Alexitimia

Capítulo 54

El 24 por la mañana, recibí un paquete. Algo sumamente extraño para todos, puesto que jamás había recibido algo. Estábamos poniendo el pino de navidad, David y yo éramos los encargados de eso, mientras que Leonel y mamá iban a comprar todo para la cena.

—¿Por qué no lo abres? —preguntó David, quien intentaba acomodar la estrella en la punta.

No quería abrirlo delante de él, porque no quería arruinar ese momento. Conocía muy bien la decoración de la caja, eran los colores de los Wichmann. Le pedí a David que siguiera decorando por mí, él me vio confundido, sin embargo tomé la caja y subí a mi habitación. La abrí, era una especie de estuche color negro. Estaba decorado con sus respectivas letras en color dorado y unas enredaderas de espinas doradas a los lados. Lo saqué y al levantar la tapadera, me di cuenta de que era un perfume.

«Juliette: para los nuevos comienzos». Ese era el nombre del perfume. Su diseño era alargado y en espiral. El frasco venía en color negro mate, mientras que a su alrededor lo decoraba una enredadera de espinas en color dorado, y la tapadera era una rosa negra de cristal brilloso. Lo destapé y olí. Su olor era exquisitamente pasional, adictivo y penetrante. Muy al estilo Wichmann. Venía con una tarjeta negra, mientras que sus letras eran doradas.

«La esposa de un Wichmann, no puede andar por la vida usando cualquier perfume. Mandé a diseñar un perfume exclusivamente para ti, espero te guste. Feliz aniversario y feliz navidad, esposa».

Eso me hizo recordar que desde que él se fue, yo no le había realizado ninguna videollamada por el portátil que me dejó.

No eres distraída, sino una pésima esposa. Si fueras mía, ya te habría pedido el divorcio.

—¿Todo está bien? —habló David desde el umbral. Me sobresalté y escondí el perfume detrás de mi espalda.

—Sí —tartamudeé. Él me veía extraño, como si de verdad notara que escondía algo.

—Yo solo venía a decirte que ya han llegado —señaló con su pulgar detrás de él.

Aventé el perfume a la cama y caminé hacia él, pensé en que quizás más tarde podría llamar a Marwan para agradecerle el regalo. Ese día solo quería que fuera familiar.

Fue en realidad uno de mis favoritos, superó incluso, lo que había imaginado. Intentamos ayudar a mamá y a Asher con la cena, todos menos Liam. Él ya comía junto a nosotros, pero aún seguía distanciado. Pedí que le tuvieran paciencia, ya que salir de una depresión no era nada fácil. Los que no sabíamos cocinar en esa casa, solo hicimos un desastre, terminamos estresando a mamá y a Asher, así que fuimos corridos de su cocina.

Por la noche fue una velada hermosa. Usamos esas estúpidas pijamas que yo siempre odié, descubrí que no eran tan malas. No pudimos estar afuera, puesto que era una navidad lluviosa. Aún así, pedí que brindáramos por mis dos ángeles, «mi papá y mi mejor amiga». Eso puso un poco incómodo a Liam, lo pude percibir en su mirada. Quise amenizar ese momento, diciendo que podíamos abrir los regalos, ese momento lo llevaré guardado siempre en mi corazón. Me dio mucha alegría volver a ver a mi hermano riéndose, yo sabía que él saldría adelante, aunque ya no siendo el mismo de antes. Ninguno de nosotros seríamos los mismos después de ese año caótico, eso estaba más que asegurado.

Al final de la noche, quedamos David y yo. Fue extraño, porque de repente a todos les dio sueño.

Ve nada más en la clase de familia alcahueta que vino a caer nuestro esposito.

Ambos nos quedamos acostados en el suelo, sobre el tapete y cerca de la chimenea. Todo estaba en silencio y en plena oscuridad. El único ruido era el crujido de las brasas y la luz era el fuego. Nuestras siluetas se veían en las paredes, así que comenzamos a realizar figuras con nuestras manos.

—Cuéntame un secreto —susurró—. Uno que solo puedas ser capaz de compartir conmigo.

Pensé qué secreto contar, tenía muchos, pero quería contarle uno que fuese especial para mí.

—Primero yo te contaré uno —suspiró—. Cuando te conocí siendo unos niños, deseé tener una familia como la tuya. Lo deseé tanto que, me sentí culpable cuando supe lo de tu papá.

Volteé a verlo, miré como se limpiaba un lágrima y me sentí mal por él. David también llevó una infancia dura, quizás por eso nosotros llegamos a conectar tan bien. Yo sufría la pérdida de un padre y el sufría la pérdida de su madre. No lo culpaba en haber querido desear a mi familia, si era hermosa. Tomé su mano y entrelacé nuestros dedos.

Era mi turno.

—Cuando me dieron la noticia de que mi papi era un ángel más en el cielo, me rompí. Desde ese día pude sentir como algo en mí cambiaba, lo sentí cuando las lágrimas dejaron de salir por sí solas y me la pasé dibujando todo el día, para olvidarme de él.

David besó mi mano, la soltó y se acercó a mí. Pasó su brazo por debajo de mi nuca y yo me acomodé sobre su pecho.

—Fuiste mi mejor compañía, Jul...

Botecé.

—Tú lo sigues siendo, David.

Nos quedamos dormidos en medio de la sala, abrazados, como si fuéramos uno mismo.

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Mientras esperamos el último día del año, quise realizar algunas cosas que nunca había hecho. 
 


 

Fui de compras con mamá. Esa fue una salida muy divertida y aunque nuestros gustos por la moda eran totalmente distintos, ambas pasamos una tarde agradable. 
 


 

Jugué videojuegos con mis hermanos, incluso Liam estuvo ahí. Yo estaba en medio de mis tres chicos, siendo bendecida entre un tercio de reyes. 
 


 

Me la pasé un día entero en la casita de mi papá, tomando el consejo de mi psicólogo. Llené todas sus paredes de notas adhesivas y le escribí todo lo que mi corazón sentía por él. 
 


 

Jugué fútbol con Asher y al final todos terminaron uniéndose. No quería que Asher volviera a sentirse ignorado. 
 


 




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