Alguien te mira Sy

⚡ CAPITULO 20

Desde hace dos días que han pasado y desde el mensaje que le mandaron a su padre, Sierra no había dejado de recibir correos electrónicos de aquella persona, ella ignorando cada uno ya sea por tarea; por no hacerle el favor a su ex y otras cosas más que las mantenían ocupada pero sobre todo que, por su cabeza había pasado muchas veces que lo último que él había hecho fue la gota que derramó el vaso, bloqueó de todas las redes a Joe hace semanas para ver si así se detenía de acosarla pero eso no se detuvo y lo confirmo cuando veía que aún entraban nuevos correos a su laptop de diferentes id. El jóven que salió con ella ese día tampoco le había dejado de enviar mensaje y eso le había alegrado un poco más la semana la joven en este momento estaba comenzando a imaginarse una vida con él; ella se sentía muy enamorada, Mical era un joven muy romántico y divertido y eso hizo que se quedará por completo en su corazón, dos veces en cada noche vino hacerle compañía amaneciendo despiertos charlando de muchas cosas bonitas que querían hacer en un tiempo determinado cuando sean libres cada uno. Claro, cada uno de esos planes lo hacían con el pensamiento de tener una vida juntos.

Alguien tocó dos veces la puerta de ella sacudiendo sus pensamientos, ella levantó la cabeza y miró hacia aquel lugar, un toque más hizo que ella se levantara de la cama, abrió la puerta y encontró a su padre del otro lado, está vez estaba vestido de civil. Últimamente no lo estaba viendo excepto en las noches dónde solo cenaban en silencio y luego se iban cada uno a su habitación, Sonia la madre de Sierra se había enterado del mensaje por vía de su esposo y le agradeció por a ver traído a su hija el mismo día de la amenaza.

—Y, me vas a decir algo? —Preguntó ella aún viéndolo en su frente.

—¿Quieres... Salir? —Sebastian se pegó de la pared esperando una respuesta positiva de parte de su hija—. Sé que me he portado de lo peor; que podrías imaginar, pero todo tiene una explicación.

—Y no soy una niña para que me estés escondiendo la verdad, en serio. Estos días han sido los peores de mi vida y ni siquiera sé por qué —Ella se cruzó de brazos, él hombre abajo la cabeza sin saber que decir, no podía decirle la verdad aún, el asesino no se había comunicado con ellos y el superintendente aún no llegaba de New York cosa que tenía con los pelos de punta a Jhonson, él se sentía más tranquilo porque tenía su hija en casa.

—Te explicaré todo en cuento pueda, llámalo, llama a tu novio. Que te visite por las tardes no tengo queja, pero es mejor que no salgan. Solo conmigo claro está —Ella arqueó la vista y se alejó de la puerta—¿Y, no aceptás mi invitación?

Sierra respiró profundo con los ojos cerrados y luego lo miró—. Bien —Dijo para no hacerle el desaire.

—De acuerdo, le avisaré a tu madre —Esto lo había dicho entusiasmado y por un momento Sierra sintió pena por la tregua que le había planteado durante los últimos días. Cerró la puerta y buscó ropa en su closet luego se peino con la plancha para alisar un poco el cabello unos minutos después salió de la habitación encontrando a sus padres en la sala que la esperaban.

—Vamos —El señaló la puerta y ella empezó a caminar delante, salió de la casa y se montó en el carro esperando que su padre cerrará la puerta y luego entró al auto empezando a conducir hasta el centro de la ciudad—¿A dónde vamos? —Preguntó ella mientras miraba por la ventana.

—Es una plaza que han abierto nueva, venden muchos tipos de comida, tacos mexicanos que tanto te gustaban de niña —Contestó su padre mientras centraba su mirada en la autopista.

—Hace tiempo que no pruebo uno —Sierra sonrió de lado recordando esos momentos de niñez y eso hizo que Sebastián se sintiera mucho mejor que los días anteriores.

—Invite a tus amigas, les pedí un permiso al rector para que te vieran.

—¡Gracias papá! Eso sí me alegro la vida —Contesto ella, al llegar a la plaza entraron al territorio del comedor, algo grande donde habían muchas personas que entraban y salían.

—¡SY! —Gritó Mirza desde su asiento—. Venga es por acá —Volvio a gritar y los tres empezaron a caminar hacia allá.

—¿Cómo están niñas? —Saludo Sebastián, las abrazó a cada una y Sierra hizo lo mismo la joven vio de reojo a la detective Jhonson y giró a dónde su padre y luego a su madre pero al volver hacia el lugar ya no estaba.

—Ven para acá —Mirza la jaló.

—¿Cómo han estado ustedes en estos días? —Cuestionó Sierra al sentarse.

—Pues no tan bien —Contesto Helena—. Ya sabes los malestares me están matando —Susurro y Sierra la miró riéndose.

—¿Hablaste con ese muchacho? —Siguió preguntando Sierra. Maya negó con la cabeza.

—No quiere decirle nada —Respondio por Helena.

—Es que no estoy preparada para decírselo a ambos, es mejor esperar que se termine el semestre así todos tienen la cabeza fría —Respondio la joven, su padre trajo tacos con diferentes tipos de salsa y su madre soltó el celular ayudando a su marido a repartir en la mesa.

—Oh! Tenía tiempo que no comía de esto —Protesto Maya.

—Vine el otro día con Awrell, fue todo muy bonito —Comentó mirza sonriendo.

—A bueno, sigues con él —Musitó Sierra. La joven afirmó con la cabeza mientras empezaba a preparar su taco. Alguien le mando un mensaje a Mirza, un correo electrónico específicamente.

"Ahí está entonces, está con sus padres. Piensas que no me iba a enterar"

La joven le enseñó el mensaje a Sierra y está frunció el ceño.

—¿Qué es?

—Es un maldito acosador que no me ha dejado en paz desde que te fuiste —Le respondió.

—Enséñame los mensajes —Mirza abrió el correo y le pasó el celular.

"¿A dónde se llevaron a Sierra Gómez?

"¿Dónde estás Sierra?"

"Soy un amigo de Sierra que está preocupado por ella, dime dónde está"

"Sé que vez mis correos ¿Por qué lo ignoras? No soy Joe tarada."

Este último correo confundió a la joven, si no era Joe ¿Quién era exactamente? Obviamente que era él, solo quería asegurarse si estaba en casa para venir a molestarla.




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