Mickey
Siempre es más sencillo iniciar algo, que terminarlo.
Nunca había conseguido terminar una sola canción antes. Muchas veces inicié melodías que comenzaban como poemas recitando en medio de mis pensamientos, y luego de encontrar la manera de armonizarlas, esas letras terminaban convirtiéndose en el trozo aislado de una canción que nunca llegaba a conocer su final.
He estado escribiendo cientos de melodías en mi cabeza a lo largo de todos estos años, preguntándome qué era lo que me hacía falta para terminarlas.
Solo que... ¿cómo escribes o hablas de algo que nunca has sentido?
Nunca sentí verdaderamente lo que escribía hasta que ella llegó a mi vida.
Hasta que Maxine Collins regresó para enseñarme que vivir no es solamente vivir, si no haces que cada día de tu vida valga la pena para poder ser recordado. Las personas suelen sumirse en la cotidianidad de la escuela, el trabajo, del... presente. Pero, he aquí una pregunta cuando tocas la almohada antes de irte a dormir, antes de cerrar los parpados y reanudar el ciclo, ¿Vale la pena lo que haces cada día de tu vida? ¿Te gusta lo que haces? ¿Te permite sentir el clímax de la felicidad?
Cada segundo que se pierde... nunca regresará. Si amas a alguien, no esperes a decírselo mañana. Si has estado queriendo hacer algo que en verdad amas, no esperes a que nadie te dé su aprobación. Si has querido cambiar el significado de tu vida, pues, te recuerdo que solamente tú puedes dar ese paso. O, si como yo, tienes mil sueños golpeándote el pecho cada día de tu vida... libéralos a todos.
Después de todo, al final de la vida... lo único que verdaderamente hará peso, serán las cosas que hiciste para que cada día de tu vida valiese la pena.
Micah se encuentra sentado en la gran mesa circular en medio de la arena y frente al mar. Estamos al aire libre, bajo la calidez del atardecer y las olas que baten contra las rocas. Rosie, su ahora esposa, ríe entre sus brazos. Sus miradas son tan genuinas y profundas que me arrebatan el aliento. Maxine se halla justo a mí lado, con los ojos clavados sobre su hermano que relata acerca de cómo fue su primera cita con Mecha, y la historia se roba las risas de todo. Ian también se encuentra acompañándonos, Mikhail y Kath se han ido a pasear por la orilla de la playa, y Sara se encarga de deleitarse con los camarones en el bufete.
Maxine se inclina hacia mí, rodeando mi torso con sus brazos y utilizando mi hombro como apoyador para su angulosa barbilla. Puedo sentir el calor que emana de su cuerpo y la dulce fragancia que desprende de cada uno de sus poros. Me dedico a contemplarla durante varios segundos, porque... Oh, Dios. Ella es tan hermosa, y es completamente mía. Me ha escogido a mí entre tantas personas, y ha dejado su huella tatuada en cada centímetro de mi corazón.
―¿En qué piensas? ―pregunta, parpadeando con coquetería. Sus enormes lunas verdes que me persiguen en cada puto sueño desde que éramos niños.
Nunca pensé que era posible encontrar al amor de tu vida cuando eres un niño... pero, créanme; el amor viene en infinitas presentaciones, algunas veces predecibles y otras... inesperadas.
Me muevo hacia ella, y acaricio sus dedos por delante de mi cuello.
―En el brindis.
Ella sonríe.
―¿Me estás mintiendo?
―Sip. Pensaba en lo sexy que te luce ese vestido ―me deshago de su agarre alrededor de mi cuerpo, y luego me pongo de pie. Tengo que darle la sorpresa de bodas a Micah, y me he entretenido durante todo este tiempo.
Ella se reclina sobre su silla, y me da una sonrisa.
―¡Deslúmbralos!
Le devuelvo la sonrisa. Sujeto una copa de champagne, o lo que sea que haya en el interior de la copa, y me encamino en dirección a la pequeña plataforma. Atrapo el micrófono con mi mano libre, y lo conduzco hasta mis labios. Pares de ojos se desvían a mí dirección, y Mikhail junto a Kath regresan de su paseo.
―Lamento interrumpir sus anécdotas amorosas ―señalo a Kevin, alzando el pulgar. Él sonríe dándole un apretujón a Mecha―. Pero, les tengo un regalo de bodas que he preparado con mucho afán ―les muestro los dientes en una sonrisa, y mis ojos escanean rápidamente alrededor de todas las caras conocidas; mis hermanos, su esposa y novia, los Collins, Sara, Lotty, Noah. He aprendido de cada uno de ellos durante cada día de mi vida, y me siento en deuda, porque, aunque no lo parezca, cada persona que forma parte de tu vida, aporta una semillita para convertirte en lo que sea que desees ser. Finalmente, me detengo sobre Maxine y el corazón se me vuelve un ovillo.
Me aclaro la garganta antes de proseguir:
» Nunca me he considerado una persona que necesite expresarse directamente hablando con los demás. Supongo que, fue ese el motivo que me llevó a refugiarme en la música. En el mundo existen cientos de idiomas, desde aquellas palabras que puedes decir verbalmente hasta aquellas miradas, gestos o sonrisas capaces de decir lo que las palabras, en ocasiones no. La música ha sido mi aliado para decir todo aquello que no puede ser escupido de mi garganta. Todavía puedo recordar cuando mis hermanos presentes, Micah y Mikhail, se marcharon a la universidad. Kath también se marchó. Papá se marchó. Y, me sentí dolorosamente traicionado porque prometieron nunca dejarme solo.
» Eventualmente, Ian llegó a mi vida. Mi muro de soledad se desmoronó cuando entendí que algunos lazos no están hechos para romperse. Algunos lazos permanecen tan firmes y solidos hasta el día en el que partas de la vida, y el lazo que hemos creado con mis hermanos es uno de esos lazos. Inquebrantables. También, caí en el prejuicio de creer en las especulaciones acerca de mi madre, cuando la verdad es que, de vez en cuando debemos sacrificarnos para proteger a aquellos que amamos. Aunque el mundo nos dé la espalda, y las probabilidades de salvar a todos en medio del naufragio sean nulas, solo cuenta cuando te arriesgas a intentarlo. Todos merecemos ser salvados, y todos merecemos a alguien que esté dispuesto a salvarnos. Nunca te conformes con nada menos que alguien que esté dispuesto a sacrificarlo todo por lo que eres.