Zabrit era indiscutiblemente un genio, no al estilo Mix que tenía un groserísimo e increíble coeficiente intelectual, sino en su área específica de trabajo, y cuando se empeñaba en algo, lo conseguía a como diese lugar.
Si bien él había conocido a los hermanos de Giuliana, solo le habían sido presentados, pero no había tenido casi ningún trato con ellos. Nick le parecía un individuo serio y peligroso, no sabía bien por qué le parecía lo segundo, pero así era, aunque más tarde se enteraría por Jarko, que no estaba equivocado, ya que Nick había sido el cerebro de la banda a la que Jarko había pertenecido. No obstante, a diferencia de los demás, que parecían pensar que Jarko era el más peligroso por su volátil carácter y sin duda lo era, en su opinión se engañaban miserablemente con respecto a Nick, ya que podía ser y parecer un atildado caballero, ya que tenía el aspecto y el comportamiento de uno; él nunca lo había escuchado gritar, y lo que parecía era codearse con individuos pertenecientes a las altas esferas del poder, ya que, tanto en la boda de Dèjan como en la de Dàmir, lo había visto hablando con sujetos portadores de rostros muy conocidos en el ámbito de la política y muy alejados del mundo en el que se suponía habían tenido lugar las actividades de la banda.
Lo que Zabrit ignoraba, era que si Nick podía interactuar con aquellas personas como si fuesen viejos conocidos, era porque Ivar lo había introducido en aquel mundo, ya que, si bien Ivar le había sido presentado a Zabrit como un tío de los Zazvic, lo que no tenía era idea de quién era en realidad, porque las actividades de Ivar que le daban aquel poder ilimitado, no era de la clase que fuesen promocionándose en las revistas de finanzas, así que no sabía que él era el artífice primario de aquellas relaciones.
A pesar de todo, las poquísimas veces que había hablado con Nick, éste había desplegado todo su encanto y había sido un conversador ameno, pero con posterioridad y cuando Zabrit se dedicase a analizar a los Aliano, pensaría que aquel joven sujeto era, además, muy hábil, porque había hablado mucho, pero no había dicha nada en realidad, de modo que le dio un punto extra en peligrosidad, pues estaba consciente que aquella habilidad le daba la ventaja a Nick, ya que si bien él podía no decir nada, sí prestaba la máxima atención a lo que decían los demás, y él sabía que la información se traducía en poder.
En el caso de Donatello sabía menos todavía, porque las veces que lo había visto antes de los hechos que se sucedieron en el hospital, solo lo había visto en compañía de su novia y de los hermanos de ésta, y en esas oportunidades, lo que le parecía era que Don trataba de mantenerse a distancia de su progenitor. Otro personaje interesante éste último y del que Zabrit tenía una muy mala opinión, ya que había escuchado la historia vomitada por Jarko, así que la misma estaba vestida de un inmenso odio y sin matices de ninguna otra especie. De manera que Zabrit llegó a la conclusión de que aquel era otro individuo peligroso, porque según lo que había podido ver, y aunque tenía el mismo rostro del hijo mayor, lo que también poseía era el encanto del menor, de modo que ahí, y en su opinión, era donde radicaba el peligro, porque mientras Donatello era frontal y estaba bastante seguro que nunca podría ocultar si algo o alguien lo molestaba, tanto el padre como el hijo menor, sí podían hacerlo, y eso conducir al desastre a cualquiera. Sin embargo, como Giovanni Aliano no era de su interés, porque él no era el padre de Giuliana, lo sacó de la ecuación y se centró en los otros dos.
A Zabrit no le supuso ningún reto averiguar que, Nicky era el centro del universo de Giuliana, y aunque aquel habría podido ser un poderoso aliado para su causa, pensando lo que pensaba de él, tenía que ser cuidadoso, porque si se descuidaba, antes de que lo notase podía terminar con una bala en la cabeza con razón o sin ella, y solo era necesario que Nick así lo decidiese.
Zabrit aún estaba pensando cómo acercarse a los hermanos de Giuliana, cuando la oportunidad se le presentó en bandeja de plata, al menos con el mayor.
Después de aquella primera cena que concluyó con ellos dos en un pub, y en la que Zabrit había establecido un primer punto de unión, se había reunido de nuevo con Donatello antes de marcharse, exponiéndole lo que ya había tenido tiempo de pensar mejor. Él no le estaba mintiendo, porque en verdad el tema de la delincuencia y la inseguridad en las calles, era uno que estaba en su lista de documentales, no era el que lo encabezaba y, de hecho, los documentales era algo que hacía por consciencia y no pensando en una gran difusión, pues ya el primero había sufrido la censura de los medios. Sin embargo, colocó aquel a la cabeza de sus prioridades, porque, aunque su primera intención había sido la de conocer a Donatello y establecer una relación que le permitiese estar más cerca de Giuliana, y a pesar de saber que Nick habría sido una mejor opción, al conocer a Don, el productor de cine que llevaba dentro y que constituía la esencia principal de quién era, tomó las riendas y comenzó a ver las posibilidades de aquel sujeto frente a una pantalla.
Cuando escuchó que Donatello necesitaba un empleo, y al escuchar la sugerencia de Giuliana con respecto a la agencia de investigaciones, pensó que, aunque Donatello lo había desestimado allí en Londres, él ciertamente podía ayudarlo a establecerse en L.A. donde sin duda iba a tener mucho trabajo, pero lo otro fue ganando terreno a velocidades indecentes y él mismo tuvo que tirar del freno, o con el carácter que se gastaba la criatura, posiblemente habría terminado acomodándole un puñetazo. Para buena fortuna de Zabrit, primero, Giuliana pareció caer en cuenta de lo mismo que él, algo que Zabrit no se explicaba cómo era que no había sucedido; y segundo, las chicas que se acercaron a pedirle un autógrafo a Giuliana, completaron el trabajo, ahora solo era cuestión de tirar de los hilos correctos y en la dirección adecuada.
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Editado: 23.06.2024