4 Cuentos De Terror Para Este Halloween + Extra

Eccedentesiasta

Mi primer recuerdo fue con él. Estábamos en el patio de recreo con otros niños jugando y cuando caí hacia el suelo, lloré; pero él estaba ahí para mí. Con su tierna sonrisa, me acompañó hacia la enfermería y curó mis heridas.

Al poco tiempo supe que era mi vecino de al frente y fue una grata sorpresa; no recuerdo ningún espacio en mi tiempo, en donde no hubiésemos estado separados. Al voltear, me di cuenta que crecimos y seguimos siendo amigos, mientras aun seguías con esa sonrisa boba.

Creo que nuestra amistad, nos permitió tener buenas oportunidades en la vida. Puesto que, en poco tiempo, nos graduamos del colegio, y también de la universidad; me convertí en un ingeniero mecánico como mi padre, y te ayudé a terminar la carrera de relaciones públicas. Una carrera ideal para alguien con una sonrisa perfecta.

Cuando nos tuvimos que separar por diferentes motivos, pensé que me ibas a olvidar. Pues, de tu sonrisa, nunca me iba a quitar de la mente. Pero parece que el destino tenía planes para nosotros, porque a los pocos meses tu empresa de relaciones públicas se asoció con la compañía en donde trabajo con mi padre. La verdad no me sorprendí demasiado, al contrario, no sentí nada al volver a ver tu típica sonrisa.

Ver tu sonrisa todos los días, me incomodó un poco, pero tu presencia me llenaba; hasta llegué a acostumbrarme de poco a poco a ignorar la comisura de tus labios para centrarme en tus ojos, que, curiosamente, no correspondía con la mueca. Una mirada sin vida se mostraba frente a mí, ¿dónde está el entusiasmo en tu mirar? ¡No tiene sentido! Por todo lo que me decías, intuí que estabas bien. Pero, ¿Qué ocultas tras esa sonrisa? No me había puesto a pensar antes sobre cómo te sentías; lo más seguro es que esté pensando demasiado las cosas.

Un recuerdo que preferiría olvidar es: Yo, descansando en mi tiempo libre y mi padre viene a pedirme ayuda con el mantenimiento de un vehículo, y como era experto en ese tema, le ayudé. Entonces, en medio de una revisión minuciosa, escucho la voz mi amigo llamándome a lo lejos; ya que el elevador hidráulico estaba a su tope máximo, no vi problema en dejar a mi padre en el espacio donde nos encontrábamos. Una vez fuera, me comenta sobre el elevador hidráulico, que tenía fallas y en cualquier momento se podía caer, y que no nos confiáramos…

Aún recuerdo como él miraba con sus ojos vacíos, mientras sostenía su sonrisa, a pesar de los sonidos de la ambulancia; no estoy seguro si lo hizo con la intención de burlarse de mí, pero algo si era cierto, lo odié, lo odié tanto que pensé en desaparecer esa sonrisa. Pero estuve tan ocupado yendo rumbo al hospital en el auto de mi padre, que se me olvidó por un momento.

Ese momento fue breve. Mi padre no pudo recuperarse del daño y murió desangrado. Siento un nudo en la garganta cada vez que vuelvo a recordar ese momento en donde corrí afuera del hospital para refugiarme en el carro de mi padre, y llorar… En silencio…Y me acordé de él.

Un impulso de ira me llevó a tu casa. Me recibiste como en cualquier otro día, con tu inmensa sonrisa, que a estas alturas solo me confirma una cosa. Te odio tanto. Un rencor tan propio de uno que es difícil de describir. Sin embargo, es esa estúpida mueca, la razón por la cual estoy aquí…

Regresé de mi trance y te vi tirado en el suelo. Pensé que estabas fingiendo porque aún permanecías con tu sonrisa inerte. Solo fue cuando toqué tu pulso, cuando lo entendí. Estas tan muerto como mi padre. ¿Cómo llegué a esto? ¿Enserio, merecías morir? ¿Qué voy a hacer?

¡¿Qué voy a hacer?!

Espero que me perdones en donde puedas estar, solo quería quitarte esa mascara tuya. En serio, lamento lo que pasó, no pensé que las cosas terminarían así. Perdón, no me pude contener. Aunque debes entender que también fue en parte tu culpa… Pero ya no hay vuelta atrás, debo huir.

Cuando estuve afuera de la ciudad, conduciendo en el auto de mi padre, tuve la esperanza de un viaje sin contratiempos, pero un ruido de sirenas me alerta y me obliga a mirar hacia el espejo. Las luces rojas y azules me permiten ver con claridad en el espejo retrovisor; alcance a ver dos patrulleros, y también me vi a mí, con una sonrisa de satisfacción.

Pude escapar de todo esto por suerte, aunque no de mis recuerdos, ni de mi sonrisa en el reflejo.




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