Alice

Capítulo 4

La vi de pie con ese mismo cabello castaño que se movía en el aire aquel día ahora sostenido por encima de su cabeza en una coleta, con los ojos café tan oscuros que apenas podía notar su verdadero color, llenos de pánico, que me miraban como si fuera un fantasma y no la culpaba yo tampoco la miraba de la manera más amistosa posible, cuando la vi parada junto a esa puerta lo que paso por mi mente casi de inmediato fue que era una ilusión, una visión o algo así incluso me pregunte si había perdido unos cuantos tornillos sobre todo, debido al hecho de que me sorprendía de manera inmensa que estuviera allí en mi escuela, había 5 preparatorias más en la zona, la probabilidad de que coincidiéramos en una era de menos del 20% pero sin embargo allí estaba.

Me aclare la garganta, tosiendo un poco preparado para hablar pues parecía que ella había quedado helada, inmóvil, con los ojos fijos en mí, la mente viajando rumbo a marte y una cara que fácilmente pudo haber sido la inspiración de Edvard Munch para pintar el grito.

-Eres tú...- dije sin siquiera darme cuenta de lo ronca y asombrada que había salido mi voz hasta que me escuché a mí mismo.

-No sé de qué hablas- tajó con la voz cortada y temblando, parecía que no me hablaba a mi si no a si misma, sus manos se encontraron y empezaron a moverse con nerviosismo.

-Claro que si...- me acerque un poco, cautelosamente moviendo las bancas que me obstruían el espacio para llegar a ella, espere que retrocediera, pero se mantuvo inmóvil bajo la columna de la puerta, la luz que entraba desde la ventana hacía que su sombra se viera alargada rumbo al pasillo y que sus facciones se vieran completamente claras, si íbamos en la misma escuela seguramente ese sería su primer año pues a riesgo de sonar superficial, cosa que no quiero, era difícil de pasar desapercibida. – Si no supieras no me verías de esa forma. - le dije con la voz suave, se veía muy alarmada y no deseaba alarmarla más. Di otro paso, ya estaba a solo dos filas de bancas de distancia.

-No te estoy mirando de ninguna forma...- dijo bajando la vista para mirar sus manos como si estuviera apenada. Ni que fuera un príncipe, no había razón para tener esa reacción al menos de que yo no la viera.

-¿Por qué estas tan nerviosa, Alice?- le pregunte crédulo, no me percate de inmediato que había mencionado su nombre hasta que volvió a verme con los ojos más abiertos y esta vez con una paranoia evidente en ellos.

-No digas ese nombre -dijo como si hubiera nombrado a Voldemort y no a ella, se me hizo algo un poco exagerado pero la forma en que me miro con tanto miedo me hizo pensar que incluso le pude haber hecho algo malo, nunca en mi vida me habían mirado así, pero me identifique con el horror en su mirada que me recordó a ese día hace ya varios años, cuando fuimos de vacaciones a la casa de la playa que teníamos antes, sin poder controlarlo mi cerebro recordó el grito lejano que escuche en la casa sola o que creía estaba sola cuando me estaba bañando en el segundo pisó, pero solo tenía 12 años, no lo entendí en ese tiempo, por un momento me quede mirando a la nada con la amenaza de un nudo en la garganta que me dolía como si desde adentro los músculos de mi cuello fueran tallados con ácido, el sonido del agua cuando me sumergí en esta me hizo tensar la mandíbula recordando la desesperación que sentí en aquel momento... cerré los ojos con fuerza y me trate de concentrar en mi respiración, en exhalar e inhalar, no quería pensar en ello siempre terminaba teniendo un ataque de ansiedad, no podía con eso, no podía.

Así que sin saber de dónde saqué la fuerza para volver a la realidad borré el recuerdo y me volví a enfocar en el instante que estaba viviendo en ese justo momento.

-Es tu nombre ¿Cierto? – dije de nuevo atento a lo que estaba pasando dejando atrás ese lapsus y dejándome llevar por una gran curiosidad, no entendía porque ella estaba así. ¿Me tenía miedo? Y si era así ¿Por qué?

-Si lo es, pero no lo digas...- por primera vez su rostro no reflejaba miedo ni temor, más bien algo de culpa y quizás hasta enojo al igual que su postura ahora firme; había pensado ya en algún momento en cómo sería encontrarme con ella, en que le preguntaría si estaba bien, nunca me imaginé que reaccionaría así solo deseaba saber que había pasado, debí tal vez tener un poco de miedo por sus palabras pero por alguna razón su actitud me provoco un efecto causa/consecuencia que me lleno de una sensación de adrenalina, no entendía porque tenía esa reacción pero me hizo querer averiguarlo.- Por favor, olvida que me viste, olvida que sabes mi nombre... Tú deberías estar...- trago saliva como si las palabras se le hubieran hecho nudo y no pudiera expulsarlas, así que lo hice yo por ella.

-Muerto, lo sé... - suspire con pesadez, decirlo en voz alta era más fuerte de lo que pensé - pero no soy un fantasma y no es que te vaya a hacer daño, tranquila.

-No entiendes, olvida que estuve aquí, si me vuelves a ver finge que no existo, no estás muerto déjalo así...- dijo antes de darse la vuelta con desesperación y salir corriendo del salón como si alguien le hubiera dicho que yo tenía una bomba amarrada al torso y en cualquier momento podría explotar ¿Qué le pasaba? ¿La loca era ella y no yo? O ¿Lo era yo? porque su advertencia me entro por un oído y me salió por el otro ya que solo tenía ganas de ir tras de ella y preguntarle que le pasaba aún con la advertencia estuve a punto de hacerlo, me encamine a la puerta dejando tras de mi un desastre épico las bancas estaban desacomodadas y algunas habían caído al suelo creando una armoniosa melodía rompe tímpanos, al llegar a la entrada varios alumnos quisieron entrar al salón y se me quedaron viendo con reproche algunos hasta me dijeron algunas groserías, lo sé había dejado las filas hechas un desastre y en cualquier otro momento me habría dado la vuelta para acomodarlas pero en ese momento quería ir tras ella.



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En el texto hay: asesinatos, misterio, romance

Editado: 18.03.2019

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