Dos días después de la primera prueba, Kaizer y compañía salen del salón donde hicieron el segundo examen que corresponde a un escrito. Serie de preguntas donde los estudiantes pondrían a prueba sus conocimientos a lo largo de todo el año, mejor conocidos como “exámenes definitorios de primer año”, temor de la mayoría de aquellos aspirantes a asesinos por su complejidad. No deja de ser un examen teórico, pero con la enorme dificultad para aquellos que no han sabido seguir el ritmo anual.
Temeroso ante un nuevo fracaso, Kaizer se vuelve a derrumbar ya que varias preguntas le fueron casi esquivas para desarrollar y eso le carcome la mente al pensar sin parar que no sería suficiente y tendría muy baja nota como para que le dé la cantidad de puntos necesarios.
Megumi propone ir a la cafetería y comer y beber grandes cantidades del menú del día sin darse cuenta de que un ambiente deprimente envuelve a Kaizer y aunque no lo demuestre, Kamata. Ambos se sienten preocupados por sus respectivas notas:
—¿Enserio les fue tan mal? —pregunta Megumi con enorme preocupación ya que ella fue la que los ayudó a estudiar y sin duda que por los rostros de ellos siente una gran culpa.
—Fue…demasiado difícil…—exclama Kaizer.
—Tranquilo Kaizer, no te sientas así. Ambos van a aprobar este examen. Confío en ustedes. —los anima ella.
Kaizer se derrumba como si no fuera el mismo chico que hacía unos días fue consolado por Megumi y sentía como si podría enfrentar al mundo:
—¿Y si…ser asesino no es lo mío? Me siento…fracasado…no he logrado aprender nada y no he podido superarme siquiera. Soy tan débil…soy débil en el curso…soy débil en las pruebas…soy un…—golpea impotente la mesa con el puño hasta que Megumi lo interrumpe.
—¡Ni se te ocurra decirlo! —lo golpea en el rostro y sin darse cuenta Kaizer acaba tumbado contra el suelo.
—¿Lo golpeaste? —pregunta Lucian, incrédulo de que lo haya golpeado y pudiera dejarlo casi adormecido.
—Pues…si…—responde Megumi.
—Vaya, que fuerza. —se sorprende Kamata.
—¿Habrá muerto? —pregunta Lucian al ver que está con ojos cerrados.
—No digas eso, es de mal gusto. —lo regaña Maia.
—Pero míralo, parece un pez muerto. —continua el tirador.
—Para mí que está viajando hacia arriba. —añade Kamata.
—Ya cállense los dos. —les dice Megumi.
Por increíble que pareciese, Kaizer empieza a reírse a carcajadas, abre sus ojos y reincorpora con más espíritu que antes. El solo hecho de tener a sus amigos le da la fuerza necesaria para no perder la fe:
—Gracias chicos, en verdad no sé qué haría sin ustedes.
Megumi se abalanza sobre Kaizer y lo abraza de la misma manera que siempre cuando él necesite del amor fraternal de alguien, en este caso de alguien dulce y honesta, conteniéndolo como una figura maternal que vela por cada miembro del grupo:
—Ya te dije, no lo eres y para mi eres más que eso. Eres…eres lo único que tengo…—se sonroja ella al darse cuenta de que lo que dijo puede entenderse mal desde los ajenos— eemmm…digo…junto a Kamata, Lucian y Maia por supuesto.
—Lo siento tanto…—exclama Kaizer y le acaricia la cabeza a Megumi— perdón por siempre ponerme así, no es algo que quisiera, pero me gustaría tener en orden mis sentimientos o al menos ser fuerte mentalmente.
—Lo eres Kaizer, lo eres, pero creo que deberías tranquilizarte. Con todo lo que pasamos este año dudo mucho que pretendan hacernos repetir de curso…creo. —intenta calmarlo Lucian.
—Si…es verdad, pero…lo siento chicos…no sé porque, pero tengo que decirles que lo lamento…
—¿Lo sientes? ¡¿Qué es lo que mierda sientes?! ¡deja de comportarte así y se un hombre! Perdiste ¿y qué? Sigue con la frente en alto porque eso es lo que hace un hombre de verdad. Este examen no definirá tu puntaje final. Conseguirás aprobar y al final destrozaras a tus rivales en la prueba final. —lo intenta animar como puede el espadachín, aunque Megumi lo mira con profundo odio al no tener el tacto que ella sí.
—Bueno, ciertamente la prueba final es muy importante, aunque las tres deben sumar ¿veinte? Es un problema ¡pero ¡qué diablos, lo lograrás porque hemos estado en situaciones más difíciles que estas! —Lucian levanta su pulgar hacia arriba confiando plenamente en Kaizer, quien se conmueve por tales palabras.
—¡Oye! ¡¿Quién demonios te dijo que me interrumpas?! —lo pelea Kamata.
—¡Creo que solo se me ocurrió! ¡¿algún problema?!
Tanto Lucian como Kamata chocan sus frentes e intercambian miradas eléctricas. Megumi se acerca a ambos y ríe de una manera tan delicada y tierna que los demás se sonrosan enternecidos pero el espadachín y el tirador ven a través de ese gesto un demonio que los quiere golpear:
—Haaaaa, chicos ustedes sí que son unos tontos, pero aun así los adoro. —les dice ella.
—En fin, deja de lamentarte y enfócate más en esta prueba. —lo alienta Kamata.
—Que extraño que tú no te sientes nervioso. —lo mira de reojo Maia.
—Bueno…es que ya me resigné hace tiempo ¡jajaja! —ríe el espadachín.
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Editado: 05.08.2024