Alma Gemela

Capítulo 6

 

— ¿Ha reaccionado a más fotos tuyas? ¿Te escribió un mensaje? ¿Te dejó algo en el muro? — me pregunta—. Déjame decirte que te vez bellísima en una foto que subiste. Ésa que te saqué cuando fuimos a la playa. Aun suspiro por lo del sueño— cierra sus ojos y suspira con cariño, se toma de las manos y se balancea.

—No. Sólo le dio me encanta a mi foto de perfil. Esperé que me escribiera, pero no lo hizo. Y como no soy tan valiente, yo no escribí tampoco. Pero tranquila, como buena amiga tuya, aprendí a ser una muy buena investigadora.

— ¡Esa es mi amiga! — me felicita—. ¿Qué encontraste?

Paola espera que le conteste, y yo, para hacerme la interesante, espero unos segundos de suspenso, cosa que hace que ella se empiece a morder las uñas.

—Tiene muchas fotos en traje— comento, mientras empiezo a acomodar la ropa limpia—. Y en unos espacios muy lindos, yo creo que alguno debe de ser la universidad, ya que una chica le dejó un mensaje en su muro que decía algo como que le desea suerte en su tesis, así que debe faltarle poco para graduarse. Su padre es dueño de una empresa, o algo así. Ni idea en serio. Creo que es dueño de varias sucursales, son varios negocios por lo que vi — le termino de contar.

— ¿Y su amigo?

—También lo encontré. Él tiene un montón de fotos con él— le digo. Ya se ve la diferencia; empecé teniendo una montaña de ropa limpia, y ahora ya puedo visualizar el edredón de mi cama.

—Su nombre, querida, su nombre— insiste Paola.

—Thomas Martínez. Con h intercalada. ¿Por qué? ¿Lo buscarás?

— ¡A los dos, mujer! No pienso dejarte sola en esto. 

— ¿Y eso implica que debes de ser una acosadora?

—No es ser acosadora. El término es informadora.

—Que se traduce a ser una chismosa.

— ¡No es ser chismosa! — objeta ella.

Me río muy fuerte. Sí, me tocará llamar a la Real Academia Española para decirle que la definición de ser chismosa ha cambiado. Ah, y de que no es ser chismosa, si no informadora.

—Lo que tú digas, corazón — termino de acomodar lo que resta de la ropa, cierro el pequeño armario, y me acomodo en mi cama. Paola se mueve dejándome un espacio libre, así que ahora las dos estamos de frente al armario marrón.

— ¿Qué hora es?

—Casi las dos de la tarde.

— ¿A qué hora es el concierto? —pregunta, ahora dirigiendo su atención hacia mí.

—Cinco de la tarde— le contesto.

— ¡Me empezaré a arreglar desde ya! — exclama ella, se pone de pie y sale casi corriendo de la habitación.

Suspiro.

Las cosas se están poniendo turbias. Pero es que él es turbio. Cuando soñaba con él, me dejaba toda inquieta, ansiosa. Ansiosa de querer más que esos sueños cortos. Y ahora qué sé que es real... Solamente hace que pierda mis estribos. Es decir: me gusta la calma. Y él sólo es explosión.

Mi cuerpo se siente atraído de una forma totalmente diferente a cualquier evento similar. Es alguien que conozco... O que conocí.

Niego con mi cabeza. Estoy pensando muchas ridiculeces. Tengo que parar.

Sólo un poco más.

Busco desesperada mi Laptop, cuándo la encuentro (debajo de mi cama, ni idea de cómo llegaría hasta allí. Porque sola no llegó) la enciendo, espero los minutos correspondientes, al ver mi fondo de pantalla, una foto de mi familia en la única vez que estuvimos todos reunidos, me emociono. Le doy click al enlace de Google, y al ver el buscador, presiono las teclas formando una palabra.

“Facebook"

Al entrar, presiono mi correo con la contraseña y le doy aceptar. Pensándolo bien, debí de haber entrado por mi celular, era más rápido y mucho menos el procedimiento. Siempre olvidándome de cosas tan sencillas como esas.

Al cargar la página veo que tengo 12 notificaciones, 3 mensajes, y dos solicitudes de amistad. Eso, que bueno, nunca he sido más buscada en mi vida, me siento como toda una celebridad.

Decido ver los mensajes.

Paola Correa: ha enviado una foto.

Apuesto mi vida a que son memes. Ella no puede vivir sin estar enviándome memes.

Gabriel Montes: Tenemos que hablar. Yo quiero salvar....

Qué se pudra en su asquerosa camioneta. Y que se pudra con su profesora de Estadísticas.

Christian McAdams: ¿Hola? ¿Camila? Soy Christian, aunque eso....

¡¿Qué?!

Le doy a abrir a ese. No pasan ni dos segundos desde que leí eso cuando ya estoy abriendo ese mensaje.

Christian McAdams:
¿Hola, Camila? Soy Christian, aunque puedes leerlo en el inicio. Lo lamento, me pongo nervioso así sea por una pantalla. Solo si tú quieres, me gustaría hablar contigo. Me estoy arriesgando a que no sepas quién soy, o tal vez sí, pero tengo muchas cosas de las que discutir contigo. Contesta cuando puedas, o creas necesario. Pero me gustaría pedirte un pequeño favor: déjame hablar, aunque sea por este medio. Entenderé que sientas miedo e incertidumbre, pero esperaré hasta que estés lista. Esperaré la respuesta con ansias.

Oh mi dios. ¡Me escribió! Cálmate, Camila, debes de calmarte. Respira, respira, respira.

Le respondo rápidamente, aunque el botón está de color gris.

Camila Anderson:
Hola, Christian. Creo saber quién eres, espero que a ti te suceda lo mismo que a mí. Yo me entiendo. Me parece excelente hablar contigo, los dos tenemos cosas de las que discutir.

Me estoy tomando mucho riesgo con lo que quiero preguntar, pero, como dice el dicho, el que no arriesga no gana, y ¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿Qué no fue él? He pasado vergüenzas más duras que preguntarle eso. Tecleo antes de arrepentirme.



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En el texto hay: amor, espiritual, sucesos misteriosos

Editado: 11.06.2021

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