Adolescencia entre muertos

Capitulo 9: Un Otoño más frío que invierno

Y ahí estábamos todos. La paz había durado lo que un pañal de bebé: aguantando hasta que la cagada sea tan grande que sea inaguantable. Me caí de rodillas en la cama. Mi cabeza no daba más. Parecía que últimamente esa era mi rutina.

Eran las 8 de la noche, el sol apenas se había ocultado y yo ya estaba agotado. Aquella horrible situación no podía salir de mi cabeza. Esa macabra sonrisa de Marques me seguía persiguiendo hasta ahora, sin importar lo que pensara, ahí estaba, esperando el momento perfecto para gritarme delante de todos: “HDP!!! dictador de mierD@ que no acepta ideas ajenas y mata por eso!!!”. 

Luego del disparo a Martina, hubo dos lados de pensamientos separados:

Primero, se encontraban los que pensaban que era inhumano hacer eso y que, debían echar a Leonardo del fuerte y dejarlo a su suerte fuera. A esto, obviamente, Leo reaccionó de una forma muy furiosa, ya que el solo estaba intentando salvar la vida de Nicole. Y, del otro lado, se encontraban lo que estaban de acuerdo que Dini le haya dado el balazo que necesitaba para calmar a esa loca. Decían que cualquiera que hiciera algo parecido, merecía el mismo destino que Sandoval

Tal como la sociedad argentina, la comunidad que habíamos formado estaba dividida en una grieta de 2 lados muy extremista cada uno. Y yo, ahí estaba, cayendo en el medio de la grieta, tan bajo que nadie vería jamás mi opinión, o simplemente pensarían que es favoritista para uno de los lados.

Parecía que, la muerte de Martina había reducido el cuarteto de los 4 jinetes de la idiotez a simplemente un trío de asquerosas sanguijuelas que, a partir de convencer a distintas personas, estaban divulgando que yo no me merecía el poder que tenía y que no sabía cómo utilizarlo.

Desde la habitación-aula, se podían escuchar gemidos de distintos caminantes, balbuceando por ahí. Con la pequeña energía que me quedaba, me levanté y me acerqué a la ventana rejada. Desde ahí, logré observar cómo, una horda de mordelones estaba caminando por ahí, yendo todos con una misma dirección. Parecían estar migrando, como las aves. Los pájaros últimamente estaban trasladándose por la aproximación del invierno.

¿Acaso los caminantes migran?

¿Se los podían considerar animales que recibían estímulos de la temperatura?

 

Si lo pensamos, podríamos decir que era una especie de animales. Ellos se alimentan, se reproducen (de una forma extraña, pero, al fin y al cabo, seguían apareciendo) y ... ¿morían? ¿Realmente lo hacían?

Jamás me había preguntado si morían naturalmente. Por lo que veníamos, parecía que no. Caminaban sin parar, buscando a quien devorar.

En ese mismo momento, en el que se me cruzó la pregunta por la cabeza, uno de los caminantes que estaba en la horda, se cayó palmado en el suelo. Se podría ver como las piernas se la habían salido del cuerpo en la caída. Aun así, él seguía arrastrándose, siguiendo a la manada.

¿Acaso ellos sentían el frío y, por eso, estaban en movimiento?

¿Acaso ellos son la nueva “raza humana” impuesta por la naturaleza? ¿Y si es una limpieza de la naturaleza para el planeta?

¿Por qué estoy haciendo estas preguntas idiotas? ¿Porque me estoy cuestionando esto? - pensé

¡CUESTIONAR!

Eso es lo que, a través del tiempo, los distintos profesores de Ética y Ciudadanía nos enseñaban. El profesor Demian se la vivía diciendo que, no nos cuestionamos nada, que simplemente era lo “Común” y lo tomábamos como tal.

La cuestión era que, antes, no teníamos tiempo para pensar. Simplemente era seguir la rutina.

Con esta situación, no teníamos nada más que hacer que: hacer nuestra parte comunitaria en el fuerte y pasar el tiempo. Podíamos pensar, leer o seguir en las actividades cotidianas.

Quizás el aburrimiento era peor tortura que correr en la rutina.

Leer quizás era la mejor opción que había, antes de llegar a crisis existenciales.

Recuerdo, con mucha nostalgia, uno de mis primeros libros que leí por gusto.

Se llamaba:

“TIERRA DE JÓVENES: ACORRALADOS”

Ese título, irónicamente, parecía literalmente que estaba basado en nuestra actual vida. Algo muy macabro, pero, podríamos buscarle un pequeño humor negro.

En ese libro, había un montón de personajes con los que realmente me habían encariñado. Entre mis favoritos estaba Julián, Zoé, Gabi, Mateo, Mark…

Marques…

Macabro...

Martina…

La sonrisa...

AAAAAAAA!!!

Parecía que estaba lentamente enloqueciendo. No podía sacarme eso de la cabeza.

Ese maldito de Marques, era más víbora que el mismísimo Basiliscos de Salazar Slytherin y, más rata que Peter Pettigrew.

HARRY POTTER

Aquella saga había marcado mi infancia. Recordaba el asco que le tenía al personaje de Draco Malfoy. Todos en plan: - ay, pobrecito. En la casa no lo trataban con amor y, por eso, tiene derecho a sacarse la ira acumulada con sus compañeros.

¿QUÉ LES PASABA EN LA CABEZA? EL PENDEJO DE MIERDA, NO DEJA DE ROMPERLE LOS HUEVOS AL RESTO Y, ¡¡¡SER UN ENGREÍDO QUE LO ÚNICO QUE TENÍA QUE REFREGAR ERA GUITA PORQUE EN LA CASA CASI NI LO QUERÍAN!!!

¿EN QUÉ LÓGICA, QUE NO LE DEN CARIÑO EN SU CASA, ¿LE DA EL DERECHO DE DESAHOGARSE CON SUS COMPAÑEROS?

-¡¡¡¡Ay, pero hay que ser comprensivos... Pobrecito !!!!- decidan

¿QUÉ CLASE DE ENFERMEDAD TIENE LA GENTE CON ESAS COSAS? ¿ACASO LOS HABÍAN CONTAGIADO LOS ZURDITOS O QUE ONDA?

¡LOS “ZURDITOS” Y LOS “FACHITOS”! ¡¡¡QUE RECUERDOS!!!

Por un lado, los de izquierda que, a simple vista, parecía se quejaban de casi cualquier cosa, y aunque en muchas tuviesen lógica o argumentos válidos, los personajes que decían profesar esas ideas eran uno peor que el otro y arruinaban la idea original. Por otro lado, estaban los de derecha o conservadores, esos que creían que todo rondaba alrededor de su religión chota y el dinero.



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En el texto hay: zombies, argentina, monte grande

Editado: 05.06.2021

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