Durante la madrugada del día siguiente, Kaizer se reúne con el grupo junto al enorme árbol que visitan regularmente para pasar el rato. Allí ve a Kamata en pleno sueño, Lucian molestándolo con pequeñas hojas siendo colocadas en su boca y Maia diciéndole que se detenga y no lo moleste. Sin embargo, no ve a Megumi por lo que empieza a preocuparse por su ausencia.
Inmediatamente se acerca a Maia y le pregunta por Megumi a lo que su respuesta es una mueca de negación y luego exclama con la misma preocupación del chico:
—No la he visto ni cuando fui a la habitación que comparto con ella. Creí que estaba en la biblioteca como siempre hace. Aunque no he vuelto al cuarto desde la tarde.
—¿No creerás que…? —pregunta Lucian.
—Dudo mucho que se haya adentrado ella sola. No es así. —dice Kaizer.
—Hay más malas noticias. —dice Lucian mientras mira desde una esquina a poca distancia y señala donde se ubica el bosque.
—¿Qué sucede? —se cerca Kaizer.
Junto a la entrada del bosque varios profesionales vigilan el paso. La seguridad es de docenas de hombres. Pareciera como si en verdad hay algo que desean cuidar, encubrir o proteger, pero eso no hace más que elevar la curiosidad y saber que ocurre.
Kamata se pone de pie y avanza hacia el muro de madera que dibuja el límite con el bosque y de un corte logra abrirse paso y formar una nueva entrada que es de tal tamaño que permite a ellos pasar sin problemas. Kaizer se apura y abre un poco más la abertura al separar las maderas para que los demás puedan pasar. Después de que todos pasen, el chico de ojos similares a los de un dragón da un pequeño vistazo y ve que unos guardias se están acercando por lo que Lucian y Maia y lo toman de los brazos y tiran hacia el bosque:
—Shhhh. —lo calla Maia mientras Lucian y Kamata se quedan contra el muro de madera. Los guardias pasan con linternas observando en la oscuridad que no haya ningún estudiante por esos lados y fuera de la cama.
Tras esto, se adentran en el bosque con pasos sigilosos. La idea de Kaizer es ir al norte, al pueblo Amazon Ville, y la mejor manera es costear por el bosque ya que hay mejores probabilidades de no ser detectados. Los guardias tienen una extensión de vigilancia por casi 10 kilómetros así que lo mejor es ir dentro del bosque.
Como el bosque se encuentra a plena oscuridad, apuran el paso y así llegar lo más rápido posible a Amazon Ville, sin información más que aquel rumor que Lucian conoce. Casi sin despegarse del muro de madera, avanzan durante casi media hora y entre la maleza escuchan sonidos de la fauna silvestre como ardillas, zorros y muy a lo lejos sonidos de aullido de lobos. Sienten como los depredadores los vigilan, acosando sus movimientos y esperan por la oportunidad para cazarlos. Kamata está en muy alta guardia con su mano sobre la espada. Kaizer no deja de mirar por los alrededores y Lucian, de los nervios, toma de la mano a Maia y ella se aferra con fuerza.
Lucian, durante los últimos días, se había acercado muchísimo a Maia y ella por igual por lo que no es tan raro que se tomen de la mano sin que se vea raro:
—¿Qué creen que encontremos en ese pueblo? —pregunta Kamata cuidando la retaguardia del grupo. —Es decir, el rumor de esa persona ¿será suficiente?
—Te noto poco convencido. —dice Kaizer.
—Puede que un poco pero también pienso ¿Qué pasará si damos con esa persona? No creo que quiera ser encontrado o algo así. Por algo evita a la gente. —añade el espadachín.
—Odio admitirlo, pero Kamata tiene mucha razón. Estamos buscando a alguien que seguramente no quiera ser perturbado. —dice Lucian. —¿Por qué molestar a alguien así?
Kaizer lo piensa mejor y da la razón a sus amigos, tiene todo el sentido del mundo que esa persona se mantuviera durante mucho tiempo fuera de la civilización, pero es aún más extraño que se mostrase ante ellos como si buscase algo:
—Podemos encontrar la respuesta una vez hayamos llegado al pueblo. —dice Kaizer.
Kamata se detiene, perturbado por sonidos que a lo lejos suenan como de grupos acercándose. Grupos de bestias que jadean y no temen ser escuchados. El espadachín se queda rígido y como si fuera un muy mal chiste, Abbadon hace su aparición con la voz que lo caracteriza solo para que use la espada y se haga cargo de los animales que se acercan.
El chico lo ignora, pero el solo hecho de escucharlo lo pone de muy mal humor. No se preocupó de la esencia demoníaca porque había dejado de molestar, insistiendo en ser desenvainado pero la situación le es idónea para cubrir la hoja con sangre.
Kaizer se detiene y mira hacia atrás, ve a Kamata parado y mirando a lo profundo del bosque. Lo llama para que continúa caminando y no se retrasen a lo que el espadachín responde reanudando la caminata. Sin embargo, Abbadon persiste y la lucha con Kamata sigue en silencio:
—Lucian ¿no te pone nervioso los sonidos del bosque? —dice Maia mientras aprieta con fuerza la mano del tirador.
—Mentiría si te dijera que temo demasiado. Estamos en un lugar peligroso y salvaje, pero debo ser valiente. —responde siempre estando cerca de Maia.
—Si sientes que es demasiado podríamos volver. —dice Maia.
—Estoy bien, enserio. —responde Lucian. No puede disimular los temblores de su mano y el tremendo estado de alerta al escuchar a los animales a su alrededor.
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Editado: 07.09.2024