Algo para recordar

CAPITULO SEIS

Una cara de conocida

Al día siguiente recibí una nota firmada por el mismo Jayden en la que ponía que la barbacoa era al medio día, simplemente decía la hora.

<<No se molesta en malgastar palabras...”pensé sonriendo.

Decidí por hacerme una trenza de cascada y no pintarme mucho, prefería ir más natural, ya que iba a meterme de cabeza en la jaula de los tigres.

Como no sabía que ponerme y nadie me había dicho lo que debía llevar, me decidí por una falda con vuelo de flores y una camiseta de tirantes blanco roto con un cinturón de cuerdas marrones, a juego con unas sandalias y un bolso pequeño largo.

Me sentía nerviosa, porque no sabía con quién podría encontrarme allí, pero la imponente presencia de Jayden McDowell estaría presente por todas partes, además era su casa...

¿Cómo se llegaba? Estaba segura de que nadie me ayudaría a encontrarla, si me iba a costar mucho dar con ella quizá lo mejor era emprender el camino de una vez.

Abrí la puerta y me choqué directamente contra un pecho masculino, me aparté un poco para poder mirar a los ojos a Jayden sin tener que alzar a cabeza.

—Al menos esta vez no voy a tener que esperar— enarcó una ceja al revisar mi atuendo.

—¿No voy bien?— su mirada me hizo hacerme sentir insegura.

—Como sea— apretó los puños y un momento, se giró hacia su camioneta.

Él vestía como un verdadero ranchero, una camisa a beige y una chaqueta negra, llegaba unos vaqueros oscuros y unas botas marrones a juego con el inseparable sombrero.

Me senté en el lado del copiloto y él arrancó. Me sentía incomoda en el silencio, además era preferible que nos soportáramos al menos.

—Siempre llevas el mismo sombrero— dije intentando comenzar una conversación.

—Si lo que insinúas es si soy un roñoso, la respuesta es no— contestó bruscamente.— No necesito despilfarrar para demostrar nada— mirándome dando a entender que era el motivo por el que yo vestía así.

—No estoy insinuando nada, todo lo que digo te lo tomas como un ataque directo y ya estoy harta. Fuera lo que fuera que te hice ya pasó, supéralo de una vez y déjame paz— le miré fijamente respirando alterada— No te necesito para nada, puedo valerme por mi misma... Yo sola... Eres tú el que me necesita para encontrar el dichoso cuadro, no al revés— y no le presté más atención en todo el trayecto.

Él tampoco dijo nada más, pero de reojo vi que sujetaba el volante que fuerza aunque aparentemente parecía que mi pequeño discurso no le había importado.

<<No es lo mismo cuando lo callan a uno” pensé complacida.

No presté mucha atención a la forma de llegar, pero llegamos a una reja sobre la que había un cartel que decía "San Jorge", él entró tecleando un código que había junto a la puerta para que se abriera.

Condujo por un camino parecido al de antes y después de unos diez minutos llegamos a la casa.

Aparcó en una zona de gravilla junto a un árbol. A la casa se accedía subiendo tres escalones, la fachada estaba recubierta de piedra de color marrón, calculé que tendría tres plantas y a unos metros había otro edificio del mismo material.

La entrada estaba rodeada por macetas y había un columpio colgado del árbol.

A unos cuantos metros vi las mesas, la barbacoa y a bastantes personas, que disimulaban pero era obvio que esperaban mi llegada.

—Parece que ya has traído al bufón espero no decepcionar a tus invitados— dije irónicamente.

—No seas dramática, además nadie te va a decir nada.

—¿Quieres ese placer para ti solo?— me solté cuando ya estábamos juntos a todo ellos—Buenas tardes— saludé con una sonrisa, demostrando más confianza de la que en realidad sentía.

Respondieron algunos y asintieron otros, pero luego de unos segundos incómodos retomaron sus conversaciones.

Jayden no se apartó de mí, me estaba empezando a agobiar, me fue pasando por los diferentes grupos que se habían formado.

Descubrí que era un gran actor, porque disimuló muy bien que no me aguantaba, me trataba como un caballero.

Sonreía, había veces que me tocaba fugazmente el brazo y aunque la gente me miraba con reserva al menos me hablaban y no se agachaban a coger la primera piedra que encontraran para lanzármela.

Intenté disimular que no sabía muchas cosas, me dolía la cara de tanto sonreír.

En el fondo sabía que todos sabían que estaban allí para callarles la boca y terminar con las habladurías, pero se comportaba como si él y yo...

No entendía nada, ¿cuál sería su plan? Seguro algo que restituyera su orgullo dañado hacía tres años.

Jayden había conseguido que dejaran de hablar delante de mí, pero sabía que seguirían cuchicheando, era algo obvio.

Una chica morena de ojos azules vestida con un vestido amarillo, se acercó a nosotros y saludó a Jayden muy efusivamente. Apreté la correa de mi bolso molesta, al darme cuenta de mi gesto lo aflojé inmediatamente.



#43973 en Novela romántica
#11810 en Joven Adulto

En el texto hay: traicion, amor, memoria

Editado: 14.09.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.