Mirando el cielo a mitad de la noche, comencé a sentir que el aire me faltaba, pequeñas lagrimas traicioneras empezaron a salir de mis ojos, recorriendo así mis mejillas. Sentía que me ahogaba pero, continuaba observando las estrellas brillando. Seque mis lágrimas con las manos, estas temblaban sin control; no podía controlar mi cuerpo.
Apenas y podía respirar correctamente, sentía cada uno de mis latidos… Imágenes del día en el cual te perdí, llegaron a mi cabeza, llevaba años negándome a sentir ese dolor y ese vacío que nos dejaste, así, aunque no quisiera, me permití llorar.
Un pequeño sollozo basto para quebrarme, llore lo más fuerte que pude. Luego de hacerlo, regrese a mi habitación y una oscuridad absoluta invadió mi vida, me recosté y me dormí.