Grace
- Deja de moverte.
Es inevitable hacerlo, la maldita bala fue a dar a mi brazo.
- Ahh, no sabes hacerlo - me quejo, alza las pinzas extendiéndomelas.
- Hazlo tú pues.
Chisto la lengua, meto el pesado de tela que me dio para morder y sonríe metiendo de nuevo las pinzas, hijo de...
¡Esto duele horrible!
Muerdo con fuerza, una lágrima baja sin permiso por mi mejilla izquierda y le pego un puñetazo a la pared.
- Ya, está afuera.
- Ahh - jadeo contra la tela amortiguando el ruido que hago.
Me limpio la lágrima y solo me pone puntadas para vendar mi brazo.
Saco la tela de mi boca húmeda y llena de baba, la tiro en el bote de basura y relamo mis labios.
- Quiero ver a mi bebe, ¿Dónde está? - lo miro seria, este niega y su mano con sangre acaricia mi mejilla que abofeteó hace rato.
Gruño y me hago a un lado, toma mi quijada brusco apretando demás. Le pego un manotazo par que me suelte, un quejido sale de mi boca y me suelta brusco.
- ¿Por qué, Russell? Ya te hacía con mujer e hijos.
Sobo mi cara, mi contrario ríe fuerte y entra por una puerta que dedusco es el baño al oír agua correr.
- ¿Así como tu? Dime, ¿Cómo es que se llama tu beba?
- No te lo diré.
- Vamos, pequeña. Hazlo por las buenas.
- Es un estupido nombre, ¿Me sacarías a golpes un nombre que no vale nada para ti?
- Puede ser, ese nombre me serviría a futuro.
Me levanto de la silla furiosa, solo eso. No ataco ya que él tiene más ventaja al no estar lastimado de un brazo.
- ¿Qué? ¿Muy fierita, no?
- ¿Que quieres? ¿Qué te hizo Deon para quisieras ir por mí?
- Otra vez, ya te dije.
- Si tu excusa de traerme contra mi voluntad a tu casa es que le gánaste una carrera a Deon, es muy estúpida.
- Pero es la verdad.
- ¿Por qué quiste que me apostará? ¿Me sigues amando, mi rey?
- ¿Mi reina no me extraña? - pregunta en tono meloso, parece niño coquito con el puchero que hace.
Se acerca invadiendo mi espacio personal, toma mi cintura con una de sus manos y me acerca de golpe a él. Sonrío coqueta viendo sus labios.
- La única razón por la que quise que Deon te apostatara, es porque sigues siendo mía. Siempre lo has sido.
- ¿Ah sí? En otras circunstancias hasta me parecía tierno y romántico, pero ahora tengo una bebé recien nacida que es mitad mía y de Deon.
Hable demás, me quedo con la cara volteada, su respiración es errática.
- Ya supéralo, Russell. Lo nuestro es pasado.
- Ha pasado un jodido año, no te creo que me hayas olvidado - me toma del mentón obligándolo a verlo a los ojos - ¿Por qué decidiste irte con él?
- ¿Quieres saber por qué? - sonrío triste - Nunca me prestabas atención cuando la quería, siempre era cuando a ti se te antojaba y cariño, la indiferencia duele.
- Pero sabías que te amaba, aún si dejaste que ese imbécil te manoseara mientras yo te dedicaba mis victorias.
- El amor se extinguió, fuiste mi primer hombre en la vida, confórmate con eso.
- No, quiero más.
Se mueve conmigo, recargándome en la pared y quedando pegaditos.
- Entiende que yo ya tengo una vida, no puedo darte más.
- Sí, si puedes más no quieres.
Ruedo los ojos, ¿Sí entiende, por qué insiste? Es un idiota.
- Exacto, ya lo tienes presente.
Palmeo su hombro, Russell recarga su frente e la mía y suspira.
- ¿Quieres ver a tu hija? - pregunta bajito, sonrío y asiento frenéticamente.
- Si, llévame con ella.
- Primero tienes que darme algo a cambio.
Pasa su dedo por mis labios delineándolos, lo emujo por el pecho separándolo de mí y me cruzo de brazos.
- ¿Qué quieres?, ¿Sexo? Ni en sueños.
- Pero si antes hasta me lo pedías como gata en celo - recuerda sonriendo con picardía, muerde su labio y levanto mi dedo corazón.
- Antes, pasado mi rey.
- Vamos, será un polvo rápido - vuelve acercarse, lo mantengo a distancia con mi mano en su pecho - ¿Oh no quieres ver a tu hija?
- Si le haces daño date por muerto, Russ.
- Si no se calla le cortaré la lengua y abriré su cuerpo en vida para vender sus órganos - sus ojos se dilataron, maldito sadico de mierda.
Golpeo su mejilla fuerte, pateo su estómago que lo mete e un poco nomás. Estaba tan furiosa con lo que dijo que no alerte sus movimientos después, su puño fue a dar a mi rostro y me fui de lado golpeándome la cabeza con la orilla de la silla.
Mi brazo herido lo lastime más, me incorporé como pude y vi sangre deslizarse por mi brazo. La venda se empapó al instaste, iba a tocarla pero mi pelo es jalado hacia enfrente.
Me paro para no sentir tanto dolor, todo está pasando tan rápido que no puedo reaccionar a algo cuando otra cosa está pasando, solo lucho contra él, mi pijama es rasgada, mis manos sujetadas por encima de la cabeza, grito como loca aunque sé que nadie podría ayudarme, la esperanza es lo último que se pierde.
- ¡Bájate! ¡Te arrepentirás de esto! ¡Ahh!
- ¡Cállate!, tú lo quisiste por las malas, eres mía y te lo demostraré.
Profana mi cuerpo a la fuerza, para que no siga gritando tapa mi boca con su mano, lastimándome la mandíbula. La brutalidad con la que entra me hace llorar, cierro los ojos cuando deja besos húmedos en mi cuello.
Mi piel se eriza, sabe dónde tocarme para doblegarme ante sus toques. Mi mente me reprocha porque mi cuerpo le corresponde. Su risa burlona y lenta, manoseos, las mordidas, al final quede adolorida de mi zona íntima, con él abrazando mi cintura firmemente por detrás.
Mi vista está en la ventana, la cortina azul marino se ilumina con la luz de la luna, lagrimas bajan silenciosas por un costado de mi cara. Tengo un nudo enorme en la garganta.
Y por primera vez, quiero que Deon me moleste...quiero que me salve y proteja.
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Editado: 14.03.2020