– ¿En dónde estamos? – Dijo Sarah echando un vistazo a sus alrededores.
– ¿Notáis el cansancio? ¿O solo soy yo? – Dijo Eric bostezando y tirándose al suelo al instante.
– No eres el único, estoy cansada y más apagada de lo habitual, no tengo ganas de hacer nada, ¿paramos a descansar un poco? –Dijo Katherine mientras también bostezaba.
– Tenemos que avanzar – dijo Sarah con voz apagada y sin ganas –. Vamos allí – señaló a un terreno que había a 200 metros en el que había césped en el suelo y parecía haber algo en medio –. Parece que hay algo – dijo bostezando.
– ¿No podemos descansar? – Se quejó Katherine mientras seguía bostezando.
– Tenemos que seguir avanzando, no podemos pararnos – ordenó Sarah de una forma apagada y cansada.
A Katherine no le apetecía nada, pero empezó a andar a paso tortuga, cansándose más por cada metro que recorría. Sarah la iba a seguir cuando vio que Eric seguía tirado en el suelo y no se había levantado.
– ¡Eric! – Gritó Sarah como pudo –. Mueve el culo.
Pero nada, no se levantó, lo único que escuchó por parte de él fue el típico gemido que das cuando alguien te despierta de la cama, significando que le daba todo igual y que solo quería descansar.
– ¡Eric! – Volvió a gritar Sarah, cansándose más –. Vamos.
Pero nada, seguía tirado en el suelo y con pinta de que no se iba a mover ni un centímetro, así que Sarah tenía que hacer algo para poder moverle.
– Katherine – la llamó –. Ayúdame a llevar a Eric.
– No quiero, estoy cansada – se quejó Katherine mientras intentaba hacer un gesto con sus manos, pero no podía por el cansancio que tenía.
– Katherine, si queremos salir de aquí tenemos que moverle – la respondió Sarah haciendo un esfuerzo para quitarse ese bajón que tenía, pero no lo logró.
Katherine gimió y con su paso tortuga se dirigió hacia la posición de Eric acompañada de Sarah. Cuando llegaron hacia él intentaron ponerle de pie, pero no podían, ya que el impedimento que ponía él hacía imposible levantarle. Así que optaron por la otra opción que tenían, tirar de él. Así que lo hicieron, empezaron a arrastrarle, cada una tiraba de un brazo como podían, ya que si antes estaban cansadas, ahora estaban sin ganas y pensando en tirarse al suelo al igual que Eric. Pero gracias a la insistencia de Sarah y a la ayuda de Katherine, poco a poco fueron avanzando hasta llegar al sitio que quería Sarah.
Cuando estaban a punto de llegar, Sarah se dio cuenta de que el césped que había era de un color muy vivo y que el terreno por el que se esparcía era un círculo perfecto. Siguieron caminando hasta ese curioso lugar, cuando todos pisaron aquel raro césped, las caras de cansancio, de no tener ganas y de no querer hacer nada se esfumaron y volvieron a ser ellos mismos. Hasta Eric, que se levantó como si hubiera tenido una pesadilla.
– ¿Qué acaba de pasar ahí? – Se extrañó Eric –. Estaba con un cansancio que no he tenido en mi vida.
– Este lugar es muy raro… – Dijo Katherine echando un vistazo a su alrededor.
– ¡Allí! – Señaló Sarah hacía una especie de roca que había justo en todo el medio.
Todos se dirigieron hacía la piedra y cuando llegaron se dieron cuenta de que había un mensaje pintado con tiza en todo el medio y que había cuatro agujeros justo en la parte más alta de la roca.
– ¿Un mensaje? – Advirtió Katherine empezando a leerlo en alto –. Bienvenidos a las 4 zonas, si habéis llegado hasta aquí significa que habéis conseguido huir de vuestro peor enemigo. Si queréis salir de este infierno y seguir vuestro camino hacía el castillo, tenéis que conseguir las 4 esferas. Cada esfera está situada en un templo que hay en las 4 zonas, zona del cansancio, zona de la agresividad, zona de la tranquilidad y zona de la verdad. Cuando lleguéis al templo, tendréis que pasar una pequeña prueba para conseguir la esfera. Una vez que las tengáis todas y las insertéis en los huecos vacíos de arriba, se abrirá el camino que les llevará al castillo. Por último, tendréis 24 horas para conseguirlo o seréis desterrados hacia otro infierno.
– Por eso estábamos tan cansados… – Dijo Eric mirando por dónde habían venido.
– Tenemos que conseguir esas esferas como sea, no quiero volver a un infierno… – Dijo Sarah echando un vistazo a los agujeros en dónde tenían que dejar las esferas.
– 24 horas… – Dijo la voz baja Katherine mientras releía el mensaje –. ¿Por cuál zona empezamos?
– ¿Por la que hemos venido? Yo creo que es la más difícil y más que puede sacarnos desquicio – dijo Sarah mirando a los dos.
– Yo soy el peor que lleva esa prueba… Puedo ser un incordio, ¿y si me quedo aquí? – Les propuso Eric.
– No puedes hacer eso, no sabemos si te vamos a necesitar en el templo, quien sabe a qué tipo de prueba nos vamos a enfrentar – justificó bien Sarah su necesaria presencia.
– ¡Pero yo soy el más débil en esa prueba! Si de por sí estoy cansado ya… Ahí dentro ni te cuento – intentó defenderse Eric.
– Lo sé Eric, pero te necesitamos – dijo Sarah mirando a Katherine –. Yo te necesito – le miró ahora a él.
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Editado: 19.05.2024