Como Dèjan sabía que su madre estaba lógicamente preocupada por Admir, y aunque se habían retirado muy tarde, él se levantó tan temprano como pudo. La casa se hallaba milagrosamente silenciosa, aunque ya eran cerca de las once la mañana, pero cuando iba bajando, recordó que casi todos los niños se habían ido con sus padres, así que a eso sin duda obedecía tanta quietud, porque era personalmente testigo de que Liam, por ejemplo, parecía no dormir.
Como Paulo se había acostado tan tarde como todos, Dèjan pensó que aun estaría durmiendo, así que sorprendió al verlo cerca del comedor tomando café.
Zara en verdad había estado muy preocupada por Admir, pues había intentado comunicarse con él y no le respondía el móvil. Ella asumía que se había marchado furioso, pues no sabía que su hermano lo había apaleado, de modo que decidió esperar a que Dèjan y Jesse despertasen, para despedirse y regresar a Hungría, y era lo que había estado hablando con Pitja.
Ambas mujeres se pusieron de pie, y después que él las saludó a ambas, Pitja se excusó diciendo que iría a buscarle café.
Zara conocía bien a su hijo, así que decidió que no valía la pena discutir, pues si bien ella podía entender que, a él como hijo, no le gustaría escuchar a nadie gritarle, el caso de sus hermanos era más crítico, porque su padre había tenido un carácter horroroso, pero jamás las había gritado ni a su madre ni a ella, y los chicos habían aprendido por el camino difícil, que era algo que no debían hacer ni permitir que nadie lo hiciese. De manera que, aunque ella sabía que Admir jamás la lastimaría, para sus hermanos aquello calificaba en el renglón de criminal.
Después que Dèjan se tomó el café, subió a ver si Jesse había despertado, pero como no era así, volvió a bajar listo para llevar a su madre a la clínica.
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La última semana del año fue bastante tranquila. Todos los chicos pasaron por la casa para despedirse, pues partirían para recibir el año nuevo con sus familias. Mihailo no quería irse y Jesse no quería que lo hiciese, pero entendió que, en primer lugar, durante el último año y medio, él casi no tenía tiempo ni de salir, pues si no estaba en la universidad, estaba en el hospital, así que viajar había sido más imposible aun, y aquello no era justo para Nedjeljka y en realidad, la chica estaba teniendo mucha paciencia; una vez que Jesse entendió todo eso, dejó de oponerse y Mihailo se marchó todavía sin muchas ganas, pero un poco mejor dispuesto.
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Editado: 22.09.2022