Almas antiguas

Capítulo 4: Bailando en las sombras

 

El día de regresar a la clase de Sam mi cabeza no dejaba de dar vueltas pensando cómo debería actuar, tal vez debería ignorar nuestro anterior encuentro, hacer como si nada de todo eso hubiese sucedido, como si pudiese pensar en otra cosa que no sea en él. O tal vez eso le haría creer que para mí nuestro breve encuentro no fue tan importante y dejaría pasar la remota idea de poder estar juntos. Ahora solo puedo pensar que si tan solo hubiese estado menos distraída en aquel entonces los acontecimientos que siguieron a ese día habrían tomado otro rumbo y aún conservaría mi vida normal, pero ¿Cómo puedes lamentar esa pérdida cuándo te enfrentas a lo imposible? ¿cómo puedes volver el tiempo atrás y olvidar una verdad más grande que tu propia existencia?

El día anterior estuvimos hablando con Alex y Lola suficiente sobre el asunto como para sentirme apabullada, para mi suerte antes de la clase nos encontramos con un grupo mayor de compañeros esperando a que comience y la conversación había tomado otro rumbo. Tampoco es como si hubiese tenido noticias de él, como era de esperarse, porque nunca se me ocurrió pedirle su número, cosa que sería lo primero que cualquier otra persona haría, pero yo, que me encontraba en las nubes a su alrededor no sentí que aquello fuera necesario.

El resto comenzó a ingresar poco a poco y así lo hicimos nosotros. Sam estaba parado frente a la clase, al observarlo organizando los trabajos que todos le acercaban a medida que llegaban me sentí una tonta, por supuesto que todas las alumnas estarían fantaseando con él, ¿cómo era tan ingenua para creer que tendría una verdadera oportunidad? Recordé la sugerencia de Lola y la charlas del día anterior cuando se divirtieron ideando las formas más estúpidas de darle mi número y como nos reímos toda la tarde de sus ocurrencias. Tomé el trabajo de mi bolso y me acerqué a él.

— Emma, me alegro de verte, quiero creer que tuviste tiempo suficiente para entregar el mejor de los trabajos ¿no? — me dijo sonriéndome con una mirada cómplice. Me pregunté si verme le recordaría el beso que le di en la mejilla tanto como a mí.

— Por supuesto, y debo agradecerle que el trabajo no esté completamente mojado— sonreí desviando su mirada antes de volver a mi lugar.

Durante toda la clase lamenté que solo se fuera a quedar unos meses, aunque tal vez sería lo mejor para mi salud mental.

— Hey— Lola me sacó de mis pensamientos golpeándome con el brazo. — ¿Qué dijo después de "vestibular y sublingual”? — preguntó sin despegar la vista de su cuaderno.

— Perdón, no estaba muy atenta, deberías preguntarle a Alex— admití sintiendo un poco de vergüenza.

— ¿Preguntarle a Alex? Wow, creí que este día jamás llegaría.

— Emma está muy ocupada mirando a Dagger como si fuese comestible— dijo Alex asomándose desde su lugar detrás de Lola.

— ¡No es cierto! sólo estaba pensando en los materiales que necesito para la clase de mañana— me defendí.

— Claro, unas esposas para atarlo al escritorio— contestó Lola y comenzaron a reír. Agradecí que estemos sentados al fondo de la clase.

— Recuérdenme al salir de aquí no hablarles nunca más.

— Nos amas, no puedes evitarlo, pero si sigues mirando así a Dagger voy a ponerme celosa— contestó Lola jugando.

— Sabes que eres mi favorita.

— Odio decir esto pero ¡Dejen de desviar mi atención! — agregó Alex agarrando su cabeza dramáticamente.

— ¿y desde cuando nosotras somos la mala influencia? — le respondí riendo, sin quitarle mis ojos de encima a Sam, cuya mirada se encontró con la mía y casi creí que me regaló una pequeña sonrisa.

Logré concentrarme lo suficiente durante la clase, aunque por momentos recordaba detalles de nuestro encuentro anterior. Al salir miré hacia atrás deseando que el tiempo pase rápido y llegue la clase siguiente para volver a verlo.

— ¿Qué van a ponerse para la fiesta de esta noche? ¡deberíamos realizar una salida de comprar de emergencia! Definitivamente este año no puedes usar color rojo Alex— exclamó Lola sorprendiéndonos.

— ¿Es esta noche? Lo olvidé por completo, no entiendo por qué este año lo hacen un jueves— dije mirando el calendario en mi celular.

— Comenzó la crisis del "no tengo qué ponerme" señores, mejor nos vamos— agregó Alex riendo con Chuck y Tom.

— Por favor, no somos tan básicas, algo vamos a encontrar.

— ¿Perdón? ¡Deberíamos ir todos de compras! — dijo agarrando su celular para organizar la salida.— ¡Y podríamos ir a la nueva cafetería de la que todos hablan! Me muero por ir, ¿cómo se llamaba? ¿Gardenland? — preguntó mirándome

— Gardenplace, siempre lo olvidas, y no iremos, tienes suficientes vestidos para repartir a todo el edificio, si salimos de compras juntas voy a terminar desmayada antes de poder ponerme los zapatos para asistir a la fiesta— le contesté riendo.




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