En la oficina de investigación de la comisaría de Georgia se encontraba unos de los detectives envuelto en un video caso de hace tres años atrás, el asesinato de seis jóvenes de la universidad de aquel condado, desde hace un año que le asignaron aquel caso se a estado rompiendo la cabeza intentado por todos los medios encontrar al asesino, ya tenían una pista, era alguien de la universidad, alguien que conocía perfectamente a las jóvenes.
Ahora estaba mirando la imagen de la sexta chica que de seguro fue asesinada y la cual aún no encontraban su cuerpo, en estos últimos meses estuvo siguiendo falsas pistas que lo llevaban a lugares que no tenía nada que ver con la joven, el detective Sebastián Gómez un señor de cuarenta y ocho años, con un cuerpo aún fornido por los entrenamientos que a tenido en estos veinticinco años de servicio, con el pelo lleno de canas y que le daba una apariencia de un hombre de bien se encontraba completamente frustrado.
Gómez tomó la carpeta que contenía el caso de la joven, una chica con el mismo físico de todas las anteriores víctimas, cabello largo y castaño, ojos avellanas, específicamente de un tono, de estaturas media, no más de un metros setenta, delgadas y con un cuerpo en forma, el asesino seguía un ritmo único, todas tenían que ser morenas.
Él pensó en su hija menor, Sierra Gómez, su corazón se paró por un momento, su hija cumplía exactamente con todas las características de aquellas jóvenes, su cabello, sus ojos y su cuerpo junto a su altura, precisamente su hija acababa de entrar a su segundo año en la universidad de Georgia, estuvo preocupado y creyó que la mejor solución era sacarla, pero sería difícil una vez ya matriculada y que pensándolo bien no tenía que pasarle a su hija, habían más de cinco mil chicas con esas características había pensado Gómez, que aún miraba las fotografías de las víctimas. Aun así; no podía dejar de sentirse angustiado, tendría que advertirle a la joven sobre sus andanzas ya que, la universidad quedaba en el centro del condado y la chica se opedaba en aquel lugar, esto no sería fácil para él, pero esperaba que de todas nunca sea la suya, aunque parezca cruel a todas y nunca a ella.
El hombre buscó los últimos cinco archivos de los asesinatos, miró las fotografías de las chicas, todas eran jóvenes que iban en su segundo año en la universidad, todas estudiaban la misma carreras, leyes, el detective pensó que quizás el ignato estaba en contra de la ley, quién sabe, pasó la página y encontró la imagen de los cadáveres, todas habían sido víctima de abuso sexual, a todas les habían raspado el cabello, habían marcado parte de sus cuerpos con cortaduras de cuchillos, como en sus pechos, muslo, cuello, espalda, hombros y en sus glúteos, todas tenían las mismas marcas en forma de una equis que él no sabía que significaba. Está era la sexta chica y este año aún estaba en su curso, algunas preguntas rondaron en su cabeza, preocupando al detective.
¿Quién será el asesino? ¿Habrá otra víctima?
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Editado: 04.04.2024