Semana 6 en el reino.
Las cosas entre David y Ariel habían mejorado, de hecho, dormían juntos, pasaban tiempo juntos e incluso hablaban como una pareja. Todo esto bajo la tutela de Emily, aunque David supo que había pasado los límites establecidos por su novia, ya que como era de esperar, la fue sustituyendo por Ariel. Aunque a pesar de esto último, David se veía con Emily con más frecuencia que antes y siempre acababa de la misma manera, besándose. ¿Entonces qué le pasaba? Tendría que averiguarlo pronto…
Aquella mañana se despertó bajo la atenta mirada de Ariel, que se había despertado antes y que le había estado observando desde cerca.
– ¿Has estado mirando como dormía? – David intentó girarse en la cama hacia el otro lado, pero ella se lo impidió al agarrarle.
– Eres muy mono, ¿sabes? – Le dijo ella.
– Ajá – David abrió los ojos de nuevo y la vio de cerca.
Normalmente diría cualquier para poder escaparse, pero por primera vez en seis semanas, se quedó ahí quieto hasta que ella le beso suavemente y poniendo las manos en la cintura de él. Haciendo que David se ruborizase, ya que Caín le había incitado unas cien veces que tuviesen un hijo ya, que no podían tardar y que la población lo vería extraño. Pero David sabía que aún era pronto y que no había ningún problema en retrasarlo lo máximo posible. Pero tal y como estaba ahora mismo Ariel, y por los movimientos que hacía, acabó sucediendo.
Más tarde…
Ambos estaban tumbados en la cama, mirando hacia arriba y con la excitación en las nubes por lo que había sucedido, aunque por fortuna para David, alguien llamó a la puerta.
– ¿Sí? – Gritó David desde la cama.
– Soy Lucas. Debemos de hacer eso – le dijo desde el pasillo.
– Mierda… – Refunfuñó al haberse olvidado de eso –. Te veo en el comedor, bajo enseguida.
– ¡Vale! – Lucas se marchó de allí y David se levantó de la cama y se fue directamente al baño para darse asearse.
– Espera, te acompaño – Ariel se levantó de la cama desnuda al igual que él y se fue también hacia el baño.
– Seré rápido, Ariel. Es importante lo que tengo que hacer ahora – le advirtió él.
– ¿Algo importante? Si hoy solo tenías peticiones – le comentó ella mientras le seguía.
– Tengo que hacer una visita política nada más – David abrió el grifo de la bañera y dejó correr el agua.
– ¿Por qué no me lo has contado? – Quiso saber Ariel.
– No es nada importante – mintió David –. De hecho, si te lo hubiera dicho, te habrías querido venir conmigo…
– ¿Y sin aun quiero ir? – Le incitó ella.
– No lo vas a hacer, ya que hoy te vas a encargar de la agenda de peticiones. De hecho, cuando lo hice oficial, se ha apuntando gente que no he visto nunca… Imagino que será por ti…
– ¿Y crees qué voy a ser capaz de manejar eso? – Ariel se veía asustada.
– ¿Cómo dudas de eso? – David cerró el grifo –. Pues claro que sí. De hecho, confío en ti para que tomes las decisiones correctas – metió la pierna derecha en la bañera.
– Pero…
– Me has visto como hacerlo durante todo este tiempo, Ariel – metió la otra pierna y seguidamente se sentó en el lado norte de la bañera –. Sabes cómo funciona y lo que hay que hacer, así que confío plenamente en ti.
– ¿Y si no están de acuerdo conmigo? – Ariel se metió rápidamente en la bañera y se sentó frente él.
– ¿Crees qué todo el mundo está de acuerdo conmigo? – Le miró a los ojos –. No, pues ya está, no te preocupes por eso. Son decisiones que hay tomarlas aunque sean muy malas…
Minutos después…
David y Ariel entraron en el comedor directo a desayunar bajo la atenta mirada de Lucas.
– ¿Aun no habéis desayu… – Dejó Lucas a medias la frase –. Está todo preparado para ir hacia allí.
– Muchas gracias, Lucas – asintió David sentándose con el desayuno servido.
– ¿Podéis decirme a qué sitio vais? – Ariel se quedó de pie, entrelazó los brazos y miró a los dos de manera desafiante.
– No hace falta que te pongas así – David comenzó a desayunar.
– ¿Cómo quieres qué me ponga, si no me lo cuentas? – Masculló ella.
– Tan solo vamos a ir a la biblioteca…
– ¿Qué? ¿Esa es vuestra visita política? – Ariel abrió los ojos de par en par.
– Tenemos una biblioteca muy grande e importante y a la que la gente no va – pausó –. Y esto último queremos cambiarlo, así que… Que mejor que una visita oficial para incentivar a los demás y de paso poder reformarla.
– ¿Y para que quieres hacer eso? – Ariel no se lo creía.
– Para hacer que la gente sea más culta – se inventó Lucas.
– Exacto – David miró a su amigo y seguidamente siguió disimulando.
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Editado: 17.07.2022