Aberrantes

Capítulo 28 - Tú moriste

Habían transcurrido más de 20 minutos. Jay y Cooper continuaban expectantes ante quién iba a perder en esta competencia. No estaban embargados sobre quién iba a ganar, sino en quién iba a perder debido a que la mirada de Blue Velvet y Jeff era tan verdugo, parecía que no iban a dejar a nadie vivo. Ninguno usaba armas esta vez, sin embargo, los puños y las patadas parecían doler. El sonido del golpe hueco y las pequeñas exclamaciones de dolor daban mucho que decir.

—Esto no va a terminar nunca —dijo Cooper aferrándose del barandal de metal.

—Esperemos que sí —intervino Jay y vio a Cooper de reojo—, o alguno de ellos terminará muriendo. Es mi hermano o mi mejor amiga.

Antes de que Cooper lograra decir algo ocurrió un acontecimiento. Jeff estaba sumergido ante la idea de atacar, no era propio de él, siempre tenía planes de contingencia, planes para otros planes, siempre. Jeff trataba de propinar algún golpe, sin embargo, Blue Velvet corrió y logró subir en el techo de unos de los coches, una vez arriba saltó cayendo en los hombros de Jeff haciéndolo girar y debido a la falta de equilibrio, Jeff cayó al suelo con Blue Velvet aún en sus hombros. Oprimía sus piernas en el cuello para evitar que se liberara, pero eso no lo iba a detener y lo sabía así que colocó ambas manos en la cabeza de Jeff.

Cooper abrió los ojos como plato porque sabía lo que iba a ocurrir después de eso.

—¡No! —Exclamó él.

—Click —murmuró ella haciendo un ademán de romper su cuello.

Lo liberó de su amarre con una sonrisa en su rostro se levantó del suelo y limpió el polvo de su traje.

—Y la última regla es nunca subestimes a una mujer —Lissa hizo asas con sus manos—. Vamos, no te hice daño —dijo Blue Velvet y Jeff se levantó del suelo—, pero sabes que pude haberte matado así que gané.

Lissa colocó ambas manos en su cintura con una pose triunfal mientras que Jeff estaba observandolla, le daba la espalda y veía los moretones en su antebrazo de haber recibido tantas golpizas. No dolía nada por los momentos, pero sabía que dentro de unas horas dolería como el infierno. Se alejó de ella para subir los peldaños. Lissa lo notó y colocó los ojos en blanco. Conocía muy bien a su amigo como para saber que jamás iba a afrontar su derrota.

Lissa se transformó en un rayo para lograr llegar a la plataforma donde estaban Cooper y Jay.

—Eso fue un muy buen espectáculo —habló Jay y se sentó en la computadora.

—Me alegra que les haya gustado —sonrió Lissa y se sentó en una de las sillas de ruedas más cercana a Jay—, son años de práctica. Muchísimos.

—Casi le rompes el cuello —Cooper se cruzó de brazos inclinando su espalda en el pasamanos.

—Pero no lo hice —Lissa colocó los ojos en blanco—, además, ese era el punto. Ver quién estaba más cerca de matar al otro ¿O no, Jeff?

Los tres vieron como Jeff subía los últimos escalones con dificultad y se sentaba en la mesa de operaciones.

—Supongo que sí —Jeff comenzó a mover su hombro en busca de nuevos rasguños o golpes.

—Dime algo —dijo Lissa—, ¿Realmente te gané o tú dejaste que yo ganara para que de último recurso use todos mis movimientos?

—Ganaste y es lo único que importa.

—De igual forma sabes que ninguno de los dos mostró todo su potencial —Lissa se cruzó de brazos haciendo puchero.

—Tú querías escuchar la historia de Darrin ¿No? —preguntó Jeff colocándose de pie y acercándose al monitor frente a su hermano—, bueno te la contaremos.

—No pensé que fuera hacerlo —le murmuró Lissa a Cooper aun sabiendo que a él no le importaría ni en lo más mínimo.

—Darrin era un chico como Cooper, recién iniciado. Pero ya tú sabes esa historia —continuó Jeff—, un hombre cuya naturaleza era muy fuerte, bruta, sólo quería golpear y matar, sin embargo, le habíamos dicho que las cosas no eran así, que este grupo fue fundado para que los Aberrantes rebeldes fueran a prisión, no estaba de acuerdo.

—Es que nadie está de acuerdo con eso —Lissa reposó su cabeza encima de su mano empuñada.

—Entonces, fuimos a una misión —Jeff tecleaba en la computadora sin detenerse, sin apartar la mirada de la pantalla—, habían dicho que unas personas habían sido secuestradas por Aberrantes, según el 911, decidimos ir y por causalidad de la vida, mi hermano tenía razón.

Jay bajó la mirada y se levantó de su silla de ruedas.

—No debimos haber ido —finalizó Jeff. Tomó asiento y dejó que un video ocupará toda la pantalla, presionó la tecla de espacio y el video comenzó a reproducirse.

En el video revelaban como un grupo de al menos 7 hombres corrían en dirección a Darrin, todos contra él. No estaban Jeff o Cooper, o, mejor dicho, Guyana o Lebanon. La habitación estaba rodeada por cajas y tuberías, parecía ser una fábrica similar en la que estaba Lissa antes de ser Blue Velvet. Darrin peleaba y sí podía notarse la maldad en sus ojos, como deseaba poder atravesar sus gargantas con su navaja, sin embargo, siempre ocurría un tic, un poder que lo detenía de hacerlo .Quizás la voz de Jeff en su cabeza pidiéndole que parara o el hecho de que quería ser una mejor persona.

Su mirada era la única diferencia del Darrin actual. El Darrin de ahora, el loco por la anarquía no era para nada diferente en su forma de vestir o la manera en que peleaba, más que todos en sus facciones físicas. No había cambiado nada.



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En el texto hay: poderes, peleas, aberrantes

Editado: 24.09.2018

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