Llegue a casa desconcertado, llore como un niño, tenia culpa por no haberme dado cuenta, nunca le pregunte que era lo ocultaba bajo esa sábana, yo insisti en saber el motivo pero ella me lo impidio.
Es un tormento no quiro decir nada a nadie pero no puedo, mi teléfono ceular, sono tantas veces pero no le preste atención, entonces tocaron la puerta pero aún así no abrí.
—Deívan—corrío hasta mí—¿Qué haces allí?—se paro frente a mi.
—No lo sabía ¡Yo no lo sabía!
—¿Qué no sabias?
—Sebastián ella está inválida—me sente en el piso de la sala y agache la cabeza.
—¿Has dicho inválida?—se sento a mi lado—no es tu culpa, no lo es. No es tu culpa el no haberlo sabido.
Sentados en un rincón de la habitación como unos niños, yo todo temeroso del porvenir, no quería pero Sebastián a sido y será desde ese momento mi confidente, ahora puedo decir que es mi amigo y no un conocido, se quedo hasta muy tarde. Decidí que se lo diría a mamá porque ella ya lo sabía, de eso estaba seguro, no hay duda. Mamá llego tarde y yo sin poder conciliar con el sueño, no pude pegar los ojos en toda la noche, ni podía por tanto pensar.
—Deívan, ¡¿estás despierto?!— grito desde la sala —¿Deívan?—dejo las llaves en la mesa.
—Sí mamá, estoy despierto—murmuré de forma tranquila y solloza. Ignorando si realmente me había escuchado.
—Necesito hablar contigo—decía y subio las escaleras—karen me dijo que chocaste con ella—entro a la habitación—y no te detuviste, aunque ella te grito—se sento junto a mi en la cama y froto mi espalda—Deívan… ¿Estás bien?
—No, no lo estoy—me incorporé quedando sentado en la cama—¿porqué no me lo habías dicho?
—Lo siento pero no era mi deber, era de ella—me abrazo—lo siento… Deívan, cariño, lo siento tanto.
Los días son como las aves que abren sus alas y vuelan, los días quieras o no, pasan, ya sea de forma lenta o demaciado rápido. Casi cinco días después de ello yo no llegue a visitarla, cumplí tal vez con la petición que Harriet me dio a conocer; “ no vuelvas más”, soy el tipo de persona que me tomó las cosas en serio, muy en serio.
Mamá me pedía que fuera a verla, que tenía cosas importantes que contarme pero no lo hice y no lo haré, se termina el mes; no puedo fingir el no acordarme en los días en que llegaba a visitarla, son mis días frustrantes, dolorosos y pesados, ¿Qué es lo que pasa?¿Por qué no puedo seguir con mi vida?¿Por qué tengo que recordarla?
Llegue a casa de Sebastián era el primer domingo del mes de septiembre, hablamos él y yo de tantas cosas que llegó el momento en que me olvide de Harriet. Me quede a cenar, los padres de Sebastián son muy serios a simple vista pero cuando los conoces más a fondo te das cuenta de que son divertidos, bromean demaciado, bueno más don Sebastián pero su esposa Jessi lo términa regañando, Sebastián quiere ser como ellos cuando algún día se case, lo he jugado con eso. Yo digo que se casará con Clara aunque diga que no pero en el fondo eso es lo que quiere. He estado muy feliz. bueno sólo un poco, a Margoth le han regañado por su seriedad excesiva, y ella ya no quiso cenar.