Cap. 6 Días previos
Una vez que Jesse se calmó, pudieron avanzar, pero después que saludó a David y a los demás, Dèjan le entregó unas tijeras y ella arrugó el entrecejo.
- En este momento no quiero cortarte la lengua – le dijo y escucharon el coro de risas
- Algo que me alegra, porque si en ella no podría…
- ¡Padre! – exclamó Dàmir y él lo miró con fastidio
- Como intentaba decirte, no es para eso que te las estoy dando, sino para que cortes la cinta inaugural
- ¿La qué?
- Esa cinta – dijo señalándola – es lo usual cuando se abren las puertas de algún edificio por primera vez – agregó y ella recordó el día de la inauguración del pequeño dispensario que habían tenido en el viejo centro
- ¿Y por qué tengo que hacerlo yo?
Esta vez quien rio fue Paulo al recordar la primera vez que habían visto a Jesse, pues aquella había sido la pregunta recurrente desde entonces, y usualmente después de una conversación con Jesse, Dèjan decía en tono dramático que no quería escuchar un por qué más nunca en su vida.
- Porque por si no me escuchaste, este es tu regalo de navidad
- Pero eso es…
- Corta la maldita cinta, madre, que nos estamos congelando el trasero – dijo Jonathan
Aquello arrancó otra ola de risas, pero mientras Jesse seguía discutiendo, Nick bajó acercándose a ella.
- Enana, nos resultaría sumamente inconveniente que le quites la cabeza justo ahora y los niños tienen frío – le dijo
- Bien, entonces hazlo tú – dijo intentando darle las tijeras
- Enana…
- Linda, tu sueño era tener un lugar donde los niños… – estaba diciendo Dèjan, pero ella sujetó a su hermano y subió a toda carrera
- Traigan acá sus manos, Carlo y Jarko – les ordenó, y como no eran ellos precisamente quienes iban a colocarse en situación de ser apaleados, obedecieron de inmediato – Antes que mío, este fue el sueño de ellos – dijo sujetando también la mano de Nick
Si bien Dèjan la última cosa que querría, era ver al muchachito aquel, cerca de su mujer, sintió la mano de su hijo en su brazo y guardó silencio mientras los cuatro hacían el polémico corte. Después de eso Charlie y Jack abrieron las puertas y pudieron entrar, pero Dèjan se apresuró a sujetarla por la cintura alejándola de Jack.
Dàmir no tenía la cualidad de hacer todo a lo grande por un capricho de la naturaleza, sino que lo había heredado de su padre, algo que estaban comprobando en el recorrido. Dèjan no se había limitado a comprar el viejo almacén, sino todo el conjunto de edificios abandonados que habían sido tirados y convertidos en lo que estaban viendo. En la planta baja y como les estaban explicando Dèjan y Jeff, había varios salones de juego, biblioteca, comedor y cocina, mientras que en los dos pisos superiores, solo había habitaciones. En el edifico anexo, había un centro de atención médica. En otro edificio un poco más pequeño, estaba el centro de actividades recreativas rodeado de varias canchas deportivas, y por último estaba un edificio de gran tamaño que aún no estaba del todo listo, que sería el centro de enseñanza.
- ¿Y tú cómo estás tan bien enterado de esto? – le preguntó Jesse a Jeff
- Porque esto es lo que hago para este individuo
- Me mentiste – le dijo Jesse a Dèjan
- No
- Claro que sí, porque me dijiste que le habías dado una colocación a Jeff y a Frankie en la corporación
- Y lo hice, pero la corporación se ocupa de muchas cosas, ésta incluida – dijo él
El recorrido fue largo, y aunque el edificio donde los niños recibirían clases aún no estaba del todo listo, Jeff les aseguró que a más tardar en dos meses estaría concluido, o él mismo iba a quitarle la cabeza al supervisor.
- Algo que no será necesario, porque el fulano ese te tiene el adecuado miedo, señor Zazvic – dijo Frankie con malignidad
Jeff recordó en ese momento los ya varios incidentes en los que aquel individuo lo había llamado de aquel modo y miró a Dèjan en forma peligrosa.
- Tú le dijiste esa estupidez
- ¿No nos falta algo importante por ver? – le preguntó él
- Eso no fue lo que pregunté
- En realidad no preguntaste nada, pero yo sí – le dijo y Jeff lo miró con rencor, pero le dio la espalda y sujetó a Jesse
- Por aquí, princesa – le dijo
Jeff la condujo hasta una puerta ante la que ella se quedó paralizada, pues el letrero que estaba sobre la misma decía: El almacén de Jesse.
- Aunque al principio no estaba muy seguro, porque cuando llegué aquí, había maquinaria y materiales por todas partes, después de revisar y medir, concluí que esta era la ubicación más aproximada a donde estuvo el almacén – le dijo mientras abría las puertas
Jesse ahogó una exclamación al entrar, pues se trataba de una biblioteca no tan grande como la que ya habían visto, aunque la mayor parte de las paredes estaban cubiertas de estanterías; pero lo que más llamó la atención de Jesse, fue que estaba viendo en verdad una réplica bastante exacta del que había sido su hogar durante casi cuatro años; allí estaban los muebles que Mihailo y ella habían fabricado, y sabía que eran los mismos y no una réplica, porque al verlos había corrido hacia ellos y había visto el rayón en uno de los lados de uno y que nunca pudieron quitarle; estaba el microondas que Nick le había regalado, y en una de la paredes había una biblioteca más pequeña y sobre la misma un letrero donde se leía: Mis libros. En este punto, Jesse emitió un grito y corrió hacia allá. Dèjan, Mihailo y Nick se habían acercado más despacio y al llegar hasta ella, vieron las lágrimas que resbalaban por sus mejillas mientras acariciaba los maltratados ejemplares.
- Mis libros – estaba diciendo – creí que los había perdido ¿Recuerdas cuando me regalaste este? – le preguntó a Mihailo
- Claro, Jesse
- Este no me gusta mucho – escucharon a Charlie que se había acercado y señalaba a Los tres mosqueteros – Me lo lanzaste a la cabeza en navidad – completó y ella rio
- Tú también me mentiste, Nico
- Seguro que no – dijo él con rapidez
- ¿No sabías nada de esto?
- Define esto
- ¡Nicola! Me dijiste que mis libros se habían perdido
- Y eso creí hasta este momento, porque cuando vinimos no estaban
- Él tiene razón – dijo Dèjan – lo primero que ordené fue que sacaran todas tus cosas y que tuviesen especial cuidado con los libros, y después de eso lo guardé todo hasta que el lugar estuvo listo
- ¿Por qué hiciste eso?
- ¿En verdad debo responder?
- Es lo…
- Porque te amo – le dijo y Nick se alejó a toda prisa
- Pero antes no sabías que yo era una chica, y estoy bastante segura que querías… – pero él le colocó un dedo en los labios
- Es posible que le haya creído a mis ojos, pero te apropiaste de mi corazón desde que miré los tuyos, y al menos él, siempre supo que eras su dueña – le dijo y a continuación secuestró sus labios en un largo beso
- Bien, si alguien vuelve a preguntarse de dónde le viene a Dàmir el talento para escribir ciertas cosas, ahí está la respuesta – dijo Kerim y Maggi le golpeó la cabeza