—Por favor, Jul, solo dime... ¿cómo está David? ¿por qué no quiere responder a mis llamadas? ¿por qué cuando voy no me dejan pasar a verlo? ¿Qué sucede con él que no puedo saberlo?
Ay, por Dios, ya cállate.
—Ya te dije. No quiere verte —le dije y seguí caminando.
—Pero... ¿por qué?, le he enviado muchos mensajes y me deja en visto. Es que... ya no sé qué hacer.
—Solo deja de ser tan tóxica. Así ni yo te respondería. Ya te dije, no quiere verte, ya lo verás cuando regrese a clases. Mientras tanto no sé... ponte a tejer, él está bien cuidado por mí —le guiñé un ojo y avancé hasta mi moto.
—Jul —Aidan se me acercó antes de que pudiera encender la moto—. Liam me comentó lo que sucedió con David y quisiera ir a verlo.
—Pues ve.
—Pero no traje auto —se rascó la cabeza—. ¿Me podría ir contigo?
—Sube —hice un movimiento de cabeza—. Si nos multan porque no traes casco, tú pagas la multa —añadí y puse la moto en marcha.
En todo el camino, Aidan se fue abrazado de mí. Olvidé mencionarle que no me gustaba que me abrazaran, pero eso no era lo peor. Lo peor era que en todo el camino recargó su barbilla en mi hombro. Cuando por fin llegamos a casa, de inmediato lo alejé de mí, iba a advertirle que nunca más en la vida se volvería a subir conmigo si hacía ese tipo de cosas, pero los gritos de mamá y Leonel interrumpieron ese momento.
Mamá salió de la casa como si trajera un cohete en el culo. Se trepó a su auto de carreras y salió a toda velocidad. Cuando entré a casa, Leonel estaba recargando sus manos en el respaldo del sofá, solo que cuando me miró se relajó, saludó, y se dirigió hacia las escaleras.
—Sube a la habitación de David —le dije a Aidan y señalé las escaleras.
—Primero quería hablar contigo —me siguió a la cocina.
—¿De?
—Sé que no eres hermana de sangre de David, sé que tuvieron una relación y también sé que eres aquella chica que él no dejaba de mencionar cuando lo conocí.
—¿Ah, sí? —pregunté, sin mirarlo.
—Me lo dijo hace poco... porque... bueno... yo... le dije que me gustabas —soltó y se me cayó un vaso de cristal.
—Carajo —murmuré y me agaché para levantar los pedazos de vidrio.
—Me gustaste desde que te vi en la carretera —añadió y se agachó junto conmigo—. Me gustas mucho, y odio que tengas que ser todo para mi mejor amigo.
—Aidan —me aclaré la garganta—. Apenas y hemos cruzado una que otra palabra, no me conoces, ¿cómo podría gustarte?
—Eres hermosísima, Jul. Me encantan las mujeres como tú, así, con... carácter.
—A mí me pareces atractivo, con esa fachada de chico malo, pero jamás había pensado en que podrías gustarme —lamí mis labios y me levanté para ir a tirar algunos vidrios.
—Y es una pena que no se pueda romper esa atracción ¿no? —susurró detrás de mi espalda.
—¿Y por qué no? —me volteé—. Yo no le pertenezco a nadie, me pertenezco a mí misma. Si alguien dice: "no puede ser", yo hago que todo sea posible. Porque a mí nada me queda flojo, ni apretado, todo tiene que quedar a la medida. Y tú Aidan, ¿le perteneces a alguien?
Levanté el mentón y me acerqué más a él, su cuerpo rozaba con el mío y aquella mirada oscura me contemplaba todo el rostro.
—Aidan. Jul. ¿Qué hacen? —Liam, azotó las llaves en la barra.
—Eh, yo iré a ver a David —comentó Aidan, y después desapareció de la cocina.
—Sigo esperando una explicación —Liam se cruzó de brazos y me miró fijamente.
—¿Quién eres? ¿la reencarnación de Stefan? —bufé y caminé al refrigerador—. Ubícate Liam, yo no le doy explicaciones de mi vida a nadie.
—Es su mejor amigo —cerró el refrigerador—. No puedes hacerle eso.
—Es que ese es el error más grande que todos cometen conmigo —negué con la cabeza—. Decirme "no puedes". Yo puedo, claro que puedo.
—Jul, lo eres todo para David...
—¿Y por eso sigue con ella? ¿esa es la mejor manera de decirme que soy todo para él? —me acerqué a Liam—. Soy una mierda de persona, lo sé. Pero es más mierda él, al estar con alguien solo para superarme.
Lo empujé de su pecho, intentando salir de la cocina, pero entonces habló de nuevo.
—¿En dónde está mi hermana? ¿dónde está aquella niña sonriente, aquella niña que se escondía bajo la protección de su hermano mayor? ¿qué has hecho con ella, Jul?
Me volteé lentamente, solo para mirarlo. Escuché la voz de Nicole detrás de mí, pero la ignoré solo para enfocarme en Liam.
—¿Aquella niña? —di unos pasos hacia él—. "Aquella niña" sigue estando dentro de mí —caminé un poco más, y esta vez mis ojos se llenaron de agua—. Solo que "aquella niña", se hartó de vivir en promesas falsas. Se hartó de creer una vida de fantasía y se dedicó a ver la realidad. "Aquella niña", entendió que primero es ella, segundo ella, y tercero ella.
—Yo... solo quiero a mi hermana de regreso —susurró Liam.
—Y la tienes frente a ti, no he muerto, porque fallé. De no haber fallado aquel día, hoy se estarían cumpliendo 4 años y dos días de mi muerte.
—Sé que te sigue afectando la muerte de papá, Jul... y no siempre tienes que hacerte la fuerte.
—No intento hacerme la fuerte. Yo soy fuerte.
—Si algún día quieres sacar todo aquello que te está consumiendo, no dudes que tienes un hermano mayor —agachó su cabeza y después la levantó, dio unos pasos hacia mí y susurró en mi oído—: adoptado o no, soy tu hermano, y tengas los años que tengas, seas o no más madura que yo, siempre Jul, siempre me voy a poner mi armadura de caballero para protegerte. Y siempre te haré ver las cosas que están mal.
Entonces me tomó de ambas mejillas y dejó un beso en mi frente, acto seguido; desapareció de la cocina y yo me quedé derramando el agua acumulada en mis ojos.
—Jul... —el murmuro de Nicole me hizo girar.
—Estoy bien —limpié mis ojos.
—¿Quieres hablar? —se acercó a mí.
—Ya he hablado suficiente.