A Donde Vayas

Paralelismo - Parte I

Desde ayer que creo que todo esto es inútil. Además terminé aquí con él; hubiera preferido venir sola, o en última instancia, con cualquier persona menos con ese imbécil de Ron. No lo soporto.

Todo el día me persigue como perrito faldero esperando un trozo de comida. Siempre lo he tratado mal pero nunca se cansa de joderme la vida. ¿Cuándo se detendrá?

Desde hace años que nos conocemos y somos relativamente amigos, pero él sigue creyendo que tenemos siete años. La otra vez incluso me preguntó si quería bañarme con él, alegando que lo hacíamos de niños. ¡¡¿Qué mierda le pasa, está enfermo o qué?!!

Saliendo de la escuela nos encontramos con ese letrero extraño que decía: "¿Necesitas espacio? Llama al 46346486

Era una gigantografía muy bien cuidada con una imagen de dos manos rompiendo unas esposas grises. En ese momento pensé que podrían ayudarme a deshacerme de este cabeza de huevo si les contaba mi problema.

Con lo estúpido que es, Ron aceptó tomar una foto del número para llamar luego. Me pregunto cuándo se dará cuenta de lo idiota que es.

Puedo describirlo con cualquier adjetivo negativo, pero no negaré que es un excelente estudiante. Nos reunimos en su casa para hacer tareas, pero él siempre termina haciendo las mías también. El que sea un inepto tiene sus ventajas.

⎯Oye... ¿Quieres llamar a ese número de antes? ⎯estaba tan distraída hurgando en los detalles de ese papel del niño con el que tengo que reencontrarme que ni siquiera le estaba prestando atención⎯ ¡Val, aterriza!

⎯¡Agh. ¿Qué mierda quieres?! ¡Me tienes harta!

⎯¿Crees que deberíamos llamar a ese número del letrero? Yo digo que lo hagamos; quién sabe qué podría pasar...

⎯¿Terminaste mis tareas, basura?

⎯Por favor. Encima que te hago las tareas y me insultas... Tal vez debería dejar de hacerlo.

⎯¡¡Ya vas a empezar de dramático!! ¡Solo dame tu cuaderno para copiar! La última vez que te dejé a cargo de todo me descubrieron porque mi deber tenía tu letra. 

⎯Entonces la próxima vez harás tú las tareas, ¿te parece? Así no correrás el riesgo de que te descubran.

Tal vez sí debería llamar a esa estupidez para deshacerme de ese parásito.

⎯Cállate de una buena vez y díctame el número.

⎯¡¡¿Si vas a llamar?!! ¡¡Viva!! ¡Esto es emocionante! Hace tiempo que no hago llamadas así.

⎯¿Qué tienes, doce años? Deja de gritar como chita drogada y dame el maldito número.

⎯Eres demasiado agresiva, ¿sabes? A este paso jamás conseguirás novio.

⎯¡¡¡Y eso a ti qué mierda te importa, virgen imbécil!!! ⎯me tenía cansada y terminé aventándole un portalápices entero. No se merece mis disculpas.

⎯¡¡Aaaahhhh!! ¡¡Ya, ya, perdón, no volveré a decir eso, lo juro!!

⎯¡¡Más te vale!! Ahora dame ese número.

Lo siguiente que pasó después de eso es historia. Terminamos en una ciudad enorme con muchísimos edificios. Me dieron ganas de pasar por ahí en mi skate y dejar unos cuantos grafitis...

Llegó un señor medio calvo con una camisa cuadriculada y expresión de pendejo, pero era muy amable y tiene mucha energía. Todo el tiempo sonríe y habla con nosotros como si fuésemos niños y quisiera darnos a entender que él también es joven; como el típico caso de adultos que no quieren aceptar que ya tienen una edad avanzada.

Dijo algo sobre buscar felicidad y que los que llamaban al número de cierto letrero y eran escogidos para ser llevados a esa ciudad, debían embarcarse en un viaje por diferentes mundos en busca de lo que él denominó felicidad.

Al principio pensé que todo era una broma y que probablemente era cosa de Ron para molestarme, pero él estaba más sorprendido que niña en concierto de Justin Bieber en 2010 así que descarté esa posibilidad fácilmente. 

Entonces, una idea bombardeó mis pensamientos: ¿será que si busco, encontraré al niño de la promesa?

Digo, esa es parte de mi felicidad, así que creo que encontrarlo es parte de encontrar eso que me hace feliz. No me cabe duda, sé que está aquí y que me está esperando en algún lugar. Una vez supe que esos viajes para buscar no sé qué podían funcionar, me comprometí a utilizar todo el tiempo disponible para buscarlo. No me iré de aquí sin haberlo visto y hablado con él.

Lo que pasa es que cuando era una niña de más o menos cinco años, conocí a un niño que me regaló un dibujo y me prometió que seremos pareja cuando seamos mayores.

Puede sonar muy estúpido que crea en algo como eso luego de tantos años cuando es más que probable que él ya se haya olvidado de eso pero... Hay algo en este dibujo que no me deja perder las esperanzas completamente. Era algo demasiado importante para él y se encargó de dejarlo muy en claro, por lo que regalármelo a mí y prometer eso debe ser imposible de olvidar; o eso quiero creer...

El primer día de viaje fue muy aburrido y predecible. Terminamos en una especie de jardín gigantesco donde las cosas son de diferentes proporciones, por ejemplo: las aves eran muchísimo más grandes y ruidosas mientras que cualquier otro animal salvaje era tan pequeño como un gatito, y lo mismo va para las plantas.

La poca gravedad del lugar nos dejaba ir de lado a lado con saltos consecutivos, lo que nos hacía sentir como que volábamos. Eso es un punto a favor. 

Me llenó de ira que el idiota de Ron no se alejó de mí ni por un segundo. Los insectos le dan miedo así que estuvo pegado a mi para que lo protegiera, según él. 

Cobarde.

Quiero darle un golpe que haga que deje de seguirme siempre, pero por más que lo trate mal, él nunca me olvida y va tras de mí sin importarle nada más. ¿Qué le habrá pasado de niño?

En fin, él sabe que vine aquí para buscar al niño de la promesa y de hecho, se ofreció a ayudarme, lo que me pareció increíblemente maduro de su parte. Es muy sobreprotector y no suele dejar que nadie se me acerque, pero cuando le dije que estaba buscando a un chico, sus ojos se iluminaron y hasta lloró de la alegría. No entiendo por qué el melodrama...




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