Últimamente hasta los días lunes me parecen bonitos, aunque en la escuela el ambiente esté como un zoológico. Ese día lunes nos pusimos al día de muchas cosas, parece que fue un fin de semana bastante movido para algunas de nosotras. Carter llegó temprano a clases (el día comenzó raro), con una sonrisa en la cara (más raro aún) y con demasiada energía como para prestar atención en clases (es el fin del mundo). Cuando la campana sonó, entonces Carter pudo ponernos al día.
Elliot y ella habían hablado, lo que explicaba que Elliot estuviese mucho menos empalagoso y melancólico que días anteriores en casa, y habían llegado a la solución de ser buenos amigos. Claramente no era una resolución que nosotras esperábamos, pero Carter se veía feliz y eso podía bastarnos por ahora. Por el contrario, Ronnie no estaba tan optimista, y solo Eli podía superarla en su depresión, ambas se veían bastante mal ese día lunes.
Todas queríamos creer lo mismo que Eli, pero Carter ni siquiera fue capaz de terminar su barra de cereal y terminó botándola en el basurero.
Después de soportar todo el día las campañas de Rey y Reina, salimos de clase y casi se nos había olvidado la enfermedad de Lee. Todas teníamos planes que hacer después de clases, Eli se marcharía al hospital, Ronnie saldría junto a Jessie, Carpi manejaría hasta su casa y yo me reuniría con Cole en el parque del centro.
Cuando me encontré con él en el parque, lo primero que hizo en vez de darme un beso, fue tirarme las entradas para la graduación de este viernes a la cara. Las miré perpleja, ¿de dónde rayos las había sacado?
Cole me lo dijo con una sonrisa, pero el semblante alegre no le estaba resultando. Había algo en él que le dolía, que lo asustaba y que me hacía pensar en lo peor.
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Editado: 14.05.2019