Hoy, como algo extraordinario, no hay mucho trabajo en la empresa, que se dedicaba al entretenimiento y organización de grandes eventos, ni con los hoteles. Así mejor voy ya a almorzar, tomo mi abrigo y bolso salgo de mi oficina de grandes ventanales y rojos ladrillos. Afuera está mi asistente, Caroline, muy concentrada en la pantalla de su computador para percatarse que estoy frente a ella.
-¿Tengo alguna reunión, Caro?- le pregunto con una sonrisa juguetona al verla saltar en su asiento.
-¡Jesucristo!- exclama tocándose el pecho y frunciendo el ceño- ¿A caso tiene mantequilla en lugar de pies, jefa?
-No lo creo, o sino todos permanecerían cayéndose de culo en esta oficina- replico sonriendo mientras arreglo mi ropa frente a la oscura pared tras el escritorio de Caro que siempre usaba como espejo. Cuando estuve perfecta voltee hacia Caro que me miraba impaciente- La pared es más práctica que ir al baño.
-Como digas- suspira y rueda los ojos en broma- No tienes nada agendado hasta la hora de la cena, a las 18:00 tienes la cita con tu galán de ojos verdes- me informa levantando ambas cejas y sonriendo píCara.
-No es mi galán. Estamos organizando el baile benéfico de su hospital. Solo eso.
-¿Y por eso van a tener una cita romántica?- contra ataca Caroline tecleando de nuevo en su computador.- Eso es algo que siempre discutes con los clientes en tu oficina, cuando no delegas el trabajo a alguien más.
-Este es un cliente muy importante y a su baile benéfico siempre asiste la alta sociedad de la ciudad. No podemos cometer ningún error en este evento, no a menos que quieras conseguir otro empleo.
-Síguete diciendo eso hasta que te lo creas- se burla de nuevo.
Volteando los ojos me despido de ella y tomo el ascensor hasta el sótano. Un par de pisos más abajo se suben al ascensor el gerente del almacén y su esposa, la gerente del personal de mantenimiento, Esteban y Megan, ambos tienen 32 años y son de mis empleados de mayor confianza, están conmigo desde el comienzo de mi empresa, de hecho se conocieron acá.
-Buenos días Señorita Moore, ¿cómo se encuentra hoy?- pregunta Esteban.
-Buenos días, Esteban. Estoy muy bien, gracias. ¿Y ustedes? ¿Cómo están las mellizas? Me dijo Natalie que Eva estuvo enferma- pregunto realmente interesada en la salud de la niña. Eva es una de las hijas de Esteban y Megan, una preciosa niña de cabellos rojizos y lacios como los de su madre pero muy enfermiza.
-Ya está mejor, señorita- contesta Megan.- Pescó un virus en el kínder pero ya está mejor, hoy fue mi madre para cuidarlas, ya que su niñera renunció porque comenzará a estudiar este semestre.
-Me alegra que la niña ya esté bien.
En ese momento el ascensor se detiene en la primera planta y nos despedimos. Bajo un piso más y llego al parking. Cerca a la entrada me espera mi camioneta Ford Raptor negra, hermosa y con todos los juguetes, es mi bebe, puede que no sea la más rápida pero en ella me sentía invencible.
Antes de salir del parking conecto mi teléfono al radio de la camioneta y mientras entro a la avenida llamo a mi primo Ethan. El es más que un hermano que mi primo, de hecho es mi mejor amigo.
-Moore- me contesta desde la otra línea serio.
-¿Cómo ha estado el mejor primo del mundo?- le digo con entusiasmo
-Hola preciosa- respondió más animado y con su Característico tono alegre- Hasta el cuello de trabajo. De hecho voy para una junta en el Hotel Valhala y voy retrasado porque la junta con los accionistas de Alfa Hoteles se demoró más de lo que tenía previsto.
-¿En serio? Yo que te iba a decir que me invitaras a almorzar.
-No lo creo, voy a estar muy ocupado y seguramente almuerce en Hotel.- dijo con pesar porque en estos días hemos estado bastante ocupados y no hemos podido vernos.- ¿Qué te parece la cena? Hoy no tengo nada programado.
-Esta vez soy yo la que no puede, voy a salir a cenar con el Doctor Walker para terminar de cuadrar unos detalles del baile benéfico que estoy organizando.
-Con el doctor ¿eh?- dijo en tono sugerente. Yo voltee los ojos, otro que decía lo mismo.
-Sí, con el doctor que hace anualmente uno de los eventos más conocidos de la ciudad, así que no molestes.
Sonó una risa profunda del otro lado y pude verlo meneando la cabeza con una sonrisa de hoyuelos.
-Y borra ya esa sonrisa- le ordené sonriendo también.
-Me conoces muy bien.-
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Editado: 16.08.2019