CAPÍTULO 1: EL INICIO
¿Nunca han pensado si hay algo más allá de lo que vemos? ¿Acaso esta es la realidad? ¿Esto es todo? De verdad ¿no hay nada más? Yo siempre me he preguntado este tipo de cosas, desde niña siempre fui diferente a los demás niños, siempre me sucedieron cosas anormales y debido a eso iba preguntando el porqué de las cosas, buscando sentido a todo lo que me ocurría y hasta ahora no le he encontrado respuesta alguna.
Mañana es mi cumpleaños número 24, y siento que no he logrado nada en la vida. Si debo agradecer que tengo un buen trabajo, tengo buenos amigos y una salud estable, pero a pesar de eso ¿no debería haber algo más? ¿No estamos destinados todos a que nos pase algo que supuestamente nos cambie la vida? Espero que si, para ser sincera.
-Es hora Eleonor. - me dije a mí misma, mientras me paraba de la cama, para alistarme para ir a clases.
Puse en los altavoces “September” de Earth, Wind & Fire, mientras me alistaba. Cuando termino me miro al espejo, tengo una tez ligeramente pálida, falta de sol, mi cabello castaño siempre lo mantengo ondulado y recogido en una coleta baja, lo que más me gusta son mis ojos, son de un azul grisáceos. Me volteo a terminar de recoger mis cosas, de un momento a otro, pierdo el equilibrio, un mareo de los malos, tuve que sentarme unos minutos tratando de que mi cerebro se pusiera en marcha de nuevo. Para ser honesta no es la primera vez que me pasa, ya estoy acostumbrada a los mareos y dolores de cabeza, algunos son peores que otros, pero hasta el momento he buscado la forma de manejarlos a la perfección. Luego de parpadear lo que se sintieron como mil veces me pude recomponer, cogí el teléfono para llamar a Rachel, a pesar de que se encontraba en la habitación de al lado.
Tres tonos más tarde Rachel respondió.
- ¿Qué pasó, Eli? - preguntó.
- ¿Ya se fue? – pregunté refiriéndome a su último “amigo especial” como ella les decía que había estado anoche.
- Si, estamos solo los 3. – me dijo mientras entraba en mi habitación.
Vivía en un pequeño apartamento, con Rachel y mi hermano mayor Cameron. Nos mudamos a Londres hace 7 años cuando nuestros padres decidieron que era tiempo de retirarse y volver a su pueblo natal en España, pero nosotros decidimos quedarnos por mayores oportunidades de estudio y trabajo. Rachel se mudo con nosotros hace un año cuando consiguió trabajo en el mismo hospital donde trabaja Cameron, el es neurólogo y Rachel enfermera del área de niños. ¿Yo? Decidí por otra área, e irme por el diseño gráfico y publicidad, trabajo en una pequeña compañía llamada OCIO, y debo decir que no me puedo quejar de nada hasta el momento.
- No entiendo porque razón te escondes.- dijo sentándose en mi cama
- He tomado la decisión que no quiero saber con quien te acuestas, y tampoco quiero saber de mi hermano. – le dije terminando de recoger mis cosas.
- No eres divertida, vamos te dejo de camino al trabajo. – me dijo saliendo de mi habitación.
Le seguí el camino y me encontré a un muy dormido Cameron en el sofá de la sala, estaba de guardia anoche, y parece que ni pudo llegar a su habitación. Me acerqué a su lado, y le moví con delicadeza el hombro tratando de despertarlo, cuando no me hizo caso fui un poco más agresiva.
- DESPIERTA. – le dije en un tono lo suficientemente elevado para que se despertara. - Cambia de ubicación, toma un baño y ve a tu cuarto. – le dije cuando vi que abría los ojos.
- Esta bien. - dijo levantándose y haciendo lo que le pedí.
- Nos vamos. – le grite a sus espaldas, ni siquiera se dio la vuelta solo me hizo una seña en reconocimiento de lo que le dije
Rachel y yo salimos del apartamento, y nos subimos a su auto, siempre comprábamos algo de desayunar en la cafetería que quedaba como a unas cuadras de casa antes de ir a trabajar cuando teníamos algo de tiempo, por suerte tenía autoservicio y no era ni siquiera necesario bajar del auto.
- Entonces ¿24 años? ¿Qué quieres hacer? – me pregunto Rachel entrando al autoservicio.
- Nada, quedarme en casa, sabes que no me gusta celebrar mi cumpleaños y mucho menos la noche que es. – le dije revisando mi teléfono. Resulta que mi cumpleaños era nada más y nada menos que la noche de Halloween, y siempre pasaban cosas extrañas, entonces prefiero quedarme en casa y evitar los accidentes.
- No, haremos algo, debes dejar de ser tan paranoica, hace meses que no tienes un episodio. – dijo refiriéndose a esos momentos donde pasaban cosas extrañas
Me quede mirando a Rachel mientras pensaba en lo que decía. Rachel Morgan, es todo un personaje, si me permiten decirlo, si la ven de lejos pueden catalogarla como la típica chica rubia: ojos azules, esbelta, alta; pero Rachel rompe todos los estándares. ¿Quién dice que las rubias siempre son idiotas? R era de las chicas más inteligentes que conozco. La conozco desde que tengo 10 años, ya que nuestros padres se conocían y nos juntaron en el parque una vez.
- Iremos a una fiesta de Halloween. – dijo deteniendo el auto frente al menú y a ese aparato donde nos piden la orden. - Buen día, quisiera el combo número 1 y 3, agrandado. – dijo, tomaron nuestra orden y seguimos avanzando.
- No, lo que quieras menos eso.- le dije mirándola fijamente.