No soy el amor de su vida.

La llamada por teléfono de Romano me tomo por sorpresa. Ya estaba en la cama, en ese estado entre el sueño y la vigilia, pero el que dijera estaba abajo me hizo reaccionar como si me hubieran tirado un balde de agua helada encima. Le arrojo las llaves por el balcón, y aprovecho el tiempo que le toma subir para ponerme algo de ropa. Llama solo una vez. Al instante abro la puerta, y él se apodera sin permiso de mis labios sin siquiera decirme hola. Es tan demandante que siento que no me deja respirar, y no me molesta, no es que no quiera estar con él, es más desde la primera vez que estuve en su cama solo he buscado que aquello se repita, pero no es el Romano de siempre. Solo estuve una vez con él, pero por mas que no estaba en sus cinco sentidos fue mucho más dulce, paciente, ahora me trata con la misma brusquedad con que lo hacía Alex en uno de sus días buenos. Su solo fantasma me pone a la defensiva. Mí actitud cambia. Mí cuerpo se estremece, pero no de placer sino de miedo. Pongo mis brazos entre nosotros y lo aparto. Esto no esta bien. Romano no esta bien.

–Perdóname Lucía... creo que fue un error venir.– Suplica agachando la mirada y luego se aparta de mí.

–¿Que te pasa Roma? Vos no sos así...– Murmuro con la voz casi rota mientras luchó por recuperar el aliento.

–Ya no se quien soy.– confiesa derrotado.

–Yo si... eres la mejor persona que conozco.– Me regala la sombra de una sonrisa y niega con la cabeza.

–Me miras de la misma forma en la que lo hacía Alai...– Cuando la nombra, todo cobra sentido. Esta así por ella. seguramente ya se enteró de donde está, se vieron y rompió sus iluciones de volver a estar juntos. Siempre es ella, es como una pared entre nosotros. –Esa persona a la que tanto admiras no existe Lucia, y no tengo idea de si existió en algún momento o fue todo una jodida farsa... Intente, dios sabe que intente cambiar, dejar de ser esta mierda que no puede evitar lastimar a las personas a las que ama, pero vuelvo a hacerlo una y otra vez. No tienes idea de quién soy Lucía, no me conoces...– Se rompe, desnudando ante mí su alma, y yo me rompo con él.

–Puede ser que no te conozca lo suficiente. Pero son pocas las cosas que podrías decirme de me hicieran cambiar de opinión y no quiero escucharlas. Todos tenemos una pasado. Todos alguna vez hicimos cosas de las cuales nos arrepentiremos siempre, pero no podemos cambiar el pasado, solo mirar hacia el futuro.– Me acerco a él y lo obligo a mirarme. –Y la próxima vez que vuelvas a decir que eres una basura, voy a golpearte. Si tu eres una basura ¿que nos queda a los demás?– Mis labios se apoderan de los suyos, silenciando cualquier replica de su parte. Si todo en él es mentira, si es una mierda de persona igual que su primo, no quiero saberlo. Quiero vivir engañada. Quiero quedarme con los recuerdos de ese chico que me ayudo cuando mas lo necesitaba sin pedir nada a cambio, de lo contrario, voy a perder completamente la fe en todos los hombres del planeta.

Solo me dejo llevar, mientras Romano comienza a marca mí piel como propia una vez más. Acaricia cada rincón de mí cuerpo haciéndome vibrar mientras nuestras ropas terminan de desaparecer. Me miento pensando que de verdad está conmigo, cuando se que mientras me toca esta pensando en ella. Y finjo que todo esta bien, pero no me puedo resignar a solo tenerlo así, en parte.

Me duele.

Me duele porque me enamore sabiendo que no tenía que involucrar a los sentimientos en nuestra relación, que esto era solo un negocio.

Me duele pero no pude evitarlo. Se que voy a ser la única que va a salir lastimada, pero no pude no enamorarme de él cuando me ha tratado como ningún otro.

Me duele porque desearía ser más para él, pero solo puedo llenar el vacío en su cama, ser su paño de lágrimas, mientras Alai sigue siendo la dueña de todo.

Es como si estuviera destinada a recoger las sobras que ella deja, y eso duele. Me duele saber que nunca fui ni seré la primera opción de nadie, que a mí nunca me dedican palabras bonitas, que solo soy el premio consuelo. Soy simplemente los brazos a los que vienen a llorar, el cuerpo en donde descargan su frustración por el amor no correspondido.

Duele.

Duele porque se que nunca me va a elegir, porque no soy lo suficientemente buena, porque al lado de ella no soy nada.

Se deja caer sobre mí cama. Su mirada ardiente de deseo habla por él, y yo estoy dispuesta a complacer hasta su último capricho con tal de que se quede un poco más conmigo y aunque sé que voy a terminar con el corazón destrozado, me entrego por completo, en cuerpo y alma. Voy dejando un rastro de besos sobre su torso desnudo hasta llegar a su boca y luego se lo susurro al oído.

–Yo te amo así como eres Roma, con lo bueno y con lo malo. Te amo aunque no seas mío.– Nuestras miradas se encuentran y es como si la magia hubiese desaparecido. Ha vuelto a la horrible realidad. Ha despertado de un sueño y ha notado que quien esta acariciando su cuerpo no es la dueña de su corazón, sino la responsable de su desdicha. Se aparta de mí y me siento vacía.

Me duele. Su rechazo me duele mucho más de lo que estoy dispuesta a admitir. Solo me siento en la cama junto a él y las lagrimas comienzan a correr por mis mejillas porque se que ahora viene el arrepentimiento. No quiere hacerme daño, pero solo quiere estar con Alai. Quiere hablar. Sé que está buscando las palabras correctas para decirme que no siente nada por mí, pero antes de que lo haga, lo interrumpo. No voy a escucharlo, prefiero vivir en la mentira y mantener la esperanza de que algún día va a sentir por mí, siquiera una décima parte de lo que siente por ella.

–Tengo algo que decirte Romano...–

Nota de la autora:

Este capitulo viene mas corto de lo que suelen ser en general, sepan disculpar, no es falta de inspiración, solo que no quiero agregar relleno innecesario.

Nuestros protas están cada vez mas separados, ¿Creen que Romano se de una oportunidad con Lucía? o mejor dicho ¿Creen que Lucía se merezca una oportunidad con Romano? Al final, ella lo engaño, se dejo utilizar por Alex para separar a Roma de Alai...