Conduje la camioneta hasta el centro para ver mi vestido para la fiesta de graduación. Mi padre me había dado dinero suficiente esta mañana diciéndome que buscara un vestido para esta semana. La verdad es que la fiesta de graduación era lo último que alguna de nosotras podría haber pensado ese año.
Siento que hemos vivido un caos estos últimos cinco meses, no hace más de tres meses que Eli conoce a Lee y ya tienen un problema horrible en su relación, y no hace más de cuatro meses que el padre de Elliot le propuso matrimonio a la madre de Sky, justo después de las vacaciones de invierno. Supongo que la locura comenzó ahí. ¿Era normal sentirse tan agotada el último año? Tampoco es como si hubiésemos tenido los peores problemas del mundo, pero tampoco habíamos estado relajadas y concentradas plenamente en la escuela.
No era normal haber olvidado el baile de graduación.
Caminé por las calles hasta encontrar la tienda de vestidos en donde Sky compró el suyo. Quedaba justo en la esquina, al otro lado del café en donde Eli y yo solíamos venir después de clases. Era extraño, pareciese que hubiese pasado una eternidad desde que nos sentamos aquí y vimos a Elliot por primera vez en mucho tiempo.
Y como todo tenía que conspirar mágicamente para que mi día sea un desastre en potencia, vi como Elliot pagaba una bolsa de galletas y un café para llevar tamaño grande en el preciso momento en que yo pretendía largarme.
Me sonrió casi como una mueca, tal vez él tampoco esperaba encontrarme ahí.
¿En serio era muy tarde para cruzar la calle y fingir que no lo había visto?
Elliot se sentó en uno de los sofás de la tienda y abrió la bolsa de galletas para hacer la espera más amena. Intenté no mirarlo muchas veces mientras daba vueltas a su alrededor y dejaba diferentes vestidos cerca suyo.
Hubiese querido replicarle que él ya no era el chico que solía ser antes, pero me detuve. Una parte de ese chico idiota, adicto a las drogas y alcohol, que iba de fiesta en fiesta y que probablemente le hacía cosas que no quería imaginar a varias chicas de su escuela, no había muerto aún. Por esa mínima parte que aún vivía en él, es que éramos solo amigos, debido a que no podía confiar en esa mínima parte de su persona.
Entré al probador con varios vestidos en mis brazos y comenzó la tortura de ver que vestido era el indicado. Salí a modelar varios y estuve segura de que Elliot solo me halagaba con todos los vestidos para que su espera terminase rápido.
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Editado: 14.05.2019