50 Fragmentos de un Corazón

Ausencia

Que alas tan inservibles cuando el mundo es un pañuelo 

Desperté de nuevo buscando en mi cama, era común despertar y no verte a mi lado pero tan habitual percibir el olor de tu cuerpo aunque solo sea la recreación de tu recuerdo en mi memoria.

 

Así sigue mi día, buscando tus buenos días entre redes de araña

Esperando un saludo a mitad de mañana o la charla de medio día, esperar un breve momento en tu apretada agenda mientras me distraigo con cualquier tontería que me haga olvidar tu ausencia, pero nada de eso llega…

 

Soy un interminable mar de pensamientos

Esos que se clavan en mi corazón y agotan mi alma como la sed del caminante, como la última gota para el inicio de la sequía, como el final de la hoja que es incinerada por el fuego.

 

Ahora llega la prueba más difícil, sentarme toda la noche deseando una dulce despedida, una palabra de aliento y el que me compartas un poco de sentimiento, pero de nuevo, a cambio de eso recibo silencio y soledad.

 

Al final terminó siendo aquella carta que no llegó, aquel mensaje que no escribí, aquellos actos que negué a realizar, las actitudes que no cambié, me convertí en el dolor que te brinde sin quererlo, sin buscarlo o desearlo. Ahora solo soy eso, un loco en la soledad del abandono que desea un poco más de la vida, un indeciso que no sabe si marcharse o seguir dónde no es deseado, sin embargo amada mía lo único que tengo presente es todo el amor que guarda mi corazón hacia ti, la colección de abrazos que esperan por tu cuerpo y sobre todo el besó que derrita el hielo y nos de una nueva oportunidad.

 

No puedo la esperanza de volver a tenerte

De ser una familia

De cambiar

De ser mejor

Por ahora solo te espero, soy la loca en el muelle de San Blas, pero sobre todo…

Soy infinitamente tuyo.




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