Perspectiva de Catherine
Aun ni es medio día y todo es un desastre, después del ridículo que hice en clase. Me escondí en los baños. Tenía mucho pánico hasta que es el cambio de hora y salgo muy desorientada, como murciélago de su cueva.
Me encuentro con Mikaeya y al menos sus palabras guía me ayudan a llegar a mi siguiente clase. Pasa el tiempo
Me logro juntar con Alice a la hora del almuerzo o mas bien ella me encuentra, me explica que ya se tiene muy memorizada la esencia de su mejor amiga, es asi como ambas vamos a la cafetería. Pero es un caos total pedir la comida, todos los de primero somos un desastre total, hay comida regada en el piso, chicos lanzándose comida y otros peleándose en la esquina o mas bien gruñéndose, tenían los colmillos y garras a la vista junto con los ojos amarillos verdosos brillándoles pero en durante todo el tiempo que Alice y yo estamos comiendo en nuestra mesa nunca se tocan, solo blufean, pareciera como si tratarán de definir quien era el macho Alfa.
-Los de primero siempre están dándonos problemas, mira como están dejando la cafetería- exclama una de las señoras gordipequeñas que atendía el bar.
Vaya Academia de sorpresas en la que estoy.
Buscamos a Mikaeya pero tampoco la vemos y eso que su cabello albino resalta bastante. Un poco antes de terminar mi comida, un pitido comenzó a torturarme los oídos Alice me insistió en que ella no oia nada mientras me preguntaba si acaso sentía un exquisito olor parecido a como si se quemara canela o incienso, use mi súper olfato pero no proveniente. El cuerpo de Alice comenzaba a punzarse parecía que lo disfrutaba.
- No lo sientes Katt, es tan rico...- suspira la pelirroja en un tono ahogado y bastante perturbador para mi- Se siente tan ¡ah! ¡Ah! ¡AH!... ¡Debo irme!... Debo irme, tengo que encontrar la fuente de esto.
Alice recoge sus cosas y sale disparada hacia el bosque junto con otros lunáticos que la siguen igual de desesperados. Mientras tanto el pitido se hace cada vez mas fuerte, aprieto mis oídos con fuerza pero es en vano. Penetra mi cabeza como si tuviera un parlante en mi cerebro. Logro coger mi mochila y trato de alejarme lo mas posible de ese sonido, veo que adelante y atrás mío también hay chicos intentando huir del sonido.
-¿Ponen esta alarma cada vez que hay novatos? Se supone que ya sabíamos la ubicación de las clases. ¡Esto no hacia falta!- exclama una voz femenina a mis espaldas.
-Tienes razón amiga, ¡Joder! Como duele, ¡Agh!
Intento de voltearme para saber quienes eran y a que se referían pero el pitido se vuelve mas intenso y penetrante, hace sentir mis oídos como si un guijarro se rebotara dentro de mi cabeza. Aunque se supone que intento correr en dirección opuesta al sonido se siente como si nos acercáramos mas y mas, escucho muchos gritos dolor, incluido el mio, apenas logro ver como muchos chicos comienzan a sobrepasarme con su velocidad, asi que con toda mi energía también me uno al grupito de los veloces, hasta que el sonido se detiene. Nos detenemos. Alejo las manos de mi cabeza y separo los parpados.
Al observar el panorama me doy cuenta que estamos en el gimnasio que había visto desde la ventana del autobús.
Frente a nosotros se encuentra, la figura mas hermosa y masculina que he visto, mi crush, mi vida, mi Sugar Daddy.
Henry mi amor.
Nerviosa me arreglo el cabello alborotado que tengo por el mini-maratón, vaya boba que soy, como si el me prestara atención.
- ¡Felicidades chicos! Esta vez llegaron mas pronto que el mes pasado. Esperemos un momento a que lleguen los últimos- Nos dice amablemente mi Sugar Daddy.
Obvio regreso a mirar como a lo lejos aproximadamente unos 10 chicos aun corrían en dirección a nosotros. Cuando al fin llegan, nos reúnen a todos dentro del gimnasio.
Era un lugar muy amplio con diferentes espacios para todo tipo de deportes como escalada, futbol, básquet incluso había un ring de boxeo.
Una vez todo unidos, aparecen junto a mi amor platónico dos profesores muy peculiares.
Uno de ellos, una señora caucásica de unos 40 años pero que se ve que esta en forma y le gusta el deporte.
El otro es alguien de aspecto contemporáneo a mi Henry, con un seño fruncido pero que luce como una masa llena de esteroides. Si, ciertamente tiene músculos enormes y definidos, pero no me atrae para nada.
Después de un alboroto al tratar de ordenarnos, nos ubican en filas de acuerdo a nuestra especie, estoy junto 13 chicos en mi fila, mientras que la de los licántropos en cambio debe tener unos 60 alumnos por lo menos.
-Talvez ya nos conozcan, pero nos presentaremos nuevamente - dice firmemente la profesora caucásica con tono militar- Mi nombre es Victoria y soy la maestra del grupo Beta.
-Mi nombre es Henry y soy el maestro del grupo celta. Un gusto conocerlos chicos.
- Mi nombre es Khamin pero díganme solo Kham, soy Ucraniano; y maestro del grupo Delta- Vaya tono tan grave que tenia en sus cuerdas vocales, si un oso aprendiera a hablar, definidamente esa seria su voz.
Los profesores continuaron hablando, ordenaron que solo nos quedaremos los nuevos. Al parecer nos dividirán en grupos, definitivamente tiene que tocarme con mi Henry, o al menos con Victoria, definitivamente no quiero al músculos de roca de Kham.
Cada profesor se quita su gafete y los meten dentro de una bolsa. Mi fila era el grupo mas pequeño con solo 3 alumnos incluyéndome, así que somos los primero en sacar, dependiendo la tarjeta será el profesor. Al mismo tiempo sacamos nuestras tarjetas del sombrero.
¡Mierda¡. De todas las probabilidades, siempre me debe tocar la peor suerte. Siempre igual, recuerdo infinidad de veces haber comprado boletos para rifas y nunca haber ganado nada. Ahora tendré que soportar al caradura de Kham y alejarme de mi Henry.
Porque la vida me castiga asi…
Somos 5 los chicos elegidos para ir al salón de la muerte ubicado en el segundo piso del gimnasio.
Al entrar al Aula recuerdo el ridículo que había hecho esta mañana en la primera hora, nuevamente sentía que mis entrañas ronronearían en cualquier momento y me provocarían otro vergonzoso para toda la vida.
Pero el profesor Kham fue claro y nos mando de inmediato a nuestros asientos. Justo cuando me senté vi que a mi lado se ubico uno de los chicos nuevos. No le hubiera dado importancia de no ser porque yo conocía a ese chico, el también pareció reconocerme ya que de inmediatamente agacho la vista.
Era el chico que tuvo aquella pelea con esos bravucones de la que Alice lo salvó.
Decidí mejor enfocarme en la clase ya luego le preguntaría sobre aquel incidente, eso si mi timidez no me lo impide claro esta.
-¿Quien puede decirme que fue lo que vimos la ultima clase? … ¡Nadie! ¡Es enserio! ¡Vaya grupo de ciervos asustadizos el que tengo aquí!
Vaya carácter de miedo que se cargaba. Bromeaba con lo del salón de la muerte ¡Lo juro! Ahora el profesor Kham me daba miedo, miedo real, siento que en cualquier momento saltará hacia mi y me quebrara en trocitos.
De pronto, el chico de alado comienza a hacerme señas, tengo miedo de voltear, de que Kham me vea y me quiebre el cuello de un parpadeo.
Así que, con lentitud volteo de reojo y leo la palabra “Gracias” escrita en un pequeño papel. Asiento con la cabeza y le muestro una mini-sonrisa.
- ¡Ciervos asustadizos! ¡Es hora de ir al campo de batalla!.
El curso entero se traslada al ring de boxeo. Ahí, mi mente ruega que no suceda lo que creo, sabiendo que es en vano.
-¡Los Nuevos al centro! Aun no tengo sus nombres. ¡Al cuadrilátero todos!- cuando Kham habla la mitad de sus palabras son gritos. Ni siquiera puedo llamarle profesor. Me da miedo.
Los recién llegados obedecemos y en un parpadeo nos subimos al ring,
Jamás he estado en una pelea, no quiero tener una cicatriz en mi rostro que luego tenga que ocultar con un corte emo. Es decir, ! Que estoy pensando!. Debería quejarme de esto y mandar al demonio a esa masa de músculos que podría aniquilarme en un respiro. Regreso a ver a mis 4 compañero pero creo que todos están igual o peor que yo. A excepción de aquel chico.
- Muy bien. Voluntarios para darles la bienvenida a sus compañeros.
Era la primera vez que mas de uno alzaban la mano, vaya calidad de compañeros que tenía. Rápidamente subieron 5 chicos al Azar.
- Escuchen todos. Este es un ejercicio de lucha fe instintos, seguramente ninguno de ustedes a luchado antes. Veremos como reaccionan sus cuerpo al sentir el peligro. Como siempre los que están fuera del ring deben hacer un resumen de todo esto Bla, bla, bla… ya lo saben. No lo repetiré. ¡Nada de golpes bajos! Deben noquear a sus rival y no esta permitido rendirse al menos que yo vea que la pelea esta decidida. Hasta entonces ¡Buena suerte! ¡Peleen!
Nosotros estábamos agrupados en el centro del ring, rodeados por nuestros propios compañeros que rápidamente sacaron sus garras y colmillos para mutilarnos seguramente.
Ahora mismo quisiera saber como saco esa garras y esos colmillos que tanto me habían asustado antes y que erróneamente desee que nunca volvieran a aparecer.
Bien hecho Katt…