Me encuentro sola en la habitación de un hotel, estoy en otro Estado.
Sé que huí, pero ¿qué más podía hacer después de lo que hice? Sé que quizás no me perdone, pero es algo con lo que tendré que vivir. Lo extraño, siento como si se me fueran las fuerzas cada día que pasa, un día dejara de doler tanto como ahora, pero no es algo que olvidare ya que siempre estará conmigo como una cicatriz.
Soy joven para decir que él fue el amor de mi vida, pero así lo sentí y aún lo siento, tal vez fue estúpido alejarme así después de lo que paso, y ahora tendré que vivir con un amor que fue lindo y no volverá a ser jamás.
Lloró desconsolada en esta habitación de este estúpido hotel, pensando en cómo sería mi vida junto a él, y me sigo torturando lentamente mientras me sumo aún más en mi miseria.
Los días pasan, mis padres me llaman para saber de mi repentina huida, les miento, no quiero que me odien.
Tengo casi dos semanas aquí, me gusta la ciudad, será un buen lugar para empezar de cero, no será fácil, pero puedo intentarlo, empezar una nueva vida sin él a mi lado.
Espero que, con un cambio a mi vida, algún día pueda volver a ser yo misma, aunque para eso tenga que reemplazar mi corazón y mi mente, porque de otro modo no podré olvidarlo.
Siento un vacío en mi corazón, parecido a Tony Stark sin su núcleo de poder en el pecho, así como él se va muriendo lentamente por no tenerlo, así me siento yo, vacía y muriendo cada día más. Espero que un día puedan sanar estas heridas.
Mis padres se han enterado de todo, mi madre me dice que vuelva a casa, que él me necesita, pero sé que, si vuelvo a casa, iré a verlo y a pedirle perdón, aunque sé que no me responderá.
Estoy empezando a ver la vida desde otra perspectiva, mi padre entendió que quiero empezar de nuevo y me envió dinero que me mude a un apartamento.
Mi padre dice que tiene un conocido aquí ya que desde el principio quiso que trabajara para él, creo que aceptaré la oferta.
Me anime a ir, no sé porque, simplemente quise ver cómo era y si me conviene en trabajo.
Llegó al trabajo estoy entrando para ir a donde el señor Hayden y por casualidad de la mísera vida (porque mi suerte no podría ser peor) en fin, un idiota choco conmigo y derramo su café en una de las dos camisas que tengo por el momento.
— ¡Fíjate por donde vas! — me dice en tono áspero — No ande como tonta por ahí.
— ¿¡Disculpe!? — le digo al imbécil en tono de incredulidad — Usted es quien chocó conmigo.
— Si usted hubiese estado atenta no le pasa.
— Pues si usted no fuera un irremediable idiota, no pasaba.
— Oye ten cuidado con cómo me hablas — me dice altivo — es más no sé ni para qué me hablas, y me respetas que no somos iguales — dice mirándome sobre su hombro.
— No, no sé quién eres, ni me interesa y para la próxima fíjate por dónde vas — me alejo de él, dejándole las palabras en la boca.
— ¿Como se llama usted? — me dijo con autoridad.
— Amalia — le respondí con cierta rabia y lo dejo solo.
Frustrada me dirigí hacia el baño para ver con que me quito esta mancha de café.
— Respira Amalia, respira — me dije varias veces hasta que me calmo y me quito un poco de la mancha, me dirijo hacia la oficina del señor Hayden, su secretaria me dice que él me está esperando que toque y luego entre, así lo hago.
Me encuentro en el pequeño recibidor, estoy nerviosa, no sé porque, pero así me siento, escucho una discusión muy acalorada, me siento incómoda en este lugar, veo que sale el imbécil del café (como me gustaría que lo despidieran).
Él me mira fijamente de manera intimidante y yo solo me encojo un poco, en ese instante lo llaman.
— Luke, espera por favor, podemos solucionar esto.
— No, lo que pides es una locura, tengo derecho a elegir, soy una persona adulta.
— Es que sé que no habrá algo mejor que esto, piénsalo, por favor.
— Hablaremos de eso luego ya que veo que tenemos espectadores — dice mirándome mal.
— Está bien — dice el señor.
— Nos vemos — se me queda mirando con una intensidad indescriptible.
Veo como se aleja mientras tiene ese porte de todopoderoso, ruedo los ojos, me concentro en el señor que está frente a mí, suspiro y le miró.
— Hola señor Hayden — le digo avergonzada ya que aparte de la mancha también tengo parte de la camisa mojada — Mi padre me dijo que hablara con usted, me acabo de mudar aquí.
— Ahhh, ¿la hija del señor Patterson? — me dice.
— Sí — le respondo un poco tímida, ya que su porte es de una persona que transmite seguridad.
— Sígueme a mi despacho chica así podremos hablar con calma — me dice el señor con tranquilidad.
Me dedico a mirar el despacho del señor, me sorprende mirando descaradamente su oficina y me sonrojo.
— Bueno señorita Patterson, mi nombre es Roger Hayden, me llego el currículum que me mandó su padre, me gusto y quisiera contratarla como una de mis diseñadores gráficos de aquí de la empresa ¿qué le parece?
— Me parece bien ¿si acepto cuando empezaría?
— ¿Te parece bien empezar mañana?
— Perfecto, ¿En dónde firmo?
Me paso un contrato lo leí detalladamente y luego lo firmé, esa misma noche llamé a mi padre para decirle que acepte el trabajo, se puso tan eufórico que mi madre pensó que se ganó la lotería.
Sé que mi currículum lo impresionó porque me dí buena en esto que estudié en la universidad.
Me duermo con ese pensamiento, aunque no por mucho ya que me despierto sintiéndome muy mal con ganas de vomitar y voy hacia el baño corriendo, creo que la cena me callo mal, no volveré a ir a ese sitio jamás.
Amanezco recostada de la taza del inodoro (toilette) son las 6 de la mañana casi no he dormido, pero tengo que ir a trabajar, hoy será mi primer día y tengo que ir presentable, rebuscó entre mis cosas y solo encuentro un pantalón de vestir y una camisa, pienso que luego del trabajo puedo ir a buscar la ropa adecuada porque no voy a ir todos los días con la misma ropa.
Editado: 23.04.2021