Antes de colocar el capitulo, me gustaría hablar un poco sobre mi desaparición, aunque las vistas no sean muchas, siempre me ha gustado reportarme con esas personitas que están desde el día uno. Aunque no es una excusa, la universidad y el trabajo han hecho muchos estragos en mi, para cuando comenzó a escribir aquí, este fue un reto que me impuse a mi misma para poder aprender y mejorar cada día, debía tomármelo con calma y no estresarme como solía hacerlo en las ultimas semanas, tengo mucho que trabajar y reconstruir tanto en mi y mis personajes que a veces el escribir solía dejarme muy estresada y enojada por no tener coherencia con los demás capítulos. Además como se los comentaba antes estas dos serian historias cortas y no me gustaba como se aproximaban demasiado los capítulos sin explicar nada.
El nuevo ciclo de la uní ha llegado y con ello nuevas actitudes y mas metas que cumplir, me siento bien y realizada y con la mente mas tranquila y relajada. Por favor les pido que cuiden su salud mental, su estabilidad emocional y que sepan que el dar lo mejor de ustedes en lugar no implica el perder su esencia y lo que los define como personas. Aprendamos a soltar y a decir *no quiero mas esto* cuando la vida nos la pone difícil.
Las actualizaciones volverán una vez por semana como estábamos de un principio, todos los domingos serán de actualizaciones y si puedo mas antes, mucho mejor.
muchas gracias a esas personas que están aquí todavía y que pasar de todo no se han ido y para las nuevas bienvenidas a este mundo.
besos
Capitulo 26
Un nuevo día
Los días comenzaban a tener un sabor distinto mientras el tiempo pasaba. Y es que a veces ni siquiera el amanecer o los atardeceres daban crédito con lo que sucedía ahora en día. Los días marchaban más rápido con la despedida del otoño y con la bienvenida del invierno.
Las cosas se complicaban cada vez un poco mas sin que yo me diera cuenta o sin que yo misma cayera en realidad de la misma.
Y es que había cosas que no quería aceptar, estaba un poco ansiosa y eso por lo general no era bueno en mí.
Redirigí mi vista hacia el patio de juegos mientras seguía apoyada en la ventana, desde aquí podía tener un panorama un poco amplio del patio del instituto. Los estudiantes que venían a estas horas de la mañana solían ser muy pocos, aunque también podría asegurar que era la primera vez que llegaba tan temprano al instituto, por lo general solía llegar pasadas las seis con minutos mientras estuviera viajando con el camión escolar. El campo de futbol y el patio se encontraban desolados, y a este punto se encontraban llenos de hojas marrones esparcidas por todo el suelo. Aun la neblina no se había desvanecido por completo y eso le daba un toque mas frio y pesado al ambiente.
No bastaba con que mis días estuvieran grises, a este punto el que el día tampoco estuviera a mi favor no me sorprendía.
Estos días habían sido un caos si alguien me lo preguntase.
Llevaba casi una semana que no podía dormir bien, llevaba días en que la pereza era la primera que ganaba las batallas una vez cruzaba el umbral de mi casa. Cerré los ojos instantáneamente en pensar en las tres faltas amarillas que tenía en dos clases.
Siendo dos de ellas en literatura.
¿Cuándo en mi vida yo había tenido tantas faltas y solo por ser una perezosa?
Si mi padre se llegase a dar cuenta estaría cien por ciento segura que sería el fin de la poca existencia que me queda.
Hoy no había sido necesario colocar alarma, ya que la falta de sueño había sido la responsable de haberme premiado para comenzar el día a altas horas de la mañana. Y al estar arreglada, cambiada y lista para las clases no me quedo de otra que llegar más temprano al instituto. No quería quedarme en casa hasta que se dieran las siete y esperar al camión para que viniera por mí.
Me sentía asfixiada en mi propia casa aun teniéndola tan vacía y solo para mí.
Estar sola era un sentimiento que me gustaba, pero sentirme que estaba sola era un sentimiento que también me aterraba.
Sabía que papa debía irse de vez en cuando a Estados Unidos a reuniones o viajes de negocios, antes no era un problema quedarme sola y disfrutar un poco de la soledad además que; por lo general alguien me cuidaba, no pasaba sola por completo, pero cuando comencé a tener más años el dejarme sola algunos días, no era problema. Pero ahora la soledad me asfixia, no me gusta, la detesto, siento que la soledad me tiene encerrada en ella, tanto, que me hace pensar que a este punto nunca voy a poder salir de ella.
Y es que tampoco las ganas ayudaban. Yo no ponía de parte.
Tampoco mis actitudes congeniaban en la ecuación.
Las ganas de venir al instituto eran las mismas que ayer y las mismas desde hace una semana. Había entrado en un tipo de ciclo en la cual sentía que no podía salir. El cansancio me ganaba, el escuchar música en la casa me hacia sentirme aun peor, y el que mi casa estuviera tan sola y sin ruido alguno era aun peor.