Shao
Me encontraba en la cama esperando a que mi compañera de cuarto terminara de vestirse cuando alguien llamó a la puerta.
Fue ella quien abrió y pude ver detrás de su delgado cuerpo a un chico.
—Agente Ross- dijo con una voz visiblemente sorprendida.
—Buscó a Shao- dijo este y reconocí de nuevo esa grave voz.
Ella se giró y me lanzo una mirada de interrogación y yo simplemente me encogí de hombros mientras me levantaba.
Este, que aún se encontraba en la entrada de la puerta me miro serio.
—Has sido asignada a mí para ser entrenada y para llegar a tener el mismo nivel que el resto de novatos- dijo mirándome serio
—Vale.
—Así que desde ahora entrenaras el doble durante una semana para poder estar en forma y no retrasar al grupo.
— ¿Tan mal no voy? - asegure de pronto con algo de valentía pero cuando nuestros ojos se cruzaron y me di cuenta que le había molestado, quise que me tragara la tierra.
—En breve empezarán pruebas mucho más duras que las que has visto y debes ir con el grupo al que te asignen. Ahora estás en el aire.
Me quedé mirándolo, escuchando con atención.
—Así te veo en la cúpula, en diez minutos.
— ¿Cúpula?- pregunté.
— ¿No lo conoces verdad?
—No
—Está bien. Te doy cinco minutos y te espero aquí.
Me quedé observándolo
— ¡Muévete!- me rugió despertándome de mis pensamientos. Thai cerró la puerta y corrí a mi armario y me puse los zapatos. En minutos me encontraba de nuevo en la puerta. La abrí y encontré al Agente Ross esperando.
Sin mediar palabra este se puso en marcha y camino a paso rápido casi militar por los largos pasillo. Lo seguí prácticamente corriendo para no alejarme. Pasamos por diferentes lugares. En algunas zonas los pasillos eran ciegos, llenos de blancas puertas y algunos extraños cuadros. Pero pronto llegamos a una zona donde a un lado estaban acristalado y pude ver cómo un enorme espacio de abría detrás de las ventanas. Con una iluminación que parecía natural sin quitar ojo de allí maravillándome por su envergadura no me di cuenta que el Agente se paró y sin querer me estrellé contra su fuerte espalda.
Este gruño, pero no dijo nada. Al abrir una puerta la suave brisa inundó mi cuerpo. Por primera vez en la semana sentí el aire en mi piel. Aire puro y fresco de la naturaleza.
Cuando salí allí me dio ganas de tirarme al suelo, donde la verde yerba brotaba, y sentir el suave tacto de esta. Pero me quedé quieta observando todo. Parecía una gran pista, igual que la que se utilizaba para correr con un círculo de pavimento rojo y el resto con verde yerba.
—Tienes que correr el mayor tiempo posible- dijo el chico volviéndose a mí- la distancia de hilo del circuito es un kilómetro y el mínimo de kilómetros son diez.
— ¿Diez?- pregunté incrédula.
—Si- respondió este como si nada- el tiempo empieza ya. Adelante- dijo pulsando un reloj que llevaba en su muñequera.
—Espera, espera- hable en protesta. -¿No pretenderás que me ponga a correr sin estirar antes no?
— ¿Cómo?- este por primera vez reaccionó y me miro directo a los ojos-¿Crees que a los agentes se le da la oportunidad de estirar cuando están en peligro?- se acercó más a mí- ¿Crees que el que quiera matarte esperará a que estires?
—Nadie me está persiguiendo ahora y sin estirar no pienso correr- dije envalentonada.
—Está bien- acepto - empieza a estirarte.
Contenta de haber salido ganando me puse hacer mis típicos estiramientos de cuando estaba en el colegio.
"- Y yo qué se supone que iba a entrar a la universidad con la intención de no hacer más ejercicio en mi vida- me recordé"
—Ya está- dije varios minutos después.
Este gruño y después de indicarme que empezara pulso de nuevo el botón.
— ¿No hay música para motivar?- pregunté entonces.
—Más te vale correr si no quieres terminar en el calabozo- ladro este.
—Vale, vale- accedí y empecé a correr.
No recordaba lo que era aquello. Ya no. Mi cuerpo siempre fue delgado pero más de lo normal y el ejercicio era lo que más odiaba aparte del hecho que había que ir de forma irremediable al colegio.
Empecé con suavidad y sin dejar de respirar como era debido. Conocía mi cuerpo y mi mente. No era la primera vez que me tocaba correr y a falta de música la única manera de aguantar sin morirme de agotamiento y aburrimiento era pensar en algo.
En mi cabeza surgieron las preguntas de antes.
"— ¿Qué era un completo? ¿Y porque aquella mujer reaccionó así? "
Todo desde el principio no tenía ninguna lógica. Mi ingreso en esta supuesta agencia o academia o lo que sea esto. El ataque. Nada tenía sentido. Ni siquiera el hecho de que mi compañera no me quisiera contar cosas.
Sin darme cuenta me empezó a doler el cuerpo. Desperté de mis pensamientos y él agotamientos me invadió.
Pare a descansar un poco. El agente Ross se encontraba al lado de un banco de pie observándome. Un poco más y me arrastraría hacia el por el suelo si no tenía agua
—Suficiente por hoy- dijo de pronto.
—Pero.... - este me miro perplejo- ¿No tenía que hacer diez kilómetros?
—Has hecho 15 y consideró que está bien para ser la primera vez.
— ¿Quince?- pregunté asombrada
—Deberías empezar a llevar la cuenta de todas las cosas- dijo dándose la vuelta- esto me recuerda algo.
Empezó a andar hacia la puerta que de nuevo llevaba al pasillo y sentí pena por tener que alejarme de allí. Sin embargo conociendo ese lugar pensaba volver más a menudo.
Lo seguí agotada hasta una zona que parecía apartada del resto, allí al fondo una puerta un poco distinta forma se encontraba medió abierta.
Cuando entramos me encontré en una enorme biblioteca de planta circular llena de pilares a cada lado. Me recordó a las basílicas de la época románica que tenían una gran cúpula en el medio y repleta de pilares que sostenían la estructura. En medio de bajos la cúpula azul había varía mesas blancas por supuesto y siguiendo la forma octogonal de las paredes se encontraban a grandes estanterías repletas de libros.