Adicción Irresistible ©

29|Despertar Glorioso.

Maxine.

El sol brilla ferviente en la anchura del un cielo tan azul como un par de ojos que de la nada surcan mis pensamientos. Siento esa bola llena de adrenalina golpeando contra mi pecho de pronto. Siempre tratando de apaciguarle, de esconderla, de mandarla al mismísimo infierno si es necesario… tal vez, debería dejarla salir de una buena vez.

Regresa a la tierra, Max; me exijo a mí misma.

—Son casi las diez de la mañana. ¿En dónde diablos se metieron los chicos? —cuestiona Lotty, saliendo de la carpa. Sierra sale detrás de ella, y se lleva las manos a la cara para taparse del sol.

Está tan intenso esta mañana.

—Deben seguir durmiendo. ¡Despierten par de marmotas! —grita Sierra en dirección a las carpas del lado de los hombres.

Entonces, siento una luz golpeándome de lleno en la cara.

—Se me ocurre una idea para despertarlos —les dedico una sonrisa antes de echar a trajinar en dirección a las carpas en la zona de los hombres.

Una de las reglas que tiene el festival es que las chicas no pueden rondar por la zona de acampar de los hombres, así como los chicos deben mantener sus sucios ojos del sector de las chicas.

Sin embargo, nunca se me ha dado del todo bien acatar las reglas.

—¿A dónde vamos? —inquiere la rubia a mi espalda.

—A la zona de los chicos.

—¡Pero está prohibido!

—¡Lo sé! —le dedico una lasciva sonrisa radiante de malicia antes de echar un vistazo alrededor del lugar en busca de los encargados del lugar. No veo muros en la costa.

—¡Genial, me encanta lo prohibido! —Sierra lanza una carcajada, y toma la delantera. Echa a trotar alrededor de la primera fila de carpas.

—Joder, nunca me lo espere de ella. ¿Tú sí? —comparto una mirada cómplice con Lotty. Ella mantiene sus cejas arqueadas como si hubiese dejado la cabeza en casa, y su expresión severa me roba una risotada. Codeo su brazo—. ¡Venga, Gilbert! ¡Solo disfruta la jodida vida!

Entretanto caminamos alrededor de la vasta hilera de carpas masculinas, no puedo evitar notar que este lado del campo es mucho más limpio que el sector de las chicas. El nuestro está hecho un basurero con vasos de plástico abandonados en la hierba. De pronto, escucho un par de murmullos a mi espalda.

—Creo que hemos encontrado la carpa de los chicos… —anuncia Sierra.

Me giro recortando los pasos que me distancian de la carpa, y frunzo el ceño a la vez en la que las palmas de mis manos se adhieren a mi cintura.

—¿Cómo lo sabes? —pregunta Lotty, arrebatándome la pregunta de los labios.

—Intuición —Sierra se encoge de hombros—. ¿Entramos?

—No deberíamos estar aquí en primer lugar… —recuerda nuestra rubia alarma viviente.

—Fue tu idea lo del festival en primer lugar.

—¿Y eso te dio derecho a arrastrar a Justin contigo? —sus ojos se agrandan con fuerza.

¡Oh! ¿Con que ese es tu problema, ah?

Sonrío abiertamente antes de asentir.

—No parece que te moleste tanto —le acuso.

Su rostro adquiere cada una de las tonalidades del gran círculo cromático, antes de desplegar sus labios con indignación.

—¡Tú! ¡¿Cómo dices…?! ¿Yo? ¡Claro que me enoja, Maxine! —toma aire a la vez en la que sus manos se envuelven en un par de puños a los costados de su torso. Omito la sonrisa que lucha por brotar de mis labios—. ¡Justin es… Justin es insoportable!

—Como digas —entorno los ojos, antes de girarme en dirección a la carpa.

Sin embargo, Sierra se ha adelantado una vez más.

Bien… esta chica está robándose mis ideas.

Me adentro en la carpa procurando mantener el silencio que reina en la estancia, y ahí los encuentro, durmiendo como princesas. Justin en medio de Noah y de Mickey. Debo apilar todas mis fuerzas para no desternillarme a carcajadas al instante. Primero, debo planear un glorioso despertar.

Rechistando, Lotty termina de ingresar. Parece un poco nerviosa, y quiero pensar que no se debe a la conversación que hemos tenido hace tan solo dos minutos.

—Genial. ¿Solo no pueden pedirles que se despierten? —pregunta.

Sierra se halla a un movimiento de hacerlo, hasta que le detengo.

Mis dientes apresan mi labio inferior mientras mi cerebro se exprime arrojándome ideas al azar.

—¿Tienen un marcador? —les pregunto en medio de susurros.

—¿Por qué traeríamos un marcador? —indica Lotty, revoloteando sus grandes ojos.

—Yo he traído uno. Siempre salgo con Sharpey —comenta Sierra, introduciendo su mano en su mochila en busca de un grueso marcador. Me lo tiende con una sonrisa orgullosa.

Eres tan creepy, Sierra. Me muerdo los labios, y le devuelvo la sonrisa.

—Bueno… veamos.

Decido comenzar mi trillado plan macabro con Justin. Él luce tan tranquilo dormido que me da ganas de lamerle la mejilla. Destapo el marcador, y empiezo a trazar un largo bigote junto con un ojo de pirata en su cara. Sierra se lleva las manos a la boca en un intento deprimente de aislar su risa.

Incluso, Lotty se ríe por un instante. Hago lo mismo. Los dedos me tiemblan en pleno intento de contener la risa.

—Yo quiero intentar algo —Sierra se ofrece a ser la siguiente artista.

Le regreso el marcador, y ella se acerca a Noah. Lo destapa, y traza líneas abstractas hasta que las líneas empiezan a converger y adquirir más sentido. Le ha dibujado un pito.

—Ese es un gran cohete —me rio.

Una vez terminado, Sierra le tiende el marcador a Lotty. Ella se resiste al principio, pero el aura que nos embarga lleno de adrenalina es casi difícil de disipar. Acaba accediendo a coger el marcador, y se dirige al único de los tres que aún continúa con su cara intacta.

Una extraña corriente de aire me embarga cuando se acerca a él. Trato de mandar esa sensación a la mierda, pero los recuerdos de la noche de ayer se conducen directo a mi mente. Sus labios. El calor de su cuerpo. Sus palabras… suspiro con fuerza, y me esfuerzo en sonreír.




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