—Anni amor —besa detrás de mi oreja.
Nuestra Ruth duerme en la cama, rodeada de un millón de almohadas puestas por mí y Tom. Despertó alrededor de las siete de la mañana, llorando como si el mundo estuviera por terminar, ella duerme en una pequeña cuna junto a mí, no siempre duerme en su cuarto, asique, la tomo en brazos y la acuesto sobre nosotros, primero intente hacerla dormir, Tom lo intento también, pero fue imposible. Tom fue a preparar su leche, cuando al fin llegó a su pequeña boquita su llanto termino y más tarde cuando acabó, quedo profundamente dormida.
—¿Mmm? —me dejó llevar.
Tom cuando despertó por completo, se vino a acostar detrás de mí, se quedó ahí con los ojos cerrados abrazándome. Volteo al cabo de unos minutos cuando por fin reaccionó y a pesar de lo temprano que despertamos, siempre mi parte favorita es a penas despertar besando a Tom, el jamás suelta mis labios y me encanta.
Sus manos están por debajo de mi pijama desde hace un rato, explorando el norte, creo que es su parte favorita de mi cuerpo.
—¿Por qué no vamos al otro cuarto y hacemos el amor? —sus besos descienden por mí cuello.
Dejó al descubierto su torso.
—Te recuerdo amor que el otro cuarto es el de Ruth, no sé tú, pero a mí hacer el amor ahí no es... —lo pienso unos segundos— No sabría que palabra utilizar.
—Por un segundo lo olvidé.
Detiene sus besos y me observa un poco frustrado.
—Podríamos bañarnos — propongo.
—Si, podría ser —abre los botones de mi ropa— podríamos ir al living mejor, es más cómodos, en la ducha el otro día casi terminamos en la clínica —ríe al decirlo a la altura de mis pechos, besando la zona.
Hace casi una semana, se nos ocurrió mientras Ruth dormía también, hacer el amor en la ducha, casi nos caemos por el agua, estaba muy resbaloso.
—Vamos —le digo.
Nos levantamos con cuidado para no despertar a Ruth, es increíble cómo aprendes a ser un ninja cuando tiene un hijo. ¡Y pronto van a hacer dos!
Por medio de besos y ropa cayendo al suelo llegamos a nuestro destino para hacer el amor, antes de que Ruth despierte, muchas veces ni alcanzamos a nada y ella mata el momento.
—Amor, vamos a tener que remodelar el cuarto de Ruth, por la llegada del nuevo bebé.
—No lo había pensado —acaricia mi vientre —si es niña podemos no hay mucho que cambiar, si es niño podrías pintar de algún color neutro o pintar la mitad de un color y la otra mitad de otro.
—Me parece bien.
En vez de hacer el amor en el sofá, mejor estiramos una frazada en el suelo, ahí todavía, juntos abrazados.
—Cuando podamos ser independientes de nuestros padres, comparemos una casa con suficientes cuartos para todos
—Ya he pensado en eso, el otro día no pude evitar mirar casas por internet, hay unas hermosas, un jardín ideal para los niños, hasta con una pequeña salita de juegos.
Se acerca a mis labios y me besa, primero pequeños besos, yo me subí sobre él, sentada a horcajadas para continuar con los besos.
—No creí que te entusiasmaras tanto por ello.
—Claro que si Tom, te amo y veo un futuro para nosotros con nuestros hijos jugando, bailando, creciendo —atrapo sus labios.
—También te amo Anni, mi Anni.
—Me gusta cuando me dices de esa forma.
—Anni —me besa— Mi Anni.
Tom con un lento moviendo giramos para quedar sobre mí, nuestra pequeña guerra por besos y quien domina a quien termina cuando escuchamos a Ruth llorar. Reímos y Tom se levanta directo al dormitorio vistiendo en el camino con la ropa que dejamos tirada.
Me quedo unos segundo mirando el techo y pensando en lo feliz que me siento, no puedo evitar pensar en lo afortunada que soy con mi familia en crecimiento.
Cuando escucho la voz de Tom hablando con nuestra hija, me levanto y los observó. Ruth se está riendo porque su papá le está dando unos besos locos en su cuello.
—Hola amor —le doy un beso en su frente— Buenos días.
—¿Sabes qué hora es?
—No, pero me iré a dar un baño ¿Puedes preparar el desayuno?
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Editado: 30.09.2019