Ally se sintió sumamente culpable por permitir que alguien ingrese a su corazón, muchos reproches venían a ella cada noche, sin embargo fue una nueva experiencia que jamás había vivido, así continuo rechazando inmediatamente a cualquier chico que demuestre algún tipo de interés en ella, tomar distancia era su escudo protector y percibió que era lo mejor para que no le vuelvan a romper el corazón.
No obstante esto solo sería una etapa en su vida, Ally pasaba largas tardes navegando en internet, aburrida y abrumada por la vida familiar por las constantes peleas de sus padres las discusiones eran extremadamente largas como para seguir aguantando así que solo se encerraba en su habitación a pasar tiempo jugando en el ciber espacio, recibía muchas solicitudes de mensajes pero ignoraba a todos de manera automática.
Hasta que Henry llego a su vida, fue pura casualidad, recibió una solicitud de una persona con la que había estado jugando en un reto online, a primera impresión le pareció muy gracioso entonces decidió darle una oportunidad para poder conocerlo más a fondo, todas las tardes en un horario especifico se conectaban para hablar, esto se volvió algo habitual en ellos esos eran sus momentos felices en donde reían y nada más le importaba, ni las peleas ni los enfrentamientos familiares, muchas veces hablaban largas horas por el teléfono otras se veían por web cam, Ally se estresaba de solo pensar en verse bien o buscar una ropa bonita que ponerse para cuando él la vea.
Los lazos entre ambos eran muy fuertes, allí no había un gramo de malas intenciones, solo eran dos jóvenes e inocentes personas con ganas de conocerse, la idea de verse frente a frente aumentaba cada vez más y el solo pensar que finalmente lo conocería causaba revuelos en el estómago de ella.