—Jenny estaba borracha y Jake me ayudó a llevarla al auto, yo no podía por completo, Jenny pesa más de lo que paceré, además también había tomado algo, mi equilibrio no era el mejor en ese momento —digo lo más rápido que puedo, ya no quiero más malentendidos, este fin de semana es para los dos sin dificultades, quiero que lo disfrutemos todo lo que podamos, olvidar quienes nos rodean.
—¿Con que estas casada? —seguía sin poder creérselo, pasaba su mirada de mi a Tom —eres joven para estar casada.
—Así es —contesto con una gran sonrisa, era sincera, no como antes cuando apenas estábamos casados y las semanas que siguieron, ahora cada vez que lo pienso solo sonrió, no puedo evitarlo ¿Cuándo la cosas se volvieron de esta manera?
—Es una lástima, eres muy hermosa —dice Jake con tristeza.
Que se cree, obvio no me molestan los piropos, pero sabiendo que estoy casada y delante de mi esposo, no puede ser más de desubicado, los hombres y mujeres que son así las detesto ¿Como no pueden tener cuatro dedos de frente?
—Cariño ya debemos irnos —me dice Tom a un mantenimiento su mandíbula apretada— y te sugiero que no vuelvas a decir esas cosas de mi esposa, ya sea frente a mí, a solas con ella, aunque dudo que vuelva a suceder ¿No te enseñaron algo de respeto?
—Sí —contesto rápido, no quiero peleas, Jake le iba a contestar a Tom y no es lo que quiero— de nuevo gracias Jake, por tu ayuda —digo antes de que Tom me jalara de la mano.
¿En verdad está celoso? ¿Cuánto? ¿O solo lo hace porque soy su esposa legalmente? ¿Por qué siente responsabilidad… o que se yo?
—No te preocupes —contesto él sin moverse de donde está, solo observando cómo nos vamos.
Camino de vuelta a la cabaña, no me dijo nada, había un silencio muy incómodo, como los detesto y no los soporto, pero en realidad no es lo que más me importa en este momento, si no que tengo mucha curiosidad por sus sentimientos hacia mí, quiero tanto preguntarle, pero me da vergüenza y si el no siento lo que yo creo, solo quedare como una tonta que se imaginó mil escenas posibles y sentimientos falsos.
Al llegar, sentí el impulso de abrazarlo, no quiero que este enojado conmigo, menos cuando vamos avanzando en esta locura que nos involucraron nuestros padres y siendo este un lugar tan hermoso para pasar un fantástico fin de semana. Cuando me percaté de lo que iba hacer mis brazos ya lo habían rodeado para no soltarlo.
—No te lo dije porque no tenía importancia, no te enojes, estábamos bien —le digo contra su pecho— ya no quiero que sigamos peleados, no es lo que necesitamos y lo que buscamos al quedarnos aquí.
—No me ocultes cosas por más pequeñas que sean —me dice en un susurro envolviéndome en sus brazos— esas cosas que a veces consideramos unas pequeñeces sin sentido son las más importantes para hacer cambios.
—Te lo prometo —levantó la vista aun abrazándolo y ahí estaba el, cómo siempre con esos ojos y su sonrisa que cautivan a cualquier chica.
—Si te hace sentir mejor, ese día me pidió mi número y lo ignoré y no se lo di... ¿Recuerdas mi promesa? —pregunto con una sonrisa.
Me mira extrañado sin comprender, aunque si note que intento buscar de cual estaré hablando.
—El día de nuestra boda te dije que jamás te engañarla, ni te sería infiel, y yo cumplo mis promesas así que no debes preocuparte y solo confiar en tu esposa.
Nos miramos unos segundos más, lo solté y caminé hacia la cocina, antes de que me vea sonrojada.
—¿Quieres pan tostado? —pregunto después de un silencio algo incómodo.
Tom me abraza por detrás, pasando sus brazos por mi cintura y apoya su cabeza en mi hombro, juraría que está sonriendo al igual que yo, estar así de unidos no nos incomoda como antes.
—Sí, sí quiero... me gusta estar así —me dice riéndose— se siente muy bien.
—Igual a mí —digo sincera— hemos progresado mucho ¿No crees?
Nos quedamos así todo el tiempo mientras tostaba el pan, incluso cuando teníamos que sentarnos hizo puchero porque no me quería soltar.
Después de un rato comenzó a llover, más bien parecía que el cielo se estaba cayendo.
Nos cambiamos de ropa y nos acurrucamos juntos en la cama. Aunque antes me incomodaba, ahora me gusta, se ha convirtió en algo normal entre nosotros.
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Editado: 30.09.2019