No me gustan los puros

— ¡No, así no! ¡No tienes que mirar a la cámara ni tartamudear! — Miles se da la vuelta y se lleva las manos a la cabeza, coge la gorra rosa que lleva y la tira con furia al suelo.
¡Dafneeeee!— se dirige hacia ella— ¡Dime qué sólo está nervioso, que no te has equivocado con él!—  ¡Llevamos toda la mañana perdida por su culpa! Es un trozo de carne con ojos verdes ¡No transmite nada! ¡Nada!— A ella no le da tiempo de responder al marchare él a paso ligero hasta la salida del estudio.

— ¡Diez minutos y seguimos!— nos indica Sam, uno de sus ayudantes.

Es sólo una prueba y no he conseguido decir una frase completa, las luces, las personas de las que estoy rodeado, el fondo verde que se supone es una ciudad, no consigo concentrarme y hacer mi papel. No ayuda que Dafne me mire con cara de perro apaleado y que su amiga se haya colocado justo delante de mí y se ría cada vez que me equivoco.

— Más vale que espabiles si no quieres que te despidan— toda la amabilidad de Dafne conmigo desapareció hace dos semanas, el día de mi arrebato.

— Esto es nuevo para mí...

— No me interesa— se va con su amiga dejándome con la palabra en la boca, no me habla si no es estrictamente necesario. Las dos hablan acaloradamente mirándome de vez en cuando, al final Lara con un suspiro viene hacia mí.

— Estoy aquí por Dafne— me quita sin miramientos las hojas que me ha dado Sam para que repase el guión.

— No me hace falta tu ayuda.

— Ya, y los elefantes vuelan— vamos a ver— me mira después de leer los párrafos que tengo que decir— Cierra los ojos— me asomo por un lado y Dafne asiente, con reticencia los cierro— Toma aire profundamente, ahora expulsa el aire lentamente dejando ir tus miedos y temores— hago lo que me dice— otra vez— la vuelvo obedecer— y ahora igual pero toma todo el aire que puedas y exhala fuerte, muy  fuerte— me anima.

— ¿Pero qué...?— abro los ojos deslumbrado por un destello, cuando puedo ver bien, Dafne está intentando quitarle el teléfono móvil a Lara.

— ¡No la publiques Lara, no!— no consigue pararla y la pelirroja envía mi foto vete tú saber a dónde.

Diferentes sonidos de entrada de mensajes suenan en el recinto, incluído el mío. Abro el mensaje temiendo lo que voy a encontrar y ahí está mi foto, tengo un puro enorme entre los labios entreabiertos con forma de pene y un rótulo en rojo con la frase "Me encantan los puros". No tardo en escuchar las risas y notar el peso de las miradas de los presentes.

— ¿Qué pasa aquí con tantas risas?— Miles ya ha regresado y sigue con su mal humor— A ver si seguís riendo cuando tengamos que quedarnos toda la noche rodando— las risas se acaban al instante— Tú— me señala— es tu última oportunidad, o me demuestras que puedes hacerlo o no te quiero ver más por aquí.

Lara sonríe segura de que no lo voy a lograr, Dafne está impasible como si no le importara nada de lo que yo haga y yo... estoy furioso, tengo unas ganas enormes de decirle lo que pienso al bicho pelirrojo y a la vez apenado, no me esperaba esto de Dafne, sé que me porté cómo un imbécil con ella, he intentado pedirle disculpas numerosas veces pero me rehuye y ahora me hace esto.

— Voy por un café— le dice Lara a Dafne— creo que esta noche tendremos que trabajar hasta tarde.

No voy a dejar que ella se salga con la suya, ya ajustaré cuentas con ellas más tarde, tiro los papeles a una silla y me coloco en mi posición.

— ¿Listo?— Sam me habla por el micrófono invisible que llevo en el oído.

— Sí, estoy listo— mi voz expresa una seguridad que no siento.

— ¡Empezamos a grabar!— resuena por los altavoces quedándose el lugar en silencio.

Me quedo bloqueado sin hacer nada por unos segundos, el corazón me late a toda velocidad, alzo la mirada y veo a todos pendientes de mí, empiezo a sudar aunque no hace calor, cierro los ojos y pienso en porqué estoy aquí, necesito el dinero, no quiero ir a la cárcel, no quiero decepcionar a Dafne que apostó por mí, entonces abro los ojos y me quedo mirando al frente petrificado.

— Necesito ir al baño— es lo primero que se me ocurre, tengo que salir de aquí, antes de que me den permiso voy a los servicios, dejando atrás a Miles vociferando. Entro en uno de ellos y me refresco la cara, me miro en el espejo pensando en que tengo que hacerlo, tengo que hacerlo, tengo que hacerlo, repitiéndolo, abro la puerta cuando escucho la voz de Lara, mi primer pensamiento es ocultarme— ¡Qué demonios!— ¿Por qué tengo que esconderme de ella? Salgo.

— ¡Anda, mira quién está aquí! Has tardado menos en meter la pata de lo que me esperaba— va acompañada de Len llevando en la mano una gran taza de café con su nombre grabado en una estrella dorada, opto por ignorarla y sigo mi camino— ¿Y tú estabas preocupado por que ése te quitara tu personaje?

— Sabes como es Miles cuando se encrapicha de alguien— por eso Len me trataba tan mal.

— Esta noche va a tener que trabajárselo muy bien en la cama para que se le pase el mosqueo a Miles, con su trabajo es un perfeccionista— se ríen los dos. Me paro y aprieto los dientes, estoy llegando al límite de mi paciencia — ¡Lo que hacen algunos para conseguir un trabajo!

— El ladrón se cree que todos son de su condición.

— ¿Qué has dicho?— me agarra por el hombro para darme la vuelta

— Que si tú te acuestes con alguien para conseguir tus trabajos no quiere decir que los demás lo hagamos— me vuelvo hacia ella con falsa tranquilidad.

— ¡A mí no me hace falta, soy una actriz famosa, me llueven los papeles!

— Si tu lo dices— le guiño. Su cara se pone roja de indignación.

— Mira niñato, yo he llegado a dónde estoy a base de trabajar duro y con mucho esfuerzo, no cómo tu insinúas— le da la taza a Len y se planta de delante de mí, amenazante.

— ¿Insinuar?— me acerco más, tanto, que siento su respiración agitada en mi cara— ¿No has empezado tu primero ridiculizándome con esa infantil foto y afirmando que Miles es mi amante?