El día viernes todo estaba patas arriba con mi madre y Phill, ambos estaban ocupados llamando y organizando todo para la noche de mañana. Si estaban así solo por la fiesta de compromiso, no quería ni imaginarme como estarían por la boda.
Busqué refugio en la habitación de Elliot, ya no quería seguir escuchando los tonos de llamadas de mi madre o de Phill. Cuando llamé a la habitación de Elliot, se demoró un mundo en abrirme.
Cuando Elliot me cerró la puerta en la cara, supe que debía pasarle algo. Él ya no era así, o por lo menos eso es lo que yo quería creer. Esperé pacientemente a que Elliot se fuese de la casa para entrar en su habitación otra vez, si algo le pasaba, debía de estar ahí. Registré sus cajones y sus veladores, pero nada, no había nada interesante. Me senté en su cama y esperé que alguien me dijese que hacer, o más bien que me dijese qué es lo que estaba buscando. Elliot había estado así toda la semana, encerrado en su habitación y muy pocas veces habíamos hablado, era un poco preocupante. Supuse que tampoco había hablado con Carter. Tal vez solo estaba estresado con lo de la boda, yo también lo había estado hace unas semanas, pero pensé que él lo había asumido mucho más rápido. No, no la boda no tenía nada que ver. Tal vez era Carter, ella podía ser un verdadero monstruo cuando se lo proponía, aunque a veces lo era sin darse cuenta. No, Carter no había sido mala con él. Maldición, no tengo idea de qué es lo que sucede y mi primer instinto siempre ha sido ayudar a los demás, pero no tengo que ser buena todo el tiempo ¿verdad? Iba a rendirme.
Cuando me levanté de la cama, algo cayó a mis pies. Miré al suelo, pero no había nada, así que me agaché y revisé bajo la cama. Mi corazón estuvo a punto de detenerse, fue un balde de agua fría.
Era una bolsa pequeña, como una bolsita de gelatina sin sabor, pero lo que había adentro me dejó sin aliento. La tomé y observé, nunca la había tenido en mis manos, pero sabía lo que era. No podía dejarla ahí, Elliot no podía estar haciéndose eso así mismo. Guardé la bolsita en mi bolsillo y corrí a mi habitación, tomé mi teléfono y marqué el número de Carter.
Carter apareció en mi habitación 10 minutos más tarde, ninguno más, ninguno menos. Lo primero que hizo fue tomar la bolsa que le enseñé y abrirla. Metió un dedo en el polvo y luego probó un poco. Hizo una mueca.
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Editado: 14.05.2019