Pensé que con el pasar del tiempo, me dejarías de gustar.
Pensé que solo eras un capricho.
Yo jamás me había enamorado y no sabía lo que se sentía estarlo.
Pasaron los meses y me seguías gustando igual o más que antes.
Estaba aterrada.
Pensé que si dejaba de hablarte todos los días me dejarías de gustar.
Pero me equivoque.
Fue una mala idea.
Te diste cuenta y me preguntaste qué pasaba.
Era el momento, tenía que decirte lo que pasaba.
Pero mi miedo era más fuerte.
Tenía miedo a que me dejaras de hablar.