Se me hacía difícil creer que por fin dejaría Millebane atrás para viajar a Nueva York. Había estado esperado este momento durante años, pero ahora que lo estoy viviendo, no se me hace tan fácil marcharme. Millebane estaba llena de recuerdos hermosos. Siempre estaré agradecida de aquella ciudad.
Elliot era el único que no se despediría de mi ese día, ya que él lo hizo un día antes, cuando viajó a Londres. Espero que esta familia sea capaz de soportar tantas partidas en tan poco tiempo.
Phill ayudó a entregar mis maletas y junto a mi madre me acompañó a la puerta de embarque. Mi vuelo no tardaría en salir. Busqué a Cole por todas partes, pero él no aparecía. Tenía miedo de que no viniera a despedirse de mí, tenía miedo que decidiera no venir y con eso decirme que se había rendido antes de tiempo.
Fue entonces cuando mi madre carraspeó y apuntó con su mirada a mis espaldas. Me di la vuelta y lo vi venir, ahí estaba Cole, llevaba su chaqueta de cuero negra y su guitarra enfundada. En su mano derecha sostenía una maleta.
Mi corazón se detuvo.
Corrí y salté a su cuello como si fuese un koala, pero me bajé de inmediato al recordar que Cole venía lo suficientemente cargado de cosas. Lo miré de arriba abajo, no quería imaginarme lo que estaba imaginándome, porque si pensaba en lo mejor, podría decepcionarme.
No había terminado de abrazar a Cole cuando Carter, Ronnie y Eli llegaron corriendo y gritando por el recinto. Sonreí aliviada, ya me estaba preocupando su retraso.
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Editado: 14.05.2019