Alguien te mira Sy

⚡ CAPITULO 21

El grupo salió de la plaza a las siete y media de la noche, casi todos estaban agotados por lo juegos y las caminatas. Sebastián y Sonia quedaron que llevarían a Helena para tratar de hablar con sus padres el fin de semana, conocían muy bien a los padres de la joven y ambos sabían que este hombre y está mujer eran muy buenos, pero algo brutos con noticias como está. Porque principalmente la mandaron a la universidad para que se hiciera profesional lo menos que ellos se esperarán era un embarazo y peor aún sin un padre a quien reclamar.

—Tienes que hablar con Travis mccoy — Inquirió Sierra con los brazos cruzados, estaban esperando que su padre regresará de echar gasolina al carro.

—Ya lo sé, tengo que hablar con mucha gente, aún tengo que decirle a Diego que estoy embarazada de su amigo. Sabés, esto es difícil para mí.

—Seria difícil si Diego te gustará, pero no es así —Protestó Mirza.

—Si lo quiero.

—Se nota —Prosiguió Maya—. Yo nunca le sería infiel a mi Patrick y un caso muy claro de no querer a un hombre y hacer lo que se tiene que hacer cuando lo dejas de querer es...

—Mirza —Imterrumpio Sierra—. Al menos ella terminó con él decentemente —Mirza todo los ojos.

—De todos modos...

—Chicas —Helena las interrumpió—. en vez de torturarme con eso deberían ayudarme.

—Te vamos ayudar —Dijo Sierra—. Yo seré una de las que no te dejara sola en esto, pero tienes que ser sincera con todos.

—Lo seré, pero primero quiero que tus padres me ayuden a salir de la orca de mis padres, por favor; luego hablo con Diego y con Travis y con el sacerdote al mismo tiempo si es posible.

—Obviamente al mismo tiempo no, por qué eso sería querer ver la sangre correr —Comento Maya.

—¿Sacerdote? —cuestiono Mirza.

—En cambio Tú deberías de pensar bien si quieres terminar de romper ese matrimonio, yo no lo veo bien —Sierra giró la conversación, Mirza suspiró sabiendo que ella en parte tenía razón, pero como podía dejar ir a un hombre que le gustaba tanto y que él también le correspondía.

—No lo sé SY, él dice que me quiere y yo también lo quiero y no puedo evitarlo. Y entonces caemos en el mismo hoyo ambos. Lo sé, es lamentable que se tenga que romper un matrimonio pero la vida es así que se le puede hacer —Mirza se encogió de hombros y Sierra supo que nunca terminaría con aquel hombre.

—¿Lo amas? —Cuestionó la joven.

—Lo suficiente para querer tener una vida con él.

—Bien, está bien. Si eso es verdad pues te apoyo —Mirza sonrió y la abrazó—. Pero si no es verdad te haré sufrir toda la vida recordándote ese error —Las jóvenes sonrieron.

—Adios chicas —Dijo Sierra y las abrazó a cada una por última vez.

—Hasta luego amiga —Dijeron las tres antes de ser llevada por Jhonson a la universidad, hasta ahora había entendido el porqué vio la detective husmear de este lado. Se sintió cómoda cuando supo que era por eso, los tres empezaron su ruta hacia la casa y antes de llegar pararon en una tienda para comprar palomitas para el día siguiente, diciendo que iban hacer un pequeño día de cine cuando llegaran sus hermanos.

—Hogar dulce hogar —Proclamó Sierra cuando entraron a la casa. La alarma sonó y eso sobresaltó a Sebastián el cuál buscó en las gavetas del estante de la sala y sacó su arma, revisó cada parte de su casa cuando envío a Sierra y a su esposa que los esperara en el auto, después de revisar cada parte dentro de la casa por último revisó el callejón para entrar al patio trasero y está alarma era la que estaba rota, revisó el patio en cada escondite que conocía y volvió y salió con la alarma en las manos. Le hizo señal ambas que salieran del carro y estás entraron a la casa.

—¿Que pasó? —Preguntó la madre de Sierra, mientras que la joven se sentó en el mueble quitando sus zapatos.

—Alguien rompió la alarma del callejón — Respondió Sebastián mirando el aparato—. Esa puerta trata de cerrarla bien cuando yo no esté amor.

—Solo he pasado a ese lado para tender la ropa, esa puerta está como la cerraste ayer.

—De todos modos la revisaré hoy otra vez. Vete a descansar —La beso en la mejilla.

—¿Que sucede papá? —Cuestionó Sierra, había pasado de un momento de tranquilidad a uno de susto en tan solos minutos.

—Todo está en orden cariño —Dijo él, ella se levantó del sofá y los abrazó primero a su madre y luego a su padre.

—Gracias por este día, fue muy divertido y perdóname por el silencio que te hice...

—Está bien, te entiendo. Yo también le hice eso una vez a mis padres, se enojaron feo conmigo —Sierra sonrió.

—Hablando de ellos. Quiero ir en vacaciones —Comento ella, su padre afirmó con la cabeza.

—Buena idea, así se liberan de esa mala época de este condado —La joven le dió un beso en la mejilla y le dió una última sonrisa antes de irse a su habitación.

Gómez caminó hasta la puerta y revisó si había Sido forzada, pero por suerte eso no había pasado. Caminó hasta la habitación de Sierra abrió la puerta y la vio acostada boca arriba con la laptop en su barriga.

—Sierra no duermas con eso así.

—No estoy dormida Papá.

—Pero sé que te vas a quedar dormida.

—Bien la guardaré, buenas noches papá —La joven se levantó quedándose sentada en la cama y colocando la laptop en su regazo. Sebastián cerró la puerta y caminó hasta su habitación respirando profundo, entró a la ducha y se quedó allí por largos ratos luego al salir se puso una ropa cómoda y se acostó a dormir. Sebastián se removió incómodo en su lado, intentando conciliar el sueño; abrió los ojos y sintió un pequeño susto ¿Que estaba pasando? De levantó fue a la habitación de su hija la cuál ya estaba dormida y luego volvió a la de él para acostarse, hasta que por fin luego de varios movimientos bruscos para buscar la manera de dormirse el sueño se apoderó de él.

Alguien intentó abrir lentamente la ventana de la habitación de Sierra, eran aproximadamente las tres y media de la mañana y la familia se encontraba profundamente dormida, la ventana estaba cerrada con seguro y aquella persona se vio en la necesidad de meterle un pequeño cuchillo que había traído, forzando el candado con mucha fuerza hasta romperlo; el sonido de la rotura sobresaltó a la chica en su cama, pero el sueño y el cansancio volvió apoderarse de ella lentamente hasta dormirla. Terminó de abrir la ventana y entró despacio, sacó un frasco extraño de su mochila y lo echó el contenido en una pequeña toalla, despertó a la chica y antes de que está dijera algo le tapó la boca con la toalla asiendo que ella cayera en un profundo sueño por aquel olor fuerte en sus fosas nasales.




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