- Ay no, que vergüenza.
- Cállate no me lo recuerdes.
Sigue riéndose y a mí el dolor de cabeza me está matando por eso mantengo mi cabeza escondida entre mi brazo y estoy recargada en la puerta del auto.
- Me debes una, hiciste que me saliera de la escuela.
- De nada - digo sarcástica, apenas lo alcanzo ver, pero noto que rueda los ojos y baja del carro.
Me levanto perezosa y abre la puerta, extiendo mis brazos pidiéndole que me cargue.
Lo hace, a regañadientes y diciendo que deje de comer. La puerta principal está cerrada, agarro de una plantita colgada la llave de repuesto, nunca hemos tenido personal, a mamá no le gusta que toquen sus cosas.
- Súbeme a mi cuarto - le suplico con voz aguda.
- Querrás que nos caigamos a mitad de la escalera - ríe, su pecho vibra y tomo su cara para darle un beso en la mejilla.
- Seré feliz si muero.
- Yo no.
- Ya sube - no se movió, patalee - Por fis.
- No le hagas así, te miras tierna - repitió la probara muchas veces con los ojos cerrados.
Acepto a la veinte, me dejo en mi cuarto. Mientras bajo a prepararme algo de desayunar me metí a bañar, aquí en el baño tengo médicamento para la migraña, me quería tragar dos al mismo tiempo y detener el dolor.
O pegarme fuerte, pero Peter llego justo a tiempo con mi desayuno.
- ¿Sabes qué te amo? - recargue mi cuerpo envuelto en una toalla en el marco de la puerta que da a mi baño.
- ¿No? ¿En serio? - su tono de sorpresa me da risa, asiento y chilla de emoción.
- ¿Por qué el alboroto? - pregunto acechándome al closet por ropa cómoda.
- Grace Hill nunca dice te amo a nadie.
- Te lo acabo de decir - dejo caer la toalla, Peter no se molesta y a mi no me importa.
- Por eso, este momento lo voy a tesorar por siempre - se pone sentimental, hago una mueca y termino de subir el short.
Iba a comentar algo negativo y no lo hice porque se le mira feliz que le haya dicho eso.
- ¿Qué me preparaste? - tomo asiento a su lado, levanta la bandeja y la pone en mis piernas.
- Fruta, huevos, jamón, jugo de naranja y pan tostado - lo decía y señalaba cada cosa, todo se mira delicioso.
- Gracias eres el mejor amigo que tengo.
- Soy el único.
Abrí mi boca indignada, me guiña el ojo y mejor decido comer viéndolo "enojada", quiso agarrar una de mis frutas picada y le di un manotazo.
- Auch - no le dolió, exagerado - Dame una, egoísta.
- Son mías.
- Bien me voy.
No lo detuve, eso quería que hiciera y le diera toda mi fruta, lo despedí con mi mano y me miró incrédulo desde la puerta, cerró con fuerza y tiempo después oí su carro.
Se volvió a enojar, ¿Qué haré contigo mi enojon?
Río levemente, al terminar toda la comida mande un mensaje de agradecimiento, pero no se envió porque me bloqueó. Le quise llamar y tampoco, reí fuerte acostándome boca arriba en mi cama.
Fue una fruta Peter, te pasas dramático.
Me llega un mensaje de Ryan que dice:
"Peter dijo que no le hables más hasta que le regales un vaso de fruta picada"
"Dile que no le voy a dar nada"
"Uhh, que mala. Se lo voy dar yo :p"
Ya no respondo, bloqueo mi teléfono y me levanto a dejar la bandeja en la cocina, lavo los trastes que ensucio Peter y dejo limpio la primera planta para después subir a dormir un poco.
Grite del susto cuando mire a Deon acostado en mi cama, ¿A qué hora llego?
- Hasta que te dignas a subir, me estaba quedando dormido.
- ¿Qué haces aquí? - cerré con seguro mi cuarto, algo incensario porque no hay nadie, pero la costumbre.
- ¿No es obvio? Mi dosis diaria.
Hijo de perra.
- Tengo sueño y me duele la cabeza, no habrá sexo el día de hoy.
- Tu no hagas nada, solo ven y acuéstate conmigo - palmea la cobija, me cruzo de brazos y niego.
- Vete.
- ¿Segura? - pregunta alzando sus perfectas y pobladas cejas.
Se quita la camisa y carraspeo viendo hacia otro lado. Maldito chantajista, está desde hace un año ejercitándose y sale a correr en la madrugada, su cuerpo es de un dios griego, uno que me encanta morder cuando me deja.
- Grace...- dice seductor, alargando la última letra.
Me recargo en la puerta y sin siquiera verlo vuelvo a negar.
- Me voy a ir - dice en el mismo tono.
- Ya estuvieras - imito, miro de reojo que se levanta y respiro hondo.
Esta vez no caeré, ya no debo hacerlo.
- Muévete - ordena, frunzo el ceño y volteo hacia él.
Está cambiado, enojado y decepcionado.
- Salte por donde entraste - señalo la ventana, gira su cabeza y cuando regresa su vista a mi alza ambas cejas.
- ¿En serio? ¿Qué te ha pasado? ¿Tienes a alguien más? - se acerca intimidante, pongo mi mano en su estómago evitando su contacto.
- Pero qué cosas dices, aparte ¿Qué tiene si es así? - alzo mi barbilla sintiéndome superior.
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Editado: 14.03.2020