Romano ivanov:
Hoy se cumple un mes desde que la vi por última vez, desde aquella noche negra en la que le rompí el corazón en mil pedazos. Un mes desde que desapareció sin dejar rastros. Un mes en el cual no pare de buscarla incansablemente, sin resultado alguno. Un mes de llamadas y mensajes que nunca recibieron respuestas. Un mes infernal en la cual su ausencia se siente como un veneno que quema matándome poco a poco sin dejar que su corazón se detenga por completo. Un mes completo viviendo con lo que me quedo de ella, de los recuerdos.
Salí de casa para despejarme un poco, para sacarla al menos unas horas de mí cabeza pasándola bien con mis amigos, pero creo que no fue buena idea. Lo único que necesito es estar solo y ahogar mis penas en alcohol hasta que pueda borrar de mi cabeza su mirada cargada de decepción y esas lagrimas que yo provoque. Cuando cierro los ojos, aun puedo verla claramente, su cálida sonrisa, sus ojos tristes, aun puedo sentir la calidez que emanaba su piel y como se le aceleraba el corazón cuando besaba su cuello...
-Vamos Romano, no puedes seguir así... tienes que superarlo de una vez...- Murmura Lucía mientras me extiende una botella de cerveza. -Tienes que continuar con ti vida, abrirte a la posibilidad de tener otra relación...-
-¿Y quien te dijo que yo quería otra relación?- Solo me mira con tristeza, con esa jodida mirada que te dedica alguien cuando la lastimas en lo mas profundo. -No quiero sonar como un idiota Lucía, pero no quiero que confundas las cosas... lo que pasó entre nosotros fue un error... No quiero una relación contigo ni con nadie. Yo amo a Ali y con ella con quien quiero construir un futuro.- Suelto con brutal sinceridad.
-Lo se... Nosotros solo somos amigos Romano...- Responde abatida. -No tendría que haber dicho eso, como dijiste, lo que paso entre nosotros solo fue un error.-
-Discúlpame, no quise se tan directo...-
-No me pidas perdón. Estas siendo sincero. Peor sería que me dieras falsas esperanzas cuando tienes muy en claro que nunca vas a poder sentir ese tipo de cariño por mí...- Enciendo un cigarrillo, intentando escapar de la incomodidad que siento al hablar de este tema con ella. No quiero hacerle daño pero al final, quizás es como dice Alex, nosotros estamos jodidos desde la cuna por eso no podemos evitar lastimar a las personas a las que decimos querer. Y la verdad es que Lucia se ha ganado un lugar en mí corazón, aunque no el que desea y se merece. Ha sido mi soporte desde que Alai desapareció, es de las pocas personas que estuvieron a mi lado incondicionalmente. Supongo que es la ayuda es recíproca, yo la ayudo a que no vuelva a caer en las garras del abusivo de su ex y ella a no caer en los vicios para apagar los sentimientos, o al menos a mantenerlos bajo control. La pasábamos bien estando juntos, dentro de lo que es posible, hasta hace un par de días cuando me beso. No todo fue su culpa, yo también le correspondí, y ni siquiera puedo culpar al alcohol porque aún no había bebido una sola gota. La consecuencia de ese arrebato fue que nuestra amistad se fue al demonio. No pasó nada más, solo fue un beso, pero desde entonces parece comportarse como si fuese mí novia y eso solo terminara de arruinarlo todo.
-¿Que es lo que tiene Alai de especial?- Pregunta trayendome de golpe a la realidad. El incómodo silencio se apodera de todo por un instante que parece durar la eternidad misma, mientras su mirada se pierde en la negrura perpetua de la noche y su largo cabello oscuro juguetea con el viento de forma caprichosa. -¿Como consiguio que un chico como tu pierda la cabeza por ella? ¿Que es lo que tiene que te hace pensar que no existe ninguna otra en el mundo que pueda ocupar su lugar?-
-No se como explicarlo... a su lado es como si el mundo tuviera colores diferentes. Me hace sentir que es lo único que necesito para ser feliz. Alai es capaz de detener el mundo con un beso, de arrebatarme el alma con una caricia y al mismo tiempo de destruirme con su olvido.- Le doy una pitada a mí cigarrillo y cuando el humo sale de mis pulmones, el viento lo lleva al rostro de Lucía. Ella tose, e inevitablemente eso me recuerda a Alai. Sonrío como un idiota cuando vuelve a mí cabeza la expresión de desagrado que de se dibujaba en su rostro cuando sentía el olor a humo. Esta tan dentro mío que hasta lo mas insignificante la trae de regreso, que siento su fantasma en todas partes. -Sabes... nunca pensé que pudiera necesitar de alguien como necesito de ella, pero la necesito tanto que si no la tengo, no quiero nada.-
-Quisiera que alguna vez me amaran así... Alai es una chica con suerte.- La melancolía en su voz es evidente.
-No... Yo era el que tenía suerte al tenerla en mi vida, y lo arruine todo.- Reflexiono con pesar. -Pero voy a arreglarlo. Se que ella me ama tanto como yo la amo, que también está sufriendo por mí ausencia en su vida...-
-Romano... ¿Y que piensas hacer si Alai ya no quiere estar contigo? Se fue de la ciudad, eso es una indirecta bastante directa. No quiere verte más.-
±Esta escapando, siempre hace lo mismo cuando se siente mal. Se va tan lejos como puede. Sufre donde nadie la pueda ver, porque detesta que las personas que ama sientan pena por ella. Pero se que va a recapacitar. Va a volver porque su vida esta acá.-
-Eso es posible, que regrese para recuperar su vida... pero no respondiste mi pregunta, ¿Que vas a hacer si te dice que ya no quiere estar contigo? ¿Si ya no quiere volver a verte, si no quiere que sigas formando parte de su vida?- Es una posibilidad, la más real ya que las cosas entre ambos estuvieron claras desde el principio, la traición no era algo que pudiera perdonar. Una parte de mí me dice que me ama lo suficiente como para darme otra oportunidad, y otra cree que la cagué en grande y la perdí para siempre.
-Siempre dije que quien ama de verdad jamas intenta mantener al ser amado a su lado por la fuerza, y voy a mantenerme fiel a mis convicciones. No puedo obligarla a estar conmigo.- expreso resignado. -Sin embargo eso no significa que no vaya a luchar por lo nuestro, porque es algo por lo que merece la pena luchar. No voy a rendirme. Voy a ganar su perdón. Solo necesito verla una vez más. Se que si me ve una vez más, si me da la posibilidad de hablar con ella, va a terminar por darme una nueva oportunidad.-