Dàmir aún no había visto a Dèjan desde que había llegado en la mañana, pero sabía que no estaba de viaje sino en la Corporación, porque Jesse se lo había dicho, así que apenas entró al aparcamiento, ni siquiera se molestó en estacionar el jeep en forma adecuada y James sería quien lo hiciese, porque Dàmir se lanzó a correr hacia los elevadores. Tampoco le dio ocasión a la secretaria ni para saludarlo menos aún para anunciarlo, sino que pasó cual flecha irrumpiendo en el despacho y sobresaltando a Dèjan que estuvo a punto de ahogarse al verlo en aquel estado. No obstante, él tampoco tuvo ocasión de decir nada, y el individuo con el que estaba hablando decidió salir tan discretamente como pudo. Después de un rato de estar sosteniéndolo y cuando ya estaba punto de apartarlo, Dàmir lo hizo por sí mismo e inició el que habría sido un cortísimo relato de no ser porque el chico aquel estaba absoluta y perdidamente enamorado de Ivy y no se conformó con decirle lo más importante, sino que le hizo una larguísima exposición de sus sensaciones. Dèjan lo escuchó con paciencia, pero en todo lo que había escuchado aún no veía cuál era el problema, y decidió no aventurar ningún comentario, pero cuando Dàmir le dijo que Ivy se había desmayado, Dèjan tuvo que hacer un verdadero esfuerzo para ahogar la risa, algo muy conveniente o era probable que Dàmir le hubiese acomodado un puñetazo, pues el necio aquel ya estaba enumerando cualquier cantidad de desgracias que en su opinión podían haberle ocurrido a Ivy por su culpa. Después que Dèjan lo dejó decir todas las insensateces que se vio en capacidad de soportar, tendría que invertir una indecente cantidad de tiempo para rebatir todo lo que Dàmir había dicho. Estaba tan ocupado en ello que no notó la hora hasta que Jonathan lo llamó y lo urgió a ir a casa o Jesse iría a buscarlo y lo haría polvo según el chico, y como Dèjan tenía los mejores motivos del mundo para creerlo, le aseguró que se pondrían en marcha en breve.
Aquella sería una muy larga noche, porque si bien Dàmir hizo todo lo humanamente posible porque no se notara que quería morir, estaba lejos del éxito, pero nadie le dijo nada. Dèjan habló con su mujer después que ella había regresado de darles las buenas noches a los niños, contándole cómo habían estado las cosas y ella sonrió.
Dèjan encontró más prudente no discutir con aquella volátil personita, pero, aunque estaba convencido de que no le correspondía a él decirle nada a su hijo, casi se olvida de la prudencia cuando fue a verificar que se hubiese acostado y lo encontró en la cama, pero no se había cambiado y parecía que más bien solo se hubiese dejado caer sobre la cama y tenía el móvil en alta voz, pero parecía poco interesado en lo que le decían.
Aunque Dèjan no sabía que Ajle ya había regresado, de lo que estaba segurísimo era que en breve todos estarían allí, de modo que decidió hacérselo notar a su hijo.
No obstante, Dàmir no dijo nada más, aunque Dèjan se sentiría igual que si le hubiese dado un puñetazo, porque sus ojos estaban enrojecidos y no alcanzó a levantarse, sino que se fue de lado. Aunque en opinión de Ioan, Dèjan había mejorado mucho en los últimos años con relación a su obsesión por Dàmir, en aquel momento el sujeto perdió la perspectiva y comenzó a gritar a Paulo, pero como quien pasaba rumbo a su habitación era Jeff, irrumpió en la habitación con expresión de susto, misma que no mejoró mucho al ver a Dèjan intentando acomodar a Dàmir en la cama.
Como la habitación de Dàmir estaba diagonal a la suya, ya Jesse iba en carrera y chocó aparatosamente con Nick que se había detenido al escuchar a Dèjan, pero si bien evitó la caída de su hermana, a diferencia de ella, él solo se asomó a la puerta.
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Editado: 22.09.2022