Almas: Animarum

La montaña Helada

Durante lo que me pareció una eternidad camine de un lado a otro en la pequeña sala, los cazadores y yo esperábamos a que su capitán regresara, cuando finalmente lo hiso, estaba sólo. Negando en mi dirección me confirma que no lo ha alcanzado.

_ Tenemos una misión de rescate. –Informa- Es prioridad encontrar al joven y traerlo cuanto antes.

_ Aristócratas y sus egos, -Murmura uno de ellos- Vienen aquí y creen poder dominar la montaña.

_ Sugiero que guardes tus palabras. –Le ordena para luego dirigirse a todo ellos- Eso va para todos.

Con un saludo marcial se retiran y así alistarse para la búsqueda.

_ Deberíamos ir también. –Sugiero- A veces soy capaz de saber dónde están los elegidos, tal vez pueda…

_ Ahí fuera es demasiado peligroso. –Intenta aplacarme- Permite que hagamos nuestro trabajo.

_ Gallen no suele obedecer a nadie y Zero está muy inquieto. –Sonrió con una disculpa- De verdad sería más fácil si lo aceptas y nos acompañas, porque debes saber que lo harán de todos modos.

Suspirando con frustración mientras pasa las manos por su cabello, finalmente asiente.

 

 

Zero

 

 

Sus ojos se abren con sorpresa, el cambio de Rein a mi es muy brusco. Soy el más alto, de hombros anchos aunque no demasiado, físicamente soy el más fuerte y mi cabello lo suficientemente largo para cubrirme las orejas es de color casi blanco, todo en mí es como un libro listo para ser escrito. Lo contemplo un momento, me supera en altura y se nota que trabaja con fuerza física, su cabello negro media noche a estilo militar pero un poco largo.

_ Zero. –Me presento con una inclinación- Comprenderás que Rein no está hecho para algo como esto y Gallen es impredecible.

_ Tendré que confiar en tu palabra. –Murmura torpemente luciendo en shock-

_ ¿Qué es lo que necesitas para poder salir? –Lo insto a reaccionar-

Como si hiciera esto todo el tiempo, toma dos bolsos, carga el primero con ropas y algunas mantas, el segundo contiene algo de comida he instrumentos de caza, unas navajas, piedras para encender un fuego entre otras cosas. Colocándose uno al hombro me entrega el otro con un gesto indicando que está listo.

Sobre su uniforme lleva una gruesa capa de lana, yo simplemente visto las ropas que utilice en Zone sin que me afecte el cambio de temperatura. La noche nos alcanza demasiado rápido y agradezco la ausencia de vientos o tormentas, eso mantiene las huellas a la vista pero también le da una oportunidad a Hikary de sobrevivir al frio. Cuando War nos oculta entre los arbustos comprendo que el frio no es lo peor en las montañas. Dos grandes lobos Wargo olfatean el aire peligrosamente cerca, por el rabillo veo como los ojos del capitán brillan suavemente, inadvertidamente me sujeta con fuerza del brazo al tiempo que una de las criaturas asoma el hocico entre las hojas, este se acerca mostrándole los dientes entre gruñidos, por un momento pensé que atacaría pero simplemente se alejó desinteresado.

_ No estaban de casería. –Habla bajo aun viendo a los animales- sintieron curiosidad al percibir nuestros olores.

Asiento sin decir nada, él es de esta tierra, sabría mejor que nadie como hacerle frente a lo que nos espera. Caminamos en silencio por un rato mientras todos en mi mente insisten en que le haga preguntas, finalmente cansado de escucharlos intento aprender sobre él.

_ ¿Por qué estabas tú en la fiesta en lugar del capitán? –Da un ligero respingo y Gallen murmura con reproche (Eres tan silencioso que nos olvidó)-

_ Perdí una apuesta. –Responde una vez se recuperó de la sorpresa-

_ ¿De verdad están malo para ustedes ir a cualquiera de los reinos? –Inquiero curioso-

_ Es más una molestia. –Responde en un murmullo, la caminata se torna de a poco accidentada, la nieve ahora casi nos llega a las rodillas- Podríamos estar aquí siendo de utilidad, pero en cambio se nos obliga a asistir a reuniones, fiestas y encuentros con aristócratas que creen saber más de nuestra tierra sin conocerla que nosotros habiendo nacido en ella.

_ Entiendo lo que dices. -Mi voz se escucha entre cortada, comienzo a agitarme-

_ Me sorprendió que recordara la fiesta… -Alega, volteando a verme agrega- o recordaran, no sé cómo referirme a ustedes.

_ Hablas de Rein. –Respondo pensativo- puedes referirte a nosotros cuando hables de todos, y me habría sorprendido más que no te recordara.

_ ¿Cómo es que todos saben lo que le sucede a uno? –Inquiere con semblante curioso-

_ Hablamos entre nosotros, aquí. –Me señalo la cabeza- además a veces podemos ver o sentir lo que sucede con el que está a cargo.

_ Que ahora serias tú. –Afirma y yo asiento-

_ No sabíamos tu nombre, por lo que cuando hablábamos de ti te llamamos “el que porta una luna y estrella” –Agrego destacando el apodo- Fuiste la única persona con quien Rein se sintió seguro, al menos hasta conocer a Ceylán.



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En el texto hay: hxh haren

Editado: 08.04.2020

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