Sabía que tenía que apresurarme en ir al correo y enviar el Cd que había comprado para Andy, pero todo en mí se negaba a hacerlo. Desenvolví el paquete en donde venía envuelto el Cd de aquella banda extraña y lo puse a reproducir en mi equipo de música que tenía en mi habitación. A Andy no le importaría que lo hubiera escuchado antes de regalárselo.
Para mi desgracia, aquella banda era malditamente buena. La escuche toda la tarde después de llegar de clases y me senté en el asiento del escritorio para averiguar más sobre esta banda en internet. Terminé por descargar otro disco y me aprendí las 3 primeras canciones del disco que había comprado. A Andy no iba a gustarle el disco, o por lo menos no de la misma forma que a mí me gustaba.
Tal vez es más conveniente mandar una bufanda por correo que un Cd que podría romperse.
Al día siguiente, eso fue lo que hice, Carter me acompañó al centro comercial y compré una bufanda y la envié por correo junto a un dibujo que había hecho de Andy durante las últimas semanas. En aquel dibujo había retratado su rostro y su cuerpo abrazado al mío mientras caminábamos por el parque, esperaba que él lo amara tanto como yo.
El costo de envió me había resultado aún más caro que el propio regalo, pero acepté pagarlo de todas formas, ya que sabía que Andy sonreiría al momento de ver el paquete con mi nombre.
Carter se aferró de mi brazo izquierdo y juntas caminamos por las calles hasta llegar a la misma galería en donde había comprado el Cd de Blink 182, inmediatamente me quede de piedra al notar que Carpi pretendía entrar a la misma galería.
Pasamos por afuera de la tienda de música y yo concentré mi mirada en cualquier otra cosa hasta entrar a una librería a la cual nunca había entrado antes.
Carpi recorrió la sección de literatura juvenil con precisión, encontró uno de los tantos libros que buscaba y verificó los precios con un chico de anteojos que le servía de ayudante de compras, aunque Carpi ni siquiera le importaban las opiniones que él le dijera de los libros. Para Carter, la única opinión más importante acerca de un libro, era la suya, así que nadie podría hacerle cambiar de parecer dijese lo que dijese.
Carter compró el libro y luego salimos de la tienda. A mitad de camino me tropecé y ella casi se parte de la risa. Podía ser la chica más seria y gruñona ante otras personas, pero con nosotras su humor siempre era el mismo.
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Editado: 14.05.2019