
—En estos casos es muy importante que el doctor de la paciente la atienda. El cáncer es diferente en cada persona, yo no puedo atenderla correctamente si no conozco a la perfección su situación e historial.
Frunzo el ceño— Ella no tiene cáncer.
—Lo que encontré fue un rastro de leucemia y un osteosarcoma. Lo lamento mucho, nos hemos comunicado con el número que nos dio de su tutora legal y la llevaremos al hospital donde está su doctor, él podrá atenderla.
El doctor sigue caminando y yo me quedo casi paralizado.
No... no, no. Esto no puede ser cierto.
Sarah Mancini
Despierto en la habitación de un hospital, al principio me siento un poco aturdida y perdida, pero luego lo recuerdo todo.
Lo primero que veo es a Liam mirando por la ventana.
—¿Liam?— pregunto y se gira verme de inmediato.
—¿Cómo te sientes?— pregunta rápidamente acercándose a mi.
—Bien, estoy bien. ¿Zayn...?
Me mira un par de segundos, preocupado y en silencio.
—No... no, dime que no se enteró así, dime que...
—Sarah...
La puerta de la habitación se abre, interrumpiendo a Liam. Es el doctor.
—¿Cómo te sientes, Sarah?
—Estoy bien.
—Y estarás mejor— dice comenzando a revisar unos exámenes. Frunzo el ceño.
—¿Cómo?
—Tu tratamiento ya está pagado. De ahora en adelante tienes esperanzas... tienes que pelear contra esto y puedes hacerlo, Sarah.
Las palabras del doctor me confunden y no puedo evitar mirar a Liam... su mirada no me dice nada.
—No tenemos el dinero, si el tratamiento no sirve no voy a dejar a mi tía en la-
El doctor me interrumpe.
—No lo pagó ella, Sarah.
Frunzo el ceño— ¿Entonces quién...?
Siento un movimiento, nuevamente en la puerta de la habitación.
Es Zayn. Se ve jodidamente cansado, tiene ojeras bajo sus ojos y también puedo notarlo en su postura caída y encorvada con las manos en los bolsillos de su sudadera.