Airplanes

Capítulo 3

—¡Clara!, ¿Estás despierta? Papá compró helado.

Abrí la puerta lentamente y por si las dudas tomé el otro par de tenis vi a Víctor listo para atacarme ¡Tramposo!, así que lancé el otro tenis a la cara de Víctor, lo cual causó que el cayera sobre la cama y me diera tiempo de escapar.

Siendo una mala idea salir así de prisa, sin dinero, ni comida me arrepiento de huir pero seguí caminando en línea recta, sin darme cuenta choco con un chico que jamás había visto, decido disculparme cuando él solo me mira y me dice fijamente.

—¿Podrías fijarte por dónde vas? O ¿Te hacen falta unos lentes?

—Disculapame, estaba distraída, pero no es forma de hablarle así a los demás.

—Y tampoco es forma de caminar en público.

Sin ningún aviso me deja en silencio y continua caminando en dirección opuesta a la mía. Decido regresar a casa debido a que ya era tarde por suerte cuando vuelvo Víctor estaba dormido y aprovecho para  subir a mi cuarto.

A la mañana siguiente  decido levantarme temprano y disfrutar de una mañana placentera. Hasta que papá decide algo muy brillante.

—Victor, ¿Porque no llevas a la escuela a tu hermana?, Ya es tiempo de que compartan más tiempo juntos y se lleven bien.

— Ni de chiste, mi reputación bajaría a un nivel extremadamente bajo si me ven con ese bicho feo.

Le explica a mi papá con un tono muy grosero típico de el.

—Pues no aceptaré excusas, llevas a tu hermana a la escuela y se acabó la discusión.

—No la llevaré, que se vaya caminando.

—Victor si no la llevas te prohibo usar el auto tu decides.

—Si no me dejas opción ¡Ya que!.

Así que obligados por mi padre Víctor y yo estamos dentro de un mismo auto, aunque siendo mala idea de mi papá pienso que será útil para llegar más temprano a la escuela.

—Victor ¿Hace cuánto no limpias el auto?. Le comento tomando un cupcake hechado a perder.

—Acaso ¿Solo me dirijes la palabra para criticarme?

—Huele horrible Víctor.

—Si tanto te molesta el olor te hubieras ido caminando o en tu medio de transporte, ya que hablamos de criticar te dejaría manejar pero recordé que destruyes todo lo que tocas, la próxima vez que viaje contigo recuérdame guardar todos los números de auxilio en mi teléfono.

Por suerte antes de poder responder ya habíamos llegado a la escuela, hací que decido bajar del auto y apresurarme a entrar a clases.

 

 

 




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