Aunque Dèjan estaba muy preocupado por Victoria, habiendo decidido que se encargaría de los tres chicos y haría cuanto estuviese en sus manos por darles un mejor futuro, después de pasar por las habitaciones de todos, incluida la de Dàmir y la de Kerim, fue a la suya, se dio un baño, pues tenía dulce hasta en el cabello, y luego se acostó. Sin embargo, no podría dormirse de forma inmediata, pues su mente se llenó de los sucesos de los últimos ocho meses.
Después de la última entrega de los DM, y aunque sabía que tenía que asistir a la gala de la Fundación que aquel año se efectuaría en Londres, él debió volar a Dubai para atender algunos asuntos pendientes, y si bien habría podido transferirlos a su oficina de Londres, él procuraba con verdadero ahínco no ir a ella desde que Jesse se había marchado.
La noche de la gala sería una de las más aterradoras de su vida y la imagen de su hijo bañado en sangre, sería una que estaba seguro iba a atormentar el resto de sus noches. Sin embargo, aquel desastre había traído a Jesse de vuelta a su vida, y aunque el primer contacto que tuvo con ella, ocasionó una reacción del todo impropia y ciertamente no esperada, la misma personita casi le ocasiona el infarto que ella estaba convencida él había sufrido la fatídica noche de la gala, pero en esta ocasión, al enterarse del secuestro. Afortunadamente aquello también pudieron superarlo, y después de mucho pelearse con él mismo, tuvo que rendirse a la evidencia, estaba enamorado como un escolar de su pequeña bruja. De manera que ahora, a menos de veinticuatro horas de su boda, finalmente se permitió sentirse feliz y pensar que, como decía su hijo, nunca había que perder la esperanza.
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Editado: 22.04.2022